Entrevista

“Defendemos la tauromaquia en el Congreso, pero las empresas prescinden de los toreros colombianos”: Perlaruiz, presidente del sindicato de toreros

El torero manizaleño que se tiró al ruedo de espontáneo en la pasada feria de Manizales reivindica en entrevista con SEMANA las razones de su protesta.

23 de enero de 2023
Guillermo Perlaruiz, presidente del sindicato de toreros colombianos, se tiró de espontáneo ante un toro en la pasada feria de Manizales (Cortesía: William Cortés)
Guillermo Perlaruiz, presidente del sindicato de toreros colombianos, se tiró de espontáneo ante un toro en la pasada feria de Manizales (Cortesía: William Cortés) | Foto: William Cortés

El matador de toros manizaleño Guillermo Perlaruiz, presidente de la Unión de Toreros de Colombia (Undetoc), fue noticia el pasado 7 de enero en la feria de Manizales, cuando violó la Ley 916 de 2004 (reglamento taurino nacional) al irrumpir en el ruedo y torear uno de los seis toros que debía lidiar en solitario el torero francés Sebastián Castella.

El hecho, calificado de “subversivo” por parte del público y por el establecimiento taurino, fue reivindicado por el propio matador como una protesta ante la decisión de la empresa Cormanizales de programar dos corridas sin la presencia de toreros colombianos.

Tras varios días sin huellas de su rastro en Manizales, Perlaruiz, que este 21 de enero cumplió 32 años de alternativa, aceptó dialogar con SEMANA y en esta entrevista confesó el paso a paso que culminó con su particular protesta.

Guillermo Perlaruiz, en el ruedo de la plaza de toros de Manizales.
Guillermo Perlaruiz, en el ruedo de la plaza de toros de Manizales. Foto: Rodrigo Urrego. | Foto: Rodrigo Urrego

SEMANA: ¿Quién es Guillermo Perlaruiz?

Guillermo Perlaruiz: Es una persona y un torero. Lo único que he hecho en mi vida es ser torero, es mi forma de vivir, de pensar, de hablar, todo en mi vida gira en torno al toro. Me tocó ser abogado porque había que hacer alguna otra cosa, esa sí es una profesión. Pero mi forma de vivir es ser torero.

SEMANA: ¿En qué momento le nace la afición por los toros?

G.P.: En Manizales había una escuela, Estauma (Escuela taurina de Manizales), a la que le hacían mucha propaganda y por inquietud de niño entré a los 7 años. Ahí quedé enfermo por el toreo y se volvió una forma de vida. Hice un recorrido de novillero de aproximadamente diez años, tomé la alternativa en la Plaza de Toros de Manizales. Posteriormente, con muchos altibajos como es esta forma de vida tan difícil, he toreado mucho en la provincia, me he encerrado en dos ocasiones con seis toros aquí en Manizales, una con toros de Ernesto Gutiérrez y la otra concurso de ganaderías. Confirmé la alternativa en Las Ventas de Madrid el 21 de agosto de 2005, con Rafaelillo de padrino y Julio Pedro Saavedra de testigo, una corrida que me hizo el crítico español Manolo Molés.

SEMANA: Como presidente de la Undetoc, ¿qué piensa de que la feria taurina más importante del país se haya celebrado con dos corridas sin toreros colombianos?

G.P.: Entiendo que la empresa argumente que tiene que defender el negocio, pero es inaceptable que vengan sólo las figuras extranjeras, porque mientras ellos están toreando nuestros toreros colombianos están en el tendido aplaudiendo. No es justo, esa no es la fiesta que nosotros queremos. ¿Estamos defendiendo una tauromaquia para quién? ¿para los extranjeros? Que defiendan el negocio, pero que lo hagan con nuestros toreros que los hay y muy buenos.

SEMANA: Mientras en el Congreso argumentan que con la prohibición de las corridas de toros se acabarán cientos de empleos directos e indirectos, pero al no incluir toreros colombianos, no se están eliminando empleos ?

G.P.: Es una discusión que se ha dado en el Congreso, la de los empleos que se quitan. Pero si hay toros y no ponen a los toreros colombianos pues estamos haciendo lo mismo, quitando empleo. Es un mal ejemplo para la provincia. Si en Manizales se dan corridas sin toreros colombianos, pues hagamos lo mismo. Un mano a mano de extranjeros como el que cerró la feria de Manizales se puede extender a la provincia. Y los colombianos que todos los días madrugamos a fabricar sueños, qué vamos a entrenar a diario, ¿en dónde vamos a torear?

El torero Sebastián Castella, fue testigo de los muletazos que le dio Guillermo Perlaruiz a su toro.
El torero Sebastián Castella, fue testigo de los muletazos que le dio Guillermo Perlaruiz a su toro. | Foto: Rodrigo Urrego

SEMANA: El público dice que a este punto se llegó porque no hay toreros colombianos…

G.P.: Eso dicen, pero ahora mismo puedo mencionar a Luis Bolívar, Sebastián Ritter, Ricardo Rivera, Luis Miguel Castrillón, José Arcila. Ramsés, Manuel Libardo, Cristóbal Pardo. Varios de ellos se quedaron en el tendido o en el callejón aplaudiendo, eso no puede ser.

SEMANA: En la que podría ser la última feria de Manizales usted se tiró de espontáneo, para protestar. ¿Qué es un espontáneo?

G.P.: Es quien irrumpe en una corrida de toros, vestido de paisano, e interviene en la corrida sin autorización, porque no se hace parte de ella, pero es una forma de protestar. El tema no era contra Sebastián Castella, ni mucho menos, el tema es con las empresas que quieren prescindir de los toreros colombianos. Lo hice a manera de protesta, con una camiseta que decía “Figuras del toreo sí, pero con toreros colombianos” porque eso es lo que reclamo, a título personal, a nombre de la Undetoc y de todos los toreros colombianos.

SEMANA: ¿Cómo se decidió a tirarse de espontáneo?

G.P.: Yo lo venía gestando hace unos meses, desde que anunciaron los carteles de la feria de Manizales. Se sabía de la encerrona de Castella, pero cuando sacaron los carteles, con un mano a mano entre El Juli y Roca Rey para el día siguiente, también sin toreros colombianos. Había que pronunciarse, pero entregar unos volantes, sacar una pancarta, aunque podrían ser otras formas, no tendrían el efecto que se estaba buscando. A mi siempre me ha gustado ir por las vías legales, me tocó acudir a esa figura porque no había otra manera de protestar. En un momento pensé contratar a alguien para que lo hiciera, me parecía que era muy complejo, y como era algo por la ilegalidad o la clandestinidad, entonces decidí que lo hacía yo, asumiendo todas las consecuencias.

SEMANA: Su protesta estuvo dirigida al establecimiento taurino, por lo que no deja de considerarse un acto subversivo. ¿Cómo preparó esta protesta?

G.P.: Dudé mucho, empecé a planearlo, dónde dejar la muleta, por donde salir, en qué toro, en qué lugar. Es una logística bastante compleja. Primero aseguré mi entrada al callejón como presidente de la Undetoc, yo no me iba a tirar desde el tendido porque eso terminaría en un intento fallido, se golpea uno al caer y ahí hubiera terminado el tema. Con el pase de callejón en la mano, empecé a pensarlo todo. Nadie lo sabía porque no quería meter a nadie en esto ni que alguien se viera perjudicado del acto que iba a llevar a cabo y de las consecuencias.

Lo empecé a maquinar desde el comienzo de la feria, mirando espacios, distancias. La pasé muy mal, tuve muchísimo miedo, estuve a punto de no hacerlo porque temía mucho a cómo lo iba a recibir la afición, mi plaza, mi gente, pero había que hacerlo, había que sentar una voz de protesta. Espero que eso tenga los efectos que deba tener y que la fiesta que estamos defendiendo en el Congreso y con tantas adversidades sea para las figuras del toreo del extranjero, y también para nosotros los toreros colombianos.

El mensaje de la camiseta de Guillermo Perlaruiz, llamó la atención en la tarde de la reaparición del torero Sebastián Castella en Manizales.
El mensaje de la camiseta de Guillermo Perlaruiz, llamó la atención en la tarde de la reaparición del torero Sebastián Castella en Manizales. | Foto: Rodrigo Urrego

SEMANA: ¿Cómo fue ese 7 de enero desde que salió de su casa para ir a ver una corrida pero sólo usted sabía lo que iba a hacer?

G.P.: Alisté la ropa con mucha anticipación, colgué la camiseta, el pantalón y lustré los botines que me iba a poner, todo el atuendo que me puse lo tenía listo, como si fuera un traje de luces. Dormí muy poco, llevaba por lo menos dos semanas durmiendo tres o cuatro horas máximo, no podía conciliar el sueño, y con alguna que otra pesadilla. Ese día desperté, me levanté y tenía la ropa como si tuviera que torear. Estuve sumamente nervioso ese día, fui a desayunar luego a alistar unos volantes que se iban a repartir. Miedo, mucho miedo, también ese día estuve a punto de desistir, no pude ni almorzar. Yo estaba pensando que iba a torear, sin traje de luces, pero iba a torear.

SEMANA: ¿Cómo consiguió no ser descubierto?

G.P.: Llegué a la plaza, ingresé con tiempo, me fui a la puerta de cuadrillas, ahí me paré al lado donde tenía la muleta. Salió Sebastián Castella, hizo su paseíllo y yo lo tenía preparado para salir en el toro de Ernesto Gutiérrez que es la ganadería que mejor conozco. En el momento en que cerraran el toro en el burladero para picarlo era el momento de ingresar y efectivamente así lo hice. Ya en esa instancia no tenía tanto miedo, era una decisión ya tomada y muy meditada

SEMANA: Y ante la sorpresa de 14.000 personas un hombre se tira al ruedo y queda delante de la cara del toro…

G.P.: Apenas abrieron la puerta para que entraran los picadores saqué la muleta que ya tenía lista y entré por un ladito del picador reserva y ahí rápido me puse en la cara del toro. Le pegué un par de muletazos por abajo, luego un derechazo, y ya en ese momento, como el banderillero del maestro Sebastián estaba a un lado, me distrajo el toro un poco entonces ya lo dejé

SEMANA: ¿Qué le dijo el torero Sebastián Castella?

G.P.: Estaba sorprendidísimo porque yo he toreado con él y nos conocemos desde hace mucho tiempo. Lo primero que me dijo fue “¿qué haces Guillermo?”. Yo le dije, “esto no es contigo torero, ni es personal, ya pasó”. Cariñosamente me puso la mano en el cuello y en la cara. Estaba muy sorprendido pero fue muy cordial.

SEMANA: ¿Cómo fueron esos segundos eternos en los que usted se marcha de la plaza caminando, como si hubiera cometido un delito, esperando que lo detuvieran?

G.P.: Yo no soy un hombre de conflictos y sólo era una protesta. Arranco con mi muleta hacia una casa enfrente, la policía estaba ahí, me hicieron unas preguntas y les dije que sabía lo que había hecho y las consecuencias. Les expliqué todo, no vieron necesidad de detenerme, solo querían tomarme los datos.

SEMANA: ¿Cuál fue la reacción de los policías, se sorprenden por su actitud?

G.P.: Les dije que soy presidente de la Unión de Toreros de Colombia, que no había peleado con nadie, y que no había entrado colado a la plaza porque tenía mi pase de callejón. Uno de ellos me dijo que respetaba mi decisión, que me admiraba, y varios de ellos me felicitaron y hasta fotos se tomaron conmigo.

SEMANA: Parte del público reprobó su acto porque pensaban que estaba reclamando una oportunidad para usted…

G.P.: Yo no he dejado de torear, estoy en activo, siempre tengo ilusión de querer y seguir siendo torero. Pero yo no estaba pidiendo nada para mí, estaba exigiendo respeto por los toreros colombianos. Yo no estoy para oportunidades ni nada.

SEMANA: Pero esa ilusión por volver a torear, al menos en la Plaza de Toros de Manizales, parece haber quedado sepultada tras su ingreso como espontáneo…

G.P.: Tengo muy claras las consecuencias para mi vida como torero, porque tengo la ilusión de terminar el único capítulo de mi vida toreando, pero pocas posibilidades voy a tener por lo hecho. Las consecuencias hay que asumirlas, va a ser complicado volver a torear en Manizales.

-SEMANA: ¿Se arrepiente?

G.P.: No me arrepiento de nada y menos por sentar esta voz de protestas. Sí, yo sé que no me dejarán volver a entrar a la plaza ni a verla cuando esté vacía. Las retaliaciones que pueda tener la empresa contra mí también las entiendo y las asumo. No estoy diciendo que me tengan que felicitar por eso. Simplemente protesté como quien se para en el parque Bolívar con una pancarta protestando porque la gasolina está muy cara o porque no hay empleo o lo que sea. Eso fue lo único que yo hice

-SEMANA: ¿Conoce de un espontáneo en Manizales?

-G.P.: En 1980, Diego de la Vega se tiró a un toro de Dámaso González con una camiseta que decía “soy manizaleño, pido una oportunidad”.

-SEMANA: ¿Y le dieron la oportunidad?

-G.P.: Nunca lo pusieron en Manizales.

-SEMANA: ¿Cree que después de que Perlaruiz se tiró de espontáneo le van a dar la oportunidad a los toreros colombianos de medirse y competir con una figura extranjera?

-G.P.: Ese es el fin, espero que lo pueda conseguir, porque en realidad la finalidad de este acto es esa, que los toreros colombianos alternen con las figuras y se puedan medir con ellos en el ruedo.