INNOVACIÓN

El físico bogotano que exporta a China máquinas de hologramas

Este doctor en física no solo se atrevió a crear empresa, también se aventuró a exportar máquinas sofisticadas a China, la llamada 'fábrica' del mundo. Esta es su historia.

5 de junio de 2019
Ricardo Amézquita Cofundador de CI Hologramas. Este físico quiere abrir oficina propia en China para seguir creciendo. | Foto: Guillermo Torres

La historia del físico colombiano Ricardo Amézquita parece contraintuitiva. Casi contradictoria.

Este joven emprendedor tiene un doctorado en ciencias físicas de la Universidad Nacional y a la vez se destaca en el país como el empresario que diseñó y creó una sofisticada máquina única en el complejo mundo de la fabricación de hologramas.

Como si tal aventura no fuera suficiente, cuando su compañía apenas empezaba a germinar en un ambiente difícil, casi hostil, tomó buena parte de las utilidades de su naciente compañía y viajó a una de las ciudades industriales más importantes del planeta; Shenzhen (China), donde inversionistas de ese país le compraron su primera máquina. Todo un hit.

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Por estos días Amézquita anda de trasteo, pues su empresa, CI Hologramas, se quedó sin espacio en un par de casas del barrio Modelia y en junio estrenará sede de unos mil metros cuadrados en la Zona Franca de Bogotá. Dinero habló con él sobre sus travesías.

No sobra decir en esta parte de la historia que el holograma es una técnica avanzada de fotografía que consiste en crear imágenes tridimensionales basada en el empleo de la luz.

Foto: Los hologramas de Ricardo Amézquita y su equipo son únicos en el mundo.

Los hologramas se utilizan en empaques de medicamentos, licores, cosméticos, boletas de espectáculos y hasta en las camisetas de la Selección Colombia de fútbol. Sin embargo, los mayores consumidores de hologramas son los propios gobiernos, pues se usan en pasaportes, etiquetas de impuestos, pases, seguros y cédulas, entre otros.

Una de las innovaciones de Amézquita es que sus máquinas no usan un láser sino una tecnología basada en técnicas de micro y nanolitografía óptica digital. “Esta inovación es más costosa, pero a la vez más segura y de mejor resolución”, explica el físico bogotano.

Pero su camino, como el de muchos empresarios en Colombia, no ha sido fácil. Cuando empezó a fabricar hologramas en marzo de 1998, Dupont no le quiso vender un insumo clave para el procesamiento de este tipo de tecnología, pues la multinacional estadounidense temía que estos hologramas terminarían en dólares falsos o en cualquier otro hecho delictivo. Amézquita y su esposa y socia en la empresa, la administradora de empresas Ana María Niño, superaron con creatividad estas barreras y ya para el año 2000 estaban fabricando sus primeras etiquetas con hologramas, vale la pena decir que con otra técnica que no dependía de Dupont.

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A los físicos no les enseñan en la universidad a emprender pero sí a persistir y a encontrar soluciones, incluso a los temas más complejos. Así fue como esta empresa obtuvo en 2004 el premio Innova (categoría microempresa), en ese entonces organizado por el Ministerio de Comercio para destacar a las compañías más innovadoras.

En 2009, Amézquita compra una máquina inglesa para la imopresión de hologramas. "Lo curioso es que cuando la trajimos me di cuenta de que era algo que podía haber hecho yo, incluso mejor”, cuenta este empresario.

Por ese entonces, Amézquita venía trabajando en la creación de una máquina que fuera capaz de hacer hologramas con un ‘sello’ y estilo propio. “Lo urgente no dejaba tiempo para lo importante”, comenta frente a su lento proceso de creación.

Sin embargo, en 2012 pasó algo que cambió la vida de esta pareja de empresarios. El sistema con el cual estaban trabajando dejó de funcionar y para no quedar mal con los pedidos, Amézquita se vio obligado a terminar la máquina.

En pocas semanas tenía casi listo su prototipo. “Nuestro actual agente de ventas, de origen inglés, se mostró interesado en nuestro desarrollo, tanto que nos contactó con un par de inversionistas chinos con los que él trabajaba”, explica Amézquita.

Al cabo de unas pocas semanas, cerró su primera venta internacional, una máquina Firefly. Este dispositivo es capaz de producir hologramas difractivos, además de simular un efecto de repujado en los productos que fabrica; eso es único en el mundo.

Se trata de piezas que incluyen componentes ópticos muy sensibles y que deben estar aislados de cualquier partícula de polvo o suciedad.

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El empresario explicó que estas máquinas no se pueden abrir en cualquier sitio y deben ser embaladas y con mucha protección para evitar daños. “Si ocurre algo, cómo le respondo yo a un cliente en el extranjero si nos tardamos unos 6 meses en cada máquina”, explica el físico empresario.

“Es por ello que tuvimos que explicarle a la Policía Antinarcóticos la necesidad de realizar las inspecciones en nuestra empresa. Una vez ellos entendieron, nos colaboraron. El problema es que, cuando los cambian, hay que iniciar el proceso de sensibilización con el nuevo oficial encargado”, dijo Amézquita, quien agrega que en algún momento tuvieron que acudir a un derecho de petición y a otros trámites engorrosos para lograr exportar.

Ni hablar de los procesos logísticos, porque son muy folclóricos, pues las compañías no están familiarizadas con este tipo de bienes delicados.

En la empresa trabajan 25 personas, hay 5 físicos, 2 de ellos tienen doctorado en física, un ingeniero mecatrónico, un ingeniero mecánico (padre de Ricardo) y dos ingenieros electrónicos. Pocas empresas en el país se dan el lujo de tener una plantilla de ese nivel.

"Todo el equipo, mi esposa y familia, así como profesionales como Oscar Rincón, quien también es físico con maestría, han sido fundamentales en los desarrollos y logros", dijo.

Entre sus planes está constituir una sociedad en China para vender de manera directa sus productos en ese país, incluyendo el soporte técnico. Un físico ejemplo.