ENFOQUE
Intolerancia sobre ruedas
El llamado ‘bus de la libertad’ demostró que faltan muchas lecciones de respeto por aprender de lado y lado.
El controvertido bus llegó a Colombia la semana pasada para promover su cruzada contra la llamada ideología de género. El sábado pasado, este vehículo naranja se parqueó en la plaza de Bolívar de Bogotá para impulsar los planteamientos que apoya la plataforma española ultraconservadora Hazte Oír, que busca “luchar contra el adoctrinamiento sexual de los niños”. Con mensajes como “Las niñas nacen niñas y los niños nacen niños. Es biología, no ideología”, se plantó frente al Capitolio rodeado de simpatizantes y detractores. En un momento la situación se descontroló, pues algunos defensores de la comunidad LGBTI empezaron a lanzar pintura de colores contra el vehículo y sus seguidores, por lo que agentes del Esmad tuvieron que intervenir.
Lo ocurrido dejó en claro que, por una parte, es innecesario provocar de esta manera a la comunidad LGBTI, de por sí vulnerable, y, por otra, que la violencia es injustificable en cualquier caso, mucho más si lo que se pretende es defender la libertad.
No fue un caso aislado. El bus hizo su primera aparición en Madrid (España) en febrero pasado, y desde el comienzo generó airadas protestas. Siguió su ruta en otras ciudades de España antes de replicarse en Estados Unidos y América Latina con otros vehículos similares, donde ha terminado atacado a piedras, martillazos y patadas. Aunque es comprensible que muchos se sientan ofendidos por el mensaje tránsfobo que promueve, estas acciones terminan deslegitimando sus argumentos y dejando la sensación de que ahora los perseguidos no son ellos, sino los grupos conservadores más radicales.
Ignacio Arsuaga
Presidente de Hazte Oír
“Denunciamos el hecho de que los políticos, al margen de los valores y las convicciones de los padres, decidan cómo deben comportarse sexualmente los niños. Nuestro mensaje no ha pretendido menospreciar a nadie, simplemente reflejar una realidad constatable y biológica que no tiene por qué ofender. Nos parece lamentable que ante una campaña informativa se reaccione agrediendo a personas o produciendo daños”.
Laura Weinstein
Directora de la Fundación Grupo de Acción y Apoyo a Personas Trans
“La pintura no venía de nuestro colectivo, nuestra manera de hacer resistencia fue parar el bus para que no pasara. Cualquier acto que atente contra el otro lo repudiamos, y cualquier cosa que lleve un mensaje de discriminación, también”.
Marco Fidel Ramírez
Concejal de la Familia
“Lo del sábado fue una agresión inaceptable. Ellos piden respeto, pero creen que los que practicamos la fe cristiana, católica y evangélica no lo merecemos. El mensaje del bus es respetuoso, refleja un hecho biológico, no sé por dónde se ve ofensivo. Con nuestros impuestos se financian campañas homosexuales, marchas del Orgullo Gay y nunca los hemos interrumpido. Aquí hay un acto de ‘cristianofobia’ y represión al legítimo derecho de expresarse”.
Brigitte Baptiste
Bióloga. Directora del Instituto von Humboldt. Transgénero.
“No hay razón por la que alguien tenga que afirmar que ‘los niños son niños y las niñas son niñas’ si no los afecta directamente. El hecho de que tengan que manifestarlo públicamente lo convierte en un mensaje discriminatorio. Además eso no es biología. Hay especies que cambian espontáneamente y la diversidad en el reino animal es inmensa. Por otra parte, hay canales de protesta oficiales que siempre se deberían seguir; la protesta violenta les da la razón a quienes creen que la diversidad es una fuente de desorden y agresión”.