POLÉMICA
El imperio de la sinrazón
La corrección política impone una censura que, en nombre de la igualdad y la inclusión, amenaza con acabar la cultura. Mientras tanto, las redes sociales se han convertido en cuna de la intolerancia, la intimidación y la desinformación.
Un nuevo fundamentalismo
“El infierno está lleno de buenas intenciones”, dice el adagio popular. Y al parecer eso está sucediendo con la moda de la corrección política. Causas altruistas como luchar contra la discriminación, reivindicar los derechos de los menos favorecidos y mejorar al mundo se convirtieron en la fuente de un neopuritanismo o radicalismo extremo que busca eliminar todo símbolo u opinión que contradiga ese ideal romántico de una sociedad libre de desigualdad. Por paradójico que parezca, los seguidores de este nuevo dogma recurren a prácticas antidemocráticas para imponer su visión del mundo. No es raro que en las redes sociales hagan linchamientos virtuales a personas o grupos que se atrevan a cuestionar la corrección política. Y lo peor, ese movimiento ha emprendido una evaluación de la producción cultural de épocas pasadas basada en criterios morales actuales. Ante esa presión, las cadenas de televisión y los estudios de cine han sacado de sus catálogos películas y series que van en contra de ese dogma neopuritano.
Por un cine y una televisión libres de discriminación
Como afirman los historiadores de la cultura, toda producción cultural es hija de su época, por lo tanto, reproduce los prejuicios, valores y principios de esta. Sin embargo, esto no lo han tenido en cuenta los seguidores de la corrección política, que piden que no se vuelvan a emitir películas con contenido racista, homofóbico, misógino, etcétera. Ante esta presión, los conglomerados del entretenimiento han cedido. Unos ejemplos.
Lo que el viento se llevó
Pocos ponen en duda que esta película de 1939 idealiza la sociedad esclavista sureña de Estados Unidos antes de la guerra civil. Incluso varios actores de la época lo señalaron. Pero también todos reconocen que es una de las grandes piezas de la historia del cine. A raíz de las recientes protestas antirracistas en ese país, HBO Max retiró de su plataforma la película. Luego echó para atrás esta decisión, pero ahora los televidentes tendrán que ver un video en el que una doctora explica por qué la película tiene tintes racistas. De la misma manera, Disney anunció que retirará de su plataforma de streaming la película Canción del sur (1946) por reproducir estereotipos raciales.
Little Britain
La serie de humor inglesa, emitida desde 2003, ha sido retirada de Netflix y BBC por sus chistes contra las minorías y grupos étnicos. Sus actores también se han arrepentido de algunos de sus chistes y uno de ellos ha dicho: “Si pudiera regresar y volver a hacer ‘Little Britain’, no haría esos chistes sobre travestis. No interpretaría personajes negros. Básicamente, no haría ese programa ahora”.
El matoneo on-line: la otra cara de la moneda
Los seguidores de la corrección política piden la censura de series y películas que afirmen estereotipos. Pero al mismo tiempo, en las redes sociales se vive un estado de anarquía en el que grupos anónimos o personas difíciles de identificar se encargan en poner en el escarnio y de insultar y amenazar personas que no piensen de X o Y manera. El mejor ejemplo es el de la escritora de Harry Potter, J. K. Rowling, insultada y tildada de transfóbica por defender la idea de que el género biológico es real y que no está de acuerdo con calificar de mujeres a las personas que se someten a un cambio de sexo femenino.
South Park
HBO Max, dueña de los derechos de transmisión de esta serie creada en 1997, decidió censurar cinco capítulos que se burlan de Mahoma. La gran pregunta con esta decisión es: ¿qué pasará con el resto de los capítulos en los que se mofan de las religiones, el movimiento LGBTIQ+, el feminismo, los ambientalistas…? Siguiendo este ejemplo, otras plataformas han decido sacar del aire capítulos con contenido racista de series como 30 Rock y Scrubs.