JULIANA SÁNCHEZ TRUJILLO
Reflexiones del Índice Departamental de Innovación
El índice Departamental de Innovación da una lectura del estado de competitividad del país. ¿Dónde están los mayores retos?
El día de ayer, el Departamento Nacional de Planeación publicó el índice Departamental de Innovación en Colombia. El objetivo de dicho estudio, es tener una medición que permita crear estrategias y contar con una asignación más precisa de los recursos, teniendo en cuenta que la innovación pública sin inversión, no tiene sentido. En otras palabras, el estudio busca evaluar las capacidades y condiciones para la innovación de los departamentos, identificar fortalezas y orientar decisiones de política pública en inversión en ciencia, tecnología e innovación.
Entre los resultados, se resaltan algunos datos como que entre el 2017 y 2018 solo el 20% de las empresas de manufactura del país está haciendo algún tipo de innovación y que este ha decrecido en comparación con el índice de años anteriores. Además, la colaboración entre empresas innovadoras y las universidades es del 14%. Esto demuestra la importancia y necesidad de crear esfuerzos articulados que posibiliten la innovación abierta y las redes y alianzas que promuevan la generación de valor para las partes.
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De los diferentes territorios, Bogotá y Antioquia se encuentran en un nivel alto; Santander, Atlántico, Risaralda, Valle, Caldas y Quindío en un nivel medio alto y San Andrés, Boyacá, Cauca y Norte de Santander en un nivel medio, y como novedad, departamentos como Amazonas, Guanía y Vichada, hacen su debut al ser incluídos en el índice por primera vez. Pero aún cuando cada vez son más las regiones que se suman al estudio, el trabajo por hacer aún es amplio, pues actualmente se tiene un promedio nacional de 30.42 puntos sobre 80.
Los resultados demuestran que existe una clara relación entre los índices de competitividad y los niveles de innovación de cada una de las regiones. Además es curioso que la capacidad de innovación también ha estado relacionada con la capacidad de atención y contención de la pandemia, con la diversificación de la economía, con entornos que promueven la disminución de la pobreza, y por supuesto con una mayor generación de ingresos.
El índice, plantea además análisis y recomendaciones para cada una de las regiones, dado que, según el nivel de maduración de la innovación, se requerirá aplicar estrategias diferenciadas. En general, se hace un llamado por continuar incentivando programas de innovación corporativa apalancados por recursos públicos; el aumento de la investigación y el desarrollo de la mano de las universidades; la generación de estrategias para disminución del desempleo (teniendo en cuenta que entre los países de la Ocde Colombia tiene el mayor número de desempleados), la generación de capacidades gerenciales y técnicas, y el desarrollo de capacidades STEM que soporten el desarrollo e implementación de nuevas tecnologías y de la investigación.
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Si bien se ha venido avanzando en estos temas, considero que lo más importante es cerrar la brecha entre las regiones, pues el Índice evidencia la desigualdad entre las principales ciudades del país y otras regiones comúnmente desatendidas. Solo cuando se acorte esta distancia es que el país logrará ser realmente competitivo, y esto solo será posible creando nuevas formas de hacer las cosas, atacando de frente a la corrupción, disminuyendo el desempleo y garantizando la seguridad para todos los ciudadanos.