ENFOQUE
“En todos los Gobiernos hubo brujería”, asegura el periodista Felipe Zuleta
El periodista Felipe Zuleta entrega detalles de su libro Las primeras damas, en el que reunió testimonios de ocho esposas de expresidentes de Colombia. Le confesaron que en la Casa de Nariño encontraron cosas extrañas.
SEMANA: ¿Por qué escribió un libro sobre las primeras damas?
FELIPE ZULETA: Nadie lo había hecho, hablé con el gerente de Intermedio Editores y le dije: oiga, se me ocurre este libro, pero va a ser jodido porque juntarlas a todas será complicado. Este libro tardó 12 o 13 meses en elaborarse y fue muy dispendioso, porque había que entrevistarlas a todas. A algunas ya las conocía, pero a otras no. No se trataba de hacer chismes, sino que ellas tuvieran la oportunidad de decir qué programas se habían hecho desde la Presidencia. Como dijo doña Lina Moreno: ellas son un objeto jurídico no identificado porque ese cargo no existe.
SEMANA: ¿Y qué le dijeron?
F.Z.: Al principio hubo mucha desconfianza porque dijeron: este tipo nos va a destrozar porque no tengo propiamente el don de la discreción. Pero les dije que les mandaba los textos y empezábamos a corregir a cuatro manos. Finalmente, salió un producto que yo creo que les hace justicia a las primeras damas.
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SEMANA: Aunque el cargo de primera dama no existe, las esposas de los presidentes han realizado labores importantes.
F.Z.: El país no ha querido dar el debate de si las primeras damas deben o no ejercer algún cargo público. Acuérdese de que por la ley Cecilia del año 60 el único cargo público que podía tener la primera dama era el de la presidencia de la Junta Directiva del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, pero al inicio del gobierno de César Gaviria esa ley se cayó en la Corte Constitucional. Y es un debate que se debería dar, porque después de trabajar con todas llegué a la conclusión de que el país no ha sido grato con ellas. Las primeras damas tienen una capacidad de unir esfuerzos grandísima.
SEMANA: ¿Alguna primera dama rechazó la propuesta del libro?
F.Z.: No, es increíble, porque para hablar con María Juliana Ruiz, Tutina de Santos y Jacquin Strouss tuve que llamar a los esposos. Llamé a Duque, a Santos y a Samper para pedirles ayuda. Los tres me dijeron que sí y ahí empecé con las entrevistas. Con Lina Moreno fue dificilísimo, porque a ella no le gusta el tema y es discreta. Llamé a su hijo Tomás Uribe y le conté, me respondió que sería muy difícil porque a ella no le gusta el tema mediático. Me dijo que hablara con Lía de Roux, esposa de Juan Martín Caicedo, porque ella trabajó en Presidencia y tuve la suerte de que la conocía, quedó en ayudarme y abrió el camino. Empezamos a hablar y me dijo que no porque era su vida privada, pero un día me llamó doña Lina y me dijo que sí, pero que le mandara 100 preguntas.
SEMANA: ¿100?
F.Z.: Le mandé finalmente unas 80 y las respondió con un sentido del humor maravilloso y muchas anécdotas. Como me comprometí con todas las primeras damas, le envíe el texto para que lo viera y así se hizo.
SEMANA: Y juntarlas a todas en el lanzamiento del libro era algo impensable.
F.Z.: La verdad es que esa no fue idea mía. Primero pensé que los expresidentes presentaran el libro de sus esposas, pero el expresidente Samper me dijo que era mejor con ellas. Llamé a Tutina de Santos y ella me dijo: le acepto, pero le propongo un reto y es que estemos todas las que están en el libro ahí sentadas. Ella me dijo que la foto en un momento de tanta polarización era maravillosa. Me puse en el trabajo una por una, y el argumento de Tutina fue definitivo para convencerlas. Ana Milena de Gaviria no estuvo porque es embajadora en Egipto, pero mandó un video espectacular. Tampoco estuvo doña Nohra Puyana, pero también mandó video. Entonces, las reunimos a todas con excepción de Verónica Alcocer, porque nunca me quiso recibir.
SEMANA: Pero hay un capítulo de ella en el libro…
F.Z.: No la quise dejar por fuera, aunque confieso que el último capítulo del libro sobre Verónica es bastante desapacible con ella. Tanto es así que Roberto Pombo me regaña en el prólogo.
SEMANA: ¿Qué coincidencias encontró en las primeras damas?
F.Z.: Que todas hicieron programas importantes en épocas totalmente diferentes. Pero hay un tema en común que me llamó mucho la atención: en todos los Gobiernos y con todas las primeras damas hubo brujería.
SEMANA: ¿Cómo así?
F.Z.: Todas me lo dijeron. Por ejemplo, doña Lina me contó que no supo si les hicieron brujería. Ana Milena fue muy discreta en eso. Pero, mire, en la presidencia de Ernesto Samper encontraron brujería en el despacho del presidente de la república. María Juliana Ruiz encontró muñecos descuartizados debajo de los tapetes de la Casa de Huéspedes en Cartagena. Tutina de Santos, cuatro días antes de que llegara el papa a Colombia, encontró los velones del oratorio de la Casa de Nariño llenos de sal. Es decir, es un común denominador, que será uno de los grandes misterios de la historia inédita de Colombia: ¿Cómo y en qué momento se meten para hacer brujería a las casas de los presidentes?
SEMANA: ¿Y qué más pasó con la brujería?
F.Z.: Toca leer el libro, pero a todas les pasaron muchos detalles graciosos y otros dramáticos, y también hay muchas anécdotas de esos años. Todas las primeras damas hicieron aportes maravillosos, aportaron en la edición del libro y el resultado es muy bueno.
SEMANA: ¿Cómo fue el encuentro de Lina Moreno y Tutina de Santos?
F.Z.: Ellas tuvieron varios encuentros, Tutina los relata en el libro, para hablar de los esposos. Pero ellas nunca se metieron en la pelea de sus maridos y tienen una relación cordial. Todas se sintieron muy cómodas.