ENFOQUE
“Estamos a punto de entrar a otro periodo de violencia que durará décadas”
El politólogo Francisco Gutiérrez presenta su libro ¿Un nuevo ciclo de la guerra en Colombia?, en el que presenta un panorama poco optimista del país. En entrevista con SEMANA, explica por qué es necesario tratar de salvar los acuerdos de paz.
SEMANA: Usted en su libro habla de ciclos de violencia ¿por qué no hemos podido salir de ellos y alcanzar la paz?
Francisco Gutiérrez: Hemos tenido dos ciclos muy prolongados: el llamado canónicamente la Violencia, y el de la guerra contrainsurgente. Cada ciclo de estos deja motivos, odios y un personal de especialistas en violencia (como dijo tan claramente Alberto Lleras durante el Frente Nacional) que se pueden activar en cualquier momento. Por otro lado, los sectores del sistema político que entienden la necesidad de los acuerdos son bloqueados por poderosas fuerzas que usan los argumentos de rigor en estas coyunturas: que no se puede perdonar o que no se pueden dar incentivos a estos bandoleros, y buscan impedir la creación de sistemas de incentivos que inviten a esos especialistas en violencia a permanecer dentro del sistema legal.
SEMANA: ¿Perdimos la oportunidad para hacer una paz estable y duradera?
F.G.: Creo que no está perdida, pero sí a punto de perderse. Lo que yo argumento en el libro, y los hechos lo demuestran, es que ese peligro comenzó desde el mismo momento de la implementación, que fue inestable y limitada. Me explico: el riesgo de ese nuevo ciclo de violencia no solo se debe al cambio de Gobierno, aunque claramente sí está relacionado con él, sino a problemas de fondo del Estado colombiano. Estoy seguro de que si la implementación sigue como va, estaremos aterrizando a un nuevo ciclo de violencia, no con los mismos actores que participaron en el anterior ciclo, el de las guerrillas marxistas, no necesariamente con los mismos argumentos, pero sí con parte del mismo personal.
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SEMANA: ¿Duque ha querido acabar con los acuerdos de paz?
F.G.: En ese aspecto, Duque ha sido mucho más inteligente que los radicales del Centro Democrático, porque él entiende que debe mantener una legitimidad frente a la comunidad internacional que se logra mostrándose como defensor del proceso de paz mientras los desmonta acelerada pero taimadamente. Era la única opción que tenía, sobre todo teniendo en cuenta su activismo internacional, que pasaba por presentarse como defensor de la democracia (para aislar el régimen de Maduro, etcétera.). Esta fue una operación muy audaz que requiere más capacidad de cálculo de la que habitualmente se le reconoce a Duque. Pero la ofensiva contra los acuerdos de paz no fue por eso menos brutal, y se ha desarrollado en casi todos los frentes. De hecho, el desmonte de lo que va quedando tiene gran centralidad en la agenda legislativa del partido de Gobierno.
SEMANA: ¿El partido Farc está cumpliendo con los acuerdos?
F.G.: Me parece que sí, en esencia, aunque obviamente estas cosas nunca son perfectas. Lo más evidente, entregaron las armas. Nunca, que yo sepa, amenazó con volver al monte. Ha sido bastante leal en ese sentido, en algunos casos lindando con lo estoico. Recuerde que les están matando a su gente. Y aunque falta mucho, mucho en términos de verdad, vemos cómo sus líderes han ido mejorando sus posiciones. Ya nadie habla de “retenciones”, ¿cierto? Ese era el eufemismo oficial de las Farc para hablar de secuestros. Pero por fortuna ya salió de circulación. El sistema de incentivos del acuerdo de paz está llevando a ese partido a una posición cada vez mejor y más realista.
SEMANA: ¿Cuáles son esos malos augurios que pueden iniciar un nuevo ciclo de violencia?
F.G.: Si el uribismo vuelve a ganar en las urnas, el acuerdo en la práctica estará muerto. Por eso creo que hay que generar hechos políticos y una pedagogía a favor de la paz. Sus defensores deben hacer un alto en el camino y repensar la estrategia. Y si llega un gobierno propaz tendría que convocar las distintas fuerzas políticas para pensar en dónde estamos parados y cómo se puede parar esta carrera hacia el abismo.
SEMANA: ¿La paz será un tema importante en la campaña de 2022?
F.G.: Sí, por tres razones. Primero, es un tema que nos afecta a todos. Segundo, no hay comunidad política viable que permanezca en un estado permanente de guerra civil. Tercero, al menos una de las fuerzas en la elección –el uribismo– tiene la oposición a los diseños del acuerdo y más en general a lo que ella percibe como “chavismo” en el núcleo de su programa. Además, creo que la violencia brutal que ya estamos contemplando no cejará.