INDUSTRIA

El líder de la ropa blindada en Colombia pide proteger la industria local

Este industrial da la pelea por mantener los puestos de trabajo de su firma, exportar y reinventarse en medio de la pandemia. Le pide al Gobierno impulsar la industria por medio de las compras públicas.

9 de julio de 2020
Miguel Caballero fundador. En su planta de Cota, Caballero produce también elementos como tapabocas. | Foto: Juan Carlos Sierra

Miguel Caballero dice con orgullo que empezó su gran emprendimiento con US$10, siendo todavía estudiante de Administración en la Universidad de los Andes. Corría 1991 y su familia lo ayudó para crear una firma de diseño y elaboración de prendas blindadas. Los altos niveles de inseguridad del país en ese momento, cuando se libraba una dura campaña en contra del narcoterrorismo, hicieron que su compañía se volviera un éxito casi de inmediato.

De acuerdo con las cifras de la Cámara de Comercio, en la última década Miguel Caballero pasó de vender $7.600 millones a $40.600 millones, de los cuales ya $8.000 millones provienen de exportaciones.

La compañía tiene tres líneas: protección balística (prendas de vestir blindadas), protección para el motociclismo y su nueva línea de bioseguridad, que apareció en su portafolio de productos por cuenta de la pandemia.

La compañía cuenta con oficinas en Miami y Ciudad de México, tiene distribuidores en 17 países y ha exportado a 52 mercados.

“Nuestra misión es salvar vidas”, comentó y ratificó que no se puede quejar porque en la última década sus ingresos han venido creciendo a un ritmo de 30% y 40% anual.

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Entre sus logros destaca las patentes que ha alcanzado en Estados Unidos y en Colombia. “Realmente estamos haciendo productos de innovación. Para nosotros son muy importantes la calidad certificada internacional, el alto nivel de diseño de nuestros productos, los materiales mejorados a través de investigación en nanotecnología y todo ello para que termine en productos verdaderamente innovadores”, comentó el industrial.

La planta de producción de Caballero se encuentra ubicada en Cota y allí trabajan 235 personas. La empresa cuenta además con 200 trabajadores indirectos. La empresa tiene un programa para ofrecer oportunidades laborales a 102 extrabajadoras sexuales que ahora están vinculadas con la comercialización de sus productos.

Compra colombiano

Frente a la actual situación, Caballero planteó que el Gobierno debe revisar su política de comercio exterior, pues muchos mercados se han cerrado para los productos criollos. Las ventas externas se han caído debido a que en distintos países la reciprocidad en materia comercial prácticamente se ha perdido.

Por eso se mostró extrañado de que el Gobierno no haya establecido una directriz para priorizar en sus licitaciones a los productos elaborados en Colombia. En el caso de su sector, muchas licitaciones de defensa se siguen adjudicando a empresas del exterior o que importan elementos de seguridad, como chalecos antibalas.

“Muchos países han echado para atrás, de facto, los Tratados de Libre Comercio. La globalización ha recibido un duro golpe y el gobierno colombiano no ha tomado una decisión para que, por ejemplo, en las licitaciones de defensa se le dé prioridad al producto colombiano”, comentó. Caballero ya le envió una carta al Presidente de la República sobre esta situación.

“Tenemos que proteger el empleo local. Así como se pide en el retail ‘colombiano compra colombiano’, se debería pedir al Estado que compre colombiano”, comentó.

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La empresa no se ha detenido a pesar de la pandemia. El protocolo es estricto para la planta.

La pandemia

Por cuenta de la covid-19 en su compañía tuvieron que pensar en nuevas líneas de productos para recuperar el terreno perdido en el mercado externo. Caballero observó que había una oportunidad de negocio en los productos de bioseguridad como tapabocas y mascarillas.

“Entendimos que el proceso de producción de tapabocas es en su base igual al de cualquier prenda. Son importantes los diseños y los materiales”, explicó. Por eso se dedicaron a hacer diseños de tapabocas de alta calidad, del mismo tipo de los UN95 y KN95 que son los de más alta protección. Aprendieron a hacerlos y ya adquirieron maquinaria china para la elaboración y ahora están ofreciendo esta línea de producción con éxito.

“Hemos ido aprendiendo en el camino. Vimos que eran importantes los tapabocas, los visores, los tapetes, las cabinas, los alcoholes y los geles. Todo lo que se necesita para eso está en la planta y empezamos a mirar las cosas con ese foco”. Así empezaron a reinventarse.

Ahora se concentran en ofrecer estos productos al sector industrial, porque considera que el segmento de bioprotección al detal está saturado. “Estamos preocupados por cómo salvarle el trabajo a nuestros empleados”, dijo.

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Hasta el momento la estrategia ha sido exitosa pues, si bien tuvo que hacer un recorte de 12% en su planta, la mayoría de trabajos se mantienen. “Hemos seguido mostrando templanza y resiliencia y eso nos va a sacar adelante. Esta ha sido una batalla muy dura. Pero este es un país industrial, sector que debemos cuidar”, comentó.

La historia de Miguel Caballero es la de miles de industriales exitosos en Colombia. Ahora, en medio de la pandemia, su compañía muestra capacidad de reacción y busca la manera de resistir. Para el empresario, el Gobierno también debe cuidar a la manufactura, sector que va a apuntalar la recuperación en la era poscuarentena.