ENFOQUE
“Hechos como los ocurridos en Sabanalarga son extremadamente inusuales en las iglesias cristianas”: John Milton Rodríguez
Hace una semana fue noticia un pastor en Sabanalarga que engañó a sus seguidores diciéndoles que el juicio final ocurriría el 28 de enero y luego escapó tras presuntamente estafarlos. SEMANA habló con el pastor y senador John Milton Rodríguez sobre este suceso y los valores éticos que deben tener los líderes religiosos.
SEMANA: ¿Qué opina de lo sucedido con el grupo religioso en Sabanalarