ALIMENTOS
El colombiano que es uno de los mayores proveedores de alimentos congelados de Japón
Esta es la historia del colombiano que hoy es uno de los mayores proveedores de alimentos congelados de Japón.
En 1992, luego de graduarse de economista en la Universidad de los Andes, a Eduardo Cárdenas se le presentó la posibilidad de realizar una pasantía en una empresa de importaciones en Japón. La aceptó y le fue tan bien, que le ofrecieron quedarse.
Una vez en la compañía, vio que existía la oportunidad de importar desde Colombia productos distintos al café, en especial alimentos. Como ese no era el negocio principal de sus empleadores japoneses, Cárdenas les propuso asociarse y crear una nueva empresa para importar alimentos desde América Latina. Ellos aceptaron participar con el 20% y así en 1994 nació ASC Co., una firma que hoy cumple 25 años y sigue con la misma propiedad accionaria.
Inicialmente, ACS les apuntaba a los consumidores latinoamericanos que viven en Japón e importaban comida, artesanías y música. Aunque Cárdenas quería trabajar con productos colombianos, no encontró alimentos nacionales que cumplieran las exigencias del mercado japonés y empezó a buscar proveedores en otros países. Así fue creciendo su oferta con productos de Ecuador, Chile y Perú, entre otros. En 2001 montó una oficina en Perú, donde existe una agroindustria más desarrollada y tuvo una idea que transformó su negocio. En el vecino país ya existían las exportaciones de fruta congelada (no pulpas, sino fruta entera o en cubos) y comenzó un carrera de posicionamiento en los supermercados japoneses, en donde el mango peruano tiene hoy 60% del mercado, pese a que la fruta se produce en países como India y Tailandia.
Con sus marcas Tropical Maria (frutas) y Veggie Maria (vegetales) se fue posicionado en supermercados y en el canal institucional de Japón, Corea, Singapur y China.
Paralelamente, en 1997 Cárdenas recibió una propuesta de Procolombia (Proexport en esa época) para que, aprovechando sus contactos comerciales en Asia, escuchara a dos hermanas colombianas que habían patentado una tecnología para preservar flores.
A Cárdenas le gustó la idea y así comenzó otra empresa, Florever, en asocio con las dos hermanas para exportar ese tipo de flores a Japón. En 10 años las flores preservadas pasaron de ser desconocidas en el país del sol naciente a convertirse en una moda.
El negocio de las flores preservadas avanzó bien y abrieron operaciones en España (donde producen variedades de musgo preservado) y en Ecuador. Se convirtió en el grupo Innovaflora, que hoy tiene 40.000 metros cuadrados de cultivos e invernaderos y es el mayor productor del mundo de flores y plantas preservadas. Emplea a 800 personas en los países en donde trabaja (en Colombia está en Tocancipá, un municipio al norte de Bogotá) y exporta a 50 mercados.
Las duras y las maduras
Cuando Cárdenas comenzó con las flores preservadas abrió mercado en Japón y logró una alta participación. Pero en 2008 la crisis financiera global afectó la capacidad de compra de sus clientes y redujo las ventas, al tiempo que entraron otros competidores que vendían más barato.
A esta coyuntura se sumó una aún más grave: en 2011 ocurrió el mayor terremoto en la historia de Japón, acompañado de un violento tsunami. El movimiento telúrico destrozó una de sus bodegas y Cárdenas no tenía cómo cumplirles a sus clientes. Además, las pérdidas en vidas y los daños materiales hacían que no fuera bien visto celebrar o decorar con flores.
En 24.000 puntos de venta de Japón están los alimentos congelados que Cárdenas lleva seleccionando e importando durante 25 años. Las flores preservadas son su otro negocio.
No obstante, en ese momento Cárdenas experimentó el talante de los empresarios japoneses. La lógica indicaría que uno de sus competidores en flores, que no fue afectado por el terremoto, aprovecharía la coyuntura para tomarle ventaja. Pero, por el contrario, le ofreció sus instalaciones para que se trasladara junto con sus empleados y sus familias y pudieran seguir operando.
Al final, el colombiano no aceptó la propuesta, pues se pudo recuperar más rápido de lo pensado y cumplir con sus compromisos. Así mismo, el terremoto le abrió una nueva oportunidad: las fallas en una central nuclear produjeron fugas radioactivas que sembraron un manto de duda sobre muchos productos agrícolas japoneses. Esto motivó la compra de frutas y verduras importadas, lo que disparó el negocio de ASC.
Cárdenas aclara que el consumo de congelados está en aumento en el mundo. Y no solo de comida preparada (que no es su negocio), sino en ingredientes como los que él comercializa, usados para comer directamente o como base de muchas recetas.
El regreso
Cárdenas vende productos de 16 países y está en 24.000 puntos de venta de Japón. Hasta hace tres años, el único alimento colombiano que había logrado vender de forma permanente había sido la papa criolla. Sin embargo, en 2016, cuando decidió volver a Colombia ya casado y con hijos, encontró un país diferente, más avanzado en material empresarial y en agroindustria. Esto lo animó a crear otra empresa para exportar aguacate. Se trata de Colfrost, firma que nació en mayo de este año en Rionegro (Antioquia).
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Esta firna compra el aguacate a 54 fincas productoras para luego procesarlo y dejarlo en cubos o tajadas que congelan para exportarlo. Así ya han llevado al Japón 180 toneladas.
Lo que comenzó como un sueño de un joven economista, se convirtió en un negocio de 396 referencias. Como los samuráis, Cárdenas aprendió a servir a los exigentes consumidores asiáticos, que a su vez han ayudado a generar empleos en varios países. El ingenio colombiano bien utilizado.