EMPRESAS
Equión: Una ‘carita feliz’ en un momento crudo
María Victoria Riaño, presidenta de Equión, filial de Ecopetrol, pese a la coyuntura como consecuencia de la crisis petrolera, ha logrado capotear con tranquilidad que hoy el precio del barril WTI ronde los US$40 ¿Cuál es su curiosa estrategia?
“Cuando todo se nubla, hay que saber esperar”, es una de las frases favoritas de María Victoria Riaño, presidenta de Equión, más ahora cuando pese a la coyuntura como consecuencia de la crisis petrolera, esta filial de Ecopetrol ha logrado capotear con tranquilidad que hoy el precio del barril WTI ronde los US$40.
¿Y cómo lo hace? A punta de caritas felices. Puede sonar absurdo, pero así es. En cualquier evento aprovecha para sacar y una carita feliz que identifica que para su organización primero están las personas. Gracias a una cultura empresarial que promueve la felicidad y que ve al empleado como individuo antes que como trabajador, esta compañía ve la crisis como una oportunidad para fortalecer su negocio.
“Ahora tenemos opciones que van más focalizadas a yacimientos más cortos…un portafolio de cartas que surgen dependiendo si sube o no el precio del petróleo. Queremos lo que hacemos y eso genera una gran inspiración”, comentó la ejecutiva en un encuentro empresarial organizado por Comunidad F, un grupo de organizaciones comprometidas con la felicidad de sus equipos de trabajo, promovido por la compañía Inspyra.
De hecho, Equión ha tenido resultados positivos frente a lo que se observa en el común de operadores: la producción actual alcanza los 54.000 barriles de petróleo diarios, un Ebitda (utilidad operacional antes de impuestos, depreciaciones, amortizaciones e intereses financieros) de US$141 millones, capex de US$18 millones y un flujo de caja de US$94 millones.
El ‘salto’ en el precio del barril de crudo ha hecho mella en la industria: de cotizarse cerca de los US$100 hace varios meses, bajó a US$60 millones y hoy se transa en cerca de US$40 la referencia WTI.
Y este no solo es el resultado de una gestión empresarial sino de un ingrediente que muchas veces se olvida en las grandes corporaciones: que la gente sea feliz.
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“El gran logro ha sido trabajar desde antes y se trataba de reconocer que podíamos hacer mejor las cosas. En ese proceso de mejoramiento continuo, cuando bajan los precios del crudo, la empresa ya estaba empoderada en este tipo de situaciones, seguimos sacando opciones más rentables y generando cambios con gente muy inspirada”, afirma.
Por ejemplo, la firma opera en yacimientos ya focalizados, con opciones en uno u otro, dependiendo del comportamiento en los precios. ”La manera como trabajamos genera una cantidad de ideas”, afirma.
Dentro de los valores promovidos por la compañía, cuyos resultados dan muestra del buen ambiente organizacional se cuenta la priorización de la vida por encima de todo, la valoración genuina de las personas, escuchar con humildad, generosidad y respeto al otro, la promoción del autocuidado y el hecho de disfrutar lo que se hace.
Allá no se habla de empleados, sino de una familia de 319 miembros, quienes a pesar de los embates de la crisis petrolera y de que algunos de sus compañeros han salido de la organización, saben que cuentan con el activo más valioso: el ser humano.
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