Entrevista
“Es imposible ser torero sin amar al toro”: Castella, el mejor torero francés de la historia, defiende su profesión
Sebastián Castella, el torero francés que reaparecerá en Manizales en solitario ante seis toros, explica en entrevista con SEMANA por qué los toreros no son “asesinos” como los acusaron desde el Congreso colombiano.
SEMANA: ¿Por qué un niño como Sebastián Castella Turzack, francés y de sangre polaca, dedicó su vida a ser torero?
Sebastián Castella: Personas como por ejemplo Picasso, Einstein o García Márquez nacieron con un camino predestinado. Yo nací torero, lo llevo en los genes, en la sangre, en la mente, en el corazón… Las señales que he tenido desde mi niñez me llevaron a recorrer ese camino. No he tenido que elegir la profesión en mi vida, la profesión me ha elegido a mí y se ha convertido en mi vida.
SEMANA: ¿Soñó con ser el mejor torero de la historia de Francia?
S.C.: Salí con 14 años de mi casa, dejé muy pronto el colegio, no tuve adolescencia como la de casi todos los jóvenes, de salir con los amigos, de salir a una fiesta. Gracias a todos esos años dedicado a mi profesión, a mi pasión, mi vida entera entregada totalmente al toro, he llegado dónde he podido.
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SEMANA: ¿Qué pasó en los más de mil días retirado de las plazas de toros?
S.C.: Sebastián Castella encontró a Sebastián Turzack. El artista, el torero, el profesional, se encontró con el ser humano. Estaba en una burbuja mental, quizás por falta de vivir la vida en un mundo real, fuera de la profesión. Tenía que buscarme, es decir, poner los puntos sobre las íes. Sin el ser humano, el artista nunca llega al clímax.
SEMANA: ¿En qué se refugió?
S.C.: Probé pintar. La exposición de mis capotes pintados en Casa de Vacas, la galería en el centro de Madrid, fue una experiencia inolvidable. Fue el Ayuntamiento el que contactó con nosotros con la propuesta de montar esta exposición, ¡y en plena feria San Isidro! Más de 30 mil personas la visitaron. Entiendo que hay curiosidad por conocer mi mundo. Y yo, cuando vi los capotes colgados en aquellos espacios grandes y luminosos, sinceramente, me sentí feliz. Porque seguía teniendo el toro en mi vida, en esta ocasión, toro creado y pintado por mí, mi propio toro.
SEMANA: ¿Cómo fue su vida sin los toros?
S.C.: Pude vivir, conocer otros mundos, ver las cosas desde otra perspectiva. Pude entenderme al final. Yo necesitaba madurar, analizar la vida, entender lo que quiero y sobretodo lo que no quiero en mi vida. Aquí admito que debo agradecer a mi compañera de la vida, Katia, es una mujer inteligente y derecha me apoyó y me ayudó a sistematizar todo este caos y echar palante.
SEMANA: ¿Qué aprendió?
S.C.: No todo es triunfar. Hay dos filosofías: el éxito en la vida y la superación personal. Cuando es la del éxito en la vida, nada es suficiente y todos los que nos rodean tienen la culpa. Pero la superación personal es cuando te levantas por la mañana, te miras en el espejo y dices: “bueno, manos a la obra”. Pocas personas piensan en el oficio. Piensan en la fama, en el éxito en la vida… Mientras tanto, hay que ser un Maestro muy serio. Cuando les preguntas a los británicos: ¿Cómo consiguieron sus maravillosos céspedes? Los están cuidando durante 300 años. Eso es. Sólo tu oficio puede ponerte de rodillas, de verdad, con honor, con dignidad. Y a mí me puso. Fue la tarde de mi última Puerta Grande en Madrid.
SEMANA: Tres semanas en la frontera entre Polonia y Ucrania, el pasado mes de abril, ayudando refugiados que huían de los bombardeos rusos… ¿Cómo fue esa experiencia de voluntario en la guerra?
