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POLONIA

En Cracovia se mezclan la historia y la vida nocturna

Con multitudes de turistas y la atmósfera de una ciudad universitaria, Cracovia — una vez la capital de Polonia — se ha convertido en un centro de atracción en Europa.

30 de enero de 2012

El centro de todo es la ancestral plaza principal de la Ciudad Vieja, Stare Miasto, donde calles de adoquines están llenas de restaurantes, cafés y tiendas elegantes. la medianoche parece el mediodía, cuando muchos establecimientos se convierten en bares, tabernas y clubes nocturnos. El sonido de cantos emerge de sótanos llenos de fiesteros.
 
Cracovia, una ciudad de unos 800.000 habitantes en la ribera del río Vístula, en el sur de Polonia, atrae unos siete millones de turistas cada año. La ciudad tiene además dos universidades con casi 210.000 estudiantes. Esa mezcla se refleja en una energía juvenil y muy animada en el expaís comunista.
 
Al anochecer, visitantes a la plaza descubren un encuentro de la historia con el siglo XXI, con bailarines de hip-hop actuando frente a la estatua del poeta Adam Mickiewicz mientras que un hombre más viejo toca el acordeón bajo las puertas de la ciudad.
 
El largo edificio Sukiennice ocupa el centro de la principal plaza. Adentro, compradores se mueven de tienda en tienda, escogiendo entre cajas de madera tallada, joyería de ámbar y otros recuerdos para turistas. El edificio es sede además del Museo Subterráneo Rynek, donde los visitantes pueden ver ruinas arqueológicas de Cracovia.
 
En la esquina nordeste de la plaza, un cornetista emerge cada hora (sí, incluso en medio de la noche) de la torre de 82 metros de la iglesia de Santa María. Cuando termina de tocar, saluda a la multitud abajo. Los visitantes pueden subir las escaleras de la torre, para disfrutar de un panorama aéreo de la plaza, o recorrer el asombroso interior de la iglesia.
 
Los edificios que rodean la plaza están llenos de restaurantes al aire libre en los que los comensales pueden ver a otros turistas darse paseos a caballo o en coche o escuchar a una cantante de ópera entonar el "Ave María" por unas monedas. Los precios en la mayoría de los lugares son razonables. Polonia no tiene el euro y un dólar vale aproximadamente tres zloty.
 
Aunque Cracovia tiene todos los signos de una ciudad turística europea, posee sus aspectos únicos que la distinguen.
 
Monjas con sus hábitos completos se desplazan en bicicleta por la plaza mientras las familias polacas juegan con sus hijos cerca de esculturas artísticas de gran tamaño.
 
Por la noche, grupos de jóvenes van de taberna en taberna o hacen grandes filas en espera de una zapiekanka, como se dice un tipo de pan grande con queso para llevar tipo pizza.
 
La comida es abundante y fuerte en el Casco Antiguo. Hay muchos restaurantes polacos en los que los turistas pueden probar diversos platillos tradicionales, como pierogi, bigos y kielbasa.
 
Pero también hay cafés más a la moda, restaurantes estilo italiano y pizza para llevar, gelato (helado) y kebob (carne a la parrilla de cordero o ternera) como comida rápida.
 
Un bocadillo más barato y popular son los arillos de masa de pan recién horneada cubierta con semillas de amapola o ajonjolí, y queso que se venden en unos carritos azules. Las abundantes panaderías venden pasteles con relleno de chocolate, manzana, fresa y queso; hogazas y galletitas polacas.
 
El Casco Antiguo está rodeado por un espacio verde llamado Planty, que los guías turísticos explican fue alguna vez el foso de la ciudad. Hoy está lleno de árboles, estatuas, senderos, jardines y fuentes.
 
En la parte norte del parque Planty se ubica la torre de acceso de St. Florian, donde los artistas locales venden pinturas que cubren un muro de piedra en la ciudad. Un tranvía recorre en círculo el exterior del Planty y después se bifurca hacia la ciudad.
 
Diversas atracciones turísticas yacen afuera del Casco Antiguo, como la Elevación Wawel, que puede ser descrita como el corazón de Polonia.
 
En la Catedral de Wawel en el lugar son sepultados los reyes, reinas y otros dignatarios. Hay paseos disponibles del Castillo Wawel y en el exterior, cerca del río Vístula, una estatua alta de un dragón que lanza fuego es la favorita de los niños.
 
Quienes buscan una experiencia de compras más auténtica pueden dirigirse a Stary Kleparz, un mercado abierto en el que se expenden verduras frescas, salchichas, artículos de cocina, ropa, joyería y flores.
 
AP