Mitología
Equinoccio de primavera: ¿Qué es, en qué consiste y cuándo se celebra?
Con el equinoccio de primavera, que ocurre este 20 de marzo, llega a su fin el invierno. Desde la antigüedad, este hecho astronómico ha sido de vital importancia para los distintos pueblos que elaboraron a su alrededor calendarios agrícolas y mitos.
En tiempos en los que la tecnología ha resuelto buena parte de las necesidades cotidianas, en los que los habitantes de las ciudades no tienen que pensar cuándo sembrar o cosechar, en los que los ciclos de los ríos no tienen mayor importancia, probablemente pocos sepan que entre el 19 y el 21 de marzo ocurre el equinoccio de primavera, un evento astronómico que marca el fin del invierno y el comienzo de la primavera en el hemisferio norte. Sin embargo, desde tiempos antiquísimos, cuando ni siquiera la escritura había aparecido, los equinoccios y solsticios eran fundamentales para organizar la vida productiva y social de las comunidades.
En especial el equinoccio de primavera, pues significaba el inicio de la época de mayor prosperidad: los cultivos daban frutos, el ganado engordaba y el comercio florecía. Esta importancia quedó registrada en la cosmogonía y mitología de las comunidades antiguas, alrededor de la muerte y el renacimiento de la naturaleza.
¿Qué es un equinoccio?
Los equinoccios son dos momentos (uno en marzo y otro en septiembre) en que el Sol está alineado con el plano del ecuador celeste y por eso el día y la noche tienen la misma duración. El que ocurre entre el 19 y el 21 de marzo representa en el hemisferio norte el paso del invierno a la primavera, y en el sur, del verano al otoño. Y en el Polo Norte comienza un día de seis meses de duración y en el Polo Sur, una noche de seis meses.
El equinoccio de primavera en la antigüedad
Este evento marcaba un punto importante en las actividades agrícolas de las antiguas culturas, a tal punto que hacía parte de sus mitologías relacionadas con el renacimiento del mundo, de la naturaleza o de los dioses. El rapto de Perséfone Algo similar sucede con este mito griego. Perséfone, hija de Zeus y de Deméter, diosa de la agricultura, es raptada por Hades, el señor del inframundo. Su madre cae en una profunda depresión, abandona el cuidado de los cultivos y empieza a buscar a su hija. Zeus, al ver que la humanidad iba a morir porque no había cosechas, negoció la entrega de Perséfone para que Deméter recobrara la alegría.
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Sin embargo, Hades le puso una trampa a Perséfone para que estuviera la mitad del año con él y la otra con la madre. Cuando ella pasaba la temporada con el señor del inframundo, Deméter entraba en una profunda tristeza que impedía cumplir con sus funciones de diosa de la agricultura.
El mito de la resurrección
Nuestros antepasados observaron que periódicamente la naturaleza moría en el invierno y volvía a renacer en la primavera, y para explicar ese ciclo crearon mitos y rituales. En el antiguo Egipto, el mito de la muerte y descuartizamiento de Osiris por parte de Seth y posterior resurrección llevada a cabo por su hermana Isis, para luego tener un hijo con él, representa los ciclos del crecimiento del Nilo y la agricultura en esta civilización.
La era de los cazadores recolectores
Estos antepasados de hace más de 10.000 años reconocían la importancia del equinoccio de primavera. Veían que por esos días las praderas y bosques se descongelaban para darle paso al nacimiento de flores y frutos. Así la primavera se relacionó con la fertilidad y aparecieron los primeros cultos a dioses de la agricultura y la fecundidad.
El equinoccio de primavera hoy
Con el auge de la nueva era y de los movimientos neopaganos, la celebración del equinoccio tomó vuelo. Ahora miles de personas viajan a antiguos observatorios astronómicos (como Stonehenge) o grandes monumentos (como Tenochtitlán) para recargar energía o tener una experiencia mística. Sin embargo, estas conmemoraciones ignoran el contexto en que surgieron y están guiadas por el esoterismo más que por una comprensión del pasado.