S.C.: Hay luchas y guerras, no sé por qué estamos luchando unos contra otros. Parece que en nuestra época en la sociedad hay una tendencia de luchar, pero cuando llega la guerra verdadera, eso es otra cosa. Estando ahí en la frontera he visto miles de personas que perdieron a su madre, sus hogares, sus familiares, pero nadie lloraba. Yo sólo pensaba: estamos perdiendo los valores. Ojalá que la guerra no existiera.
SEMANA: Hoy los toreros son vistos como “asesinos”... ¿Por qué torear en estas circunstancias?
S.C.: Es curiosa mi profesión, unos nos siguen hasta la muerte, otros nos llaman asesinos. Hicieron una entrevista a los niños de un colegio y una de las preguntas fue de dónde venían los huevos. La respuesta más común fue: “del supermercado”. Mucha gente olvida cómo se vive en el sostén de nuestra sociedad que es el campo. Es muy fácil opinar sin conocer.
SEMANA: ¿Qué les dice a los senadores que en la madrugada del jueves votaron por la abolición de la tauromaquia en Colombia?
S.C.: Los que trabajamos para la fiesta brava somos nosotros quienes estamos cuidando el campo y los animales. Cualquier ganadero tiene caballos, perros, gatos, gallinas, cochinos, aves, y todos son cuidados, alimentados y vacunados. En España, la dehesa cuida a los animales como el lince ibérico, una especie en vías de extinción. Y no nos olvidamos de los miles de familias que trabajan en el campo y reciben su sueldo para poder vivir. Los invito a que conozcan cómo vive el toro bravo. Se asombrarán.
SEMANA: ¿Por qué en Francia no se aprobó el nuevo proyecto para prohibir las corridas de toros?
S.C.: No olvidamos nuestra historia: preservamos el bienestar animal, protegemos la raza del toro de lidia, un patrimonio que merece ser transmitido a las generaciones futuras. Porque si desaparece la Tauromaquia, desaparecerá la raza del toro bravo. Nos están transmitiendo que la base del país es la democracia, entonces, tenemos todo el derecho exigir la existencia y el respeto hacia nuestra profesión. Pretendemos defenderla, si tenemos que enfrentarnos al oscurantismo de los extremos, estaremos vestidos de luz para caminar juntos por el camino de la libertad. Sin ninguna vergüenza, hay que decirle a todos los indecisos: no somos ni bárbaros ni sádicos.
SEMANA: Aunque su profesión es Matador de Toros, ¿cómo así que usted es un torero animalista?
S.C.: Todos los toreros somos animalistas. Desde niños, cuando llegamos a esta profesión, se nos enseña a respetar al animal. A diario estamos en contacto continuo con el animal, los vemos nacer, lo vemos crecer, aprendemos de ellos. Conocemos sus instintos, su carácter. Entonces, ¿cómo no ser animalista? Es imposible ser torero sin amar al toro.
SEMANA: ¿Por qué reaparece en la plaza de toros de Manizales y no en su tierra, Francia?
S.C.: No son las ganas que me faltaba, obviamente, ni la oportunidad de reaparecer en mi tierra. De hecho me contactaron para torear la goyesca de Arles de 2022, y era una propuesta bonita, un tema artístico y todo. De hecho, querían que decorara la plaza y toreara. Pero los tiempos mandan y las ilusiones también, y en septiembre de 2022, aún no me sentía preparado para volver a los ruedos.
SEMANA: ¿Y por qué en solitario ante seis toros?
S.C.: Mi ilusión desde que volví con el toreo en la cabeza, con la decisión de volver a los ruedos, fue que quería hacerlo con seis toros, y la empresa de Manizales siempre estuvo pendiente y nos ofreció la plaza para volver. En septiembre, cuando estuve en Manizales, me enteré que el maestro Paco Camino, en su día, también volvió a los ruedos en una feria de Manizales, y como me gustan mucho las anécdotas históricas, los números, con más razón. Creo que no había mejor lugar.