Enfoque
El horror de los falsos positivos; los desgarradores testimonios de los militares que reconocieron los asesinatos
Ocho militares reconocieron el asesinato de 49 personas en Antioquia entre 2002 y 2006. Los testimonios son desgarradores y evidencian que durante dos décadas hubo muchas mentiras.
Me convertí en un asesino, la fuerza pública vino a hacer las cosas que no debíamos hacer. Vinimos a quitarle la vida a otro ser humano, sin importar lo vil que era. Han pasado más de dos décadas y ha sido imposible borrar de mi mente hechos que me han quitado el sueño, he perdido mi tranquilidad. En vez de ganar perdí como persona. Es tanto así, que parte de mis enfermedades son a raíz de la maldad que brotó en mí. Mayor (r) Yaír Rodríguez
Yo era el encargado de reclutar y atraer a las personas de otros municipios para luego ser asesinadas y ser presentadas como resultados operacionales. Era así como se engrosaba la lista de homicidios. Soldado profesional (r) Levis de Jesús Contreras Salgado
En esa época, con la alianza que teníamos con las autodefensas, se decía: el amigo de mi enemigo es mi enemigo y el enemigo del enemigo es mi amigo. La otra manera para referirnos a las autodefensas era que eran ‘los primos. Coronel (r) Edie Pinzón Tucios, excomandante del Batallón Contraguerrilla N.° 26, Arhuacos.
Me siento responsable de todo el horror y los crímenes cometidos por miembros del Ejército. Mi actuar fue aprendido por otros subalternos, esta práctica de asesinar civiles desarmados y desaparecerlos hizo carrera por todo el país, convocando con esto 6.402 víctimas directas inocentes. Sargento (r) Jaime Coral Trujillo, exintegrante del Batallón Contraguerrilla N.° 79
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El 3 de marzo de 2002 asesinamos a tres personas: un hombre que, al parecer, su nombre era Alirio. Y dos hombres más, habitantes de calle, entre ellos un menor de edad, que fueron traídos de Medellín engañados. Vengo avergonzado porque le fallé a la primera persona que uno no le debe fallar, a mi Dios, no fui capaz de cumplir con sus mandamientos. Les fallé a mi padre, a mi madre y a todos aquellos principios que me brindaron. A la sociedad, que un primero de diciembre de 1990 me entregó sus armas de la república para defenderlos, no para hacerles daño, y fallé. Coronel (r) Efraín Enrique Prada