ENFOQUE
“El narcotráfico no es la madre de los problemas en Colombia”: Eduardo Sáenz
Tras varias décadas de consultar archivos en Estados Unidos y en Colombia, el historiador Eduardo Sáenz lanza el libro Conexión Colombia. Una historia del narcotráfico entre los años 30 y los años 90. En entrevista con SEMANA, explica su controvertida tesis de que el país no es víctima de este negocio ilegal.
SEMANA: ¿No hay muchos libros sobre historia del narcotráfico como para escribir otro?
EDUARDO SÁENZ: Cuando escribí La conexión cubana, que trata sobre narcotráfico y contrabando en Cuba entre los años veinte y comienzos de la revolución, encontré mucha información sobre este tema y Colombia en los archivos de Estados Unidos. De ahí surgió este libro. Quería construir una historia en torno a lo que había pasado con el narcotráfico antes de la década de los setenta. De hecho, se puede ver en el libro que los dos primeros capítulos narran la historia del narcotráfico, y los cuatro siguientes hablan del desarrollo de los narcos en Miami y Nueva York en los sesenta y los setenta.
SEMANA: ¿Por qué el país se convirtió en la meca del narcotráfico?
E.S.: Esa es una de las razones por las que empiezo el libro desde los treinta. En la región, Venezuela, Ecuador o los países centroamericanos tienen las condiciones climáticas para convertirse en productores y exportadores, ¿por qué no lo hicieron y Colombia sí? ¿Qué particularidad tiene este país? Lo que muestro en el libro es que desde los años treinta se gestaron unas condiciones políticas, sociales y económicas que permitieron que el negocio floreciera. El narcotráfico no hace parte de nuestra historia reciente, llevamos décadas en esas.
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SEMANA: En su libro, usted dice que, contrario a lo que piensan investigadores y los Gobiernos, Colombia no es víctima del narcotráfico. ¿Por qué afirma eso?
E.S.: En primer lugar, meterse en ese negocio es una opción, no una imposición. Tampoco nos empezamos a matar por el narcotráfico o por culpa de los estadounidenses. Salvo México, en otros países donde hay o ha habido narcotráfico no se han matado tan salvajemente como lo hemos hecho acá. En el libro de La conexión cubana mencioné que los cubanos no se mataban de semejante manera por el narcotráfico. Entonces, los colombianos se matan porque algo muy profundo ha sucedido en la sociedad que va más allá del tráfico de drogas.
SEMANA: Es decir, la afirmación “el narcotráfico es la madre de todos los males” es falsa…
E.S.: De acuerdo. Decir que el narcotráfico es la causa de todos nuestros problemas es una explicación política muy cómoda. En Colombia, si hay una masacre con fines políticos, se les achaca a los narcos; si matan a muchachos en el Valle del Cauca, fueron los narcos. Pero la realidad es más compleja, y múltiples episodios violentos en Colombia tienen que ver más con causas políticas o la manera como se hacen los negocios acá, entre otras razones. El narcotráfico no es la madre de los problemas en Colombia, más bien los problemas de Colombia son la madre del narcotráfico.
SEMANA: Pero el narcotráfico ha sido sumamente violento acá...
E.S.: No hay la menor duda de eso, pero esa violencia no la creó el narcotráfico. Y la historia me da la razón. Esa utilización de violencia en los negocios se encuentra de manera clara en las zonas cafeteras después de la Segunda Guerra Mundial. No es una coincidencia que la violencia bipartidista fuera tan cruenta en esos lugares. Además, esa idea de echarles la culpa de la violencia a los narcos busca exculpar a la sociedad colombiana y a las élites políticas y económicas que fueron tolerantes con los narcos. Se quiere hacer pensar que antes de las bombas de Pablo Escobar el país vivía en una pureza y era gobernada por políticos intachables, que fueron esos narcotraficantes los que pervirtieron todo. Es una explicación cínica por parte de nuestras élites.
SEMANA: ¿Esa tolerancia de las élites económicas sigue o ha disminuido?
E.S.: Como buen historiador, primero tendría que meterme en los archivos para dar una respuesta precisa. Pero digamos que, según mis conocimientos, hasta la década de los noventa la tolerancia fue impresionante. No olvidemos que los narcos de Cali financiaron campañas presidenciales, así de sencillo. Y los líderes de Cali se entregaron o fueron capturados por la presión de los estadounidenses. No olvidemos que la relación del narcotráfico y el paramilitarismo es fuerte, y que los paramilitares habían sido narcos antes de dárselas de políticos que iban al Congreso a dar discursos, como pasó con Mancuso.