ENTREVISTA
¿Qué pensará Fernando Vallejo de que su hermano se lance a la política?
SEMANA habló con Aníbal Vallejo, quien a diferencia del escritor no insulta a los políticos, sino que quiere ir al Concejo de Medellín para luchar por los animales.
El escritor Fernando Vallejo ha llamado a los políticos “bellacos, sinvergüenzas y mamones de la teta pública”. Pero, como Dios no castiga ni con palo ni con rejo, ahora su hermano Aníbal, quien lleva 30 años a la cabeza de la Sociedad Protectora de Animales en Medellín (sin cobrar un peso de honorarios) decide lanzarse al Concejo de esa ciudad por el Polo Democrático Alternativo.
Aníbal tiene 70 años y una gorda y gruesa hoja de vida como gestor cultural y miembro de comités de ética en distintas universidades. De alcanzar la curul, se convertiría en uno de los hombres más viejos en ocupar tal dignidad en la capital paisa. SEMANA habló con él sobre su trabajo en defensa de los animales y sobre la ciudad a la que hoy le pide su voto.
Semana: ¿En momentos de tanto desprestigio de la política por qué ir al Concejo?
Aníbal Vallejo: Precisamente por eso: porque hay una impresión muy negativa de los políticos.
Semana: ¿Qué opina su hermano?
A. V.: Fue respetuoso. Cuando se lo conté al principio no dijo absolutamente nada. Pero al otro día me dijo: “Hiciste una buena elección”.
Semana: ¿Él, que no se cansa de llamar ‘‘bellacos y sinvergüenzas’’ a los políticos, votaría por usted?
A. V.: Yo creo que nunca ha votado. Y si votó, lo hizo por Goyeneche, o por otros personajes de la época de nuestra juventud.
Semana: ¿Por qué se lanza por el Polo?
A. V.: En este maremágnum político de Medellín veo al Polo equitativo y plural. Y veo que, aquí, pueden respetar la lucha por la marginalidad animal.
Semana: ¿Qué quiere aportarle a Medellín?
A. V.: Yo he vivido esta ciudad desde el campo de la cultura y desde su historia, pero también desde el dolor de los animales. En eso me voy a enfocar. Y pienso que hay que darles un toque académico a las discusiones en el Concejo, pues la academia permite pluralidad y disenso. Al concejo de Medellín, como ocurrió en viejas épocas cuando inició la Sociedad Protectora de Animales en 1917, llegaban ciudadanos cívicos que no cobraban honorarios. Se reunían de noche, en el tiempo libre, para trabajar por una ciudad más incluyente.
Semana: Si lo eligen, ¿va a hacer que prohíban las corridas de toros también en Medellín?
A. V.: Es que las corridas se van a acabar solas. Los viejos se están muriendo, los jóvenes no han heredado el gusto por las corridas, y en Medellín a la propia plaza le pusieron las banderillas de castigo cuando le instalaron ese techo. La afición taurina habla de un espectáculo de sangre, sol y arena. Y vea: ya no tienen sol. Ni público.
Semana: ¿Entonces en qué consiste la lucha animalista en Medellín?
A. V.: A la gente le atrae lo que es mediático: el perro y el toro. Y lo demás es como si no existiera.
¿Cuántos animales sacrifican en un matadero en una sola hora? ¿Y en qué condiciones? Aquí no miramos al animal de abasto o a los galpones de batería que rodean a la ciudad, no solo de aves sino de porcicultura. A pesar de que tenemos normas del Ministerio de Transporte, los carromatos en los que se transporta el ganado, por ejemplo, son rudimentarios.
Semana: ¿Es vegetariano?
A. V.: Como principio moral dejé hace años de consumir productos de animal sacrificado. Es poco aceptable defender al perro y al mismo tiempo comer vaca. Y cuando uno va al matadero y se inmiscuye en el campo de la investigación, se mete muchas culpas.
Semana: ¿Cómo ve el desarrollo de Medellín?
A. V.: Hay muchas construcciones, bastante faraónicas y atractivas. Es una arquitectura de deslumbre, pero le falta el componente del ser humano. Mientras no dignifiquemos la vida de los marginados de esta ciudad, de la que también son parte los animales, no estamos haciendo nada.
Semana: ¿Lo han criticado por pasar del activismo a la política?
A. V.: Claro. Hay quienes ahora me critican por mi supuesta labor politiquera. ¡Ah, qué raro! Cuando nuestra causa no tenía una representación era humanitaria, pero ahora que aspiro al Concejo soy politiquero. Yo quiero vivir la política para cambiar las cosas que he visto.
Semana: ¿Se va a tomar la foto con su hermano durante esta campaña?
A. V.: No sé, Fernando ha sido muy prudente. Y ha estado muy calmado y no ha vuelto a hablar en público. Sí le puedo decir que, cuando escogí al Polo, él me dijo que había sido la mejor elección.
Semana: ¿Qué les dice a quienes lo critican por querer volverse político?
A. V.: Mi horizonte es claro. No tengo ninguna presunción de nada. A estas alturas de la vida yo no estoy escalando. Después de haber escrito más de 850 artículos en el periódico El Mundo por 24 años, la mayoría de ellos sobre la lucha animalista; después de haber hecho parte de los comités de ética de cinco universidades sin cobrar por mis servicios para no comprometer mi independencia… puedo decir que tengo autoridad moral para hablar en nombre de los animales.