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El Cañón del Río Guape: un paraíso desconocido en el departamento del Meta
Han pasado más de dos siglos desde que Colombia se conformó como Estado y, aunque parezca increíble, hasta ahora se descubre un lugar que era inaccesible y que estuvo en poder de las Farc.
El departamento del Meta ha sido uno de los más golpeados por la violencia en Colombia. Durante décadas han hecho presencia diversos grupos al margen de la ley, pero sin duda las extintas Farc-EP fueron las que dominaron por medio siglo.
Esa guerrilla se conformó en 1964 como una organización campesina de izquierda que quería “luchar por el pueblo”. A finales de los años sesenta, la expansión llegó al Meta por ser un punto estratégico al tener cercanía al páramo de Sumapaz y ser la sede del secretariado en Uribe.
El temido bloque oriental se enquistó en tierras llaneras y con el paso de los años fueron sumando hombres a sus filas y prácticamente mandaban en la región. Los más sanguinarios comandantes de las extintas Farc-EP pasaron por esta unidad de la guerrilla, pero Henry Castellanos Garzón, conocido como alias Romaña, fue el encargado de sembrar terror, fundar las ‘pescas milagrosas’ y controlar los movimientos de los pobladores.
Esa información resulta importante para entender por qué tardaron siglos en encontrar acceso al cañón del río Guape, ubicado en Uribe, municipio que fue parte de la zona de distensión y padeció hechos como una toma guerrillera en la que murieron decenas de personas. Romaña mandaba, tenía el lugar como balneario para él y sus hombres, nadie podía llegar a ese lugar.
El cañón solo se vino a conocer en 2016 cuando se firmó el acuerdo de paz y los excombatientes dejaron el lugar para irse a los espacios territoriales.
En los últimos cinco años han surgido varias agencias de turismo en la región, que promueven lugares que, hace poco, eran inaccesibles. Los mismos pobladores ni siquiera los conocían. La nueva joya turística empieza a explotarse, pero es curioso que el conflicto la tuvo oculta.
El cañón del río Guape, a 20 minutos del casco urbano, comenzó actividades en 2022 para practicar el tubing, que consiste en recorrer 3,5 kilómetros del caudal del río sobre una cámara neumática de PVC.
Los guías recomiendan tumbarse boca arriba y el propio cauce marca la marcha. Hay algunos rápidos de agua, no se lleva el control, pero se va a baja velocidad. Si se voltea la dona, los guías lo ayudan a montarse.
Las rocas sedimentarias, que conforman las paredes del cañón, tienen una altura de hasta 100 metros. Su origen es una fractura de la cordillera Oriental, son rocas pulidas por la arena que a simple vista parecen baldosas para el piso.
Cada uno acompaña grupos de seis o siete turistas. La experiencia de hacer el recorrido tiene un costo que incluye varias protecciones.
El recorrido, que se hace entre tres y cuatro horas, se divide en tres: la boca del cañón (se sale al Rocasaurio, una roca en forma de dinosaurio para quienes quieran trepar con guías y saltar 10 metros al agua). Luego, hay que atravesar el cañón con algunos rápidos y cruces, a muy baja velocidad. Y finalmente la Cueva de los Guácharos, donde los chillidos de estos pájaros, la penumbra, las caídas de agua y los rayos de luz generan una sensación de tranquilidad y de estar en una película futurista.
“El turismo será el nuevo petróleo del Meta”, es la consigna en el departamento. En la temporada del año pasado 300 turistas practicaron tubing y este año van más de 1.000.
No se puede llegar sin acompañamiento. Un flotador normal se pincharía al chocar con la primera piedra. El acceso debe ser por medio de guías turísticos y empresas especializadas prestadoras del servicio.
Solo por tres meses al año hay tubing en Uribe: en la época de menos lluvia en esta región, que va del 20 de diciembre al 20 de marzo. El resto del año permanece cerrado porque el caudal del agua crece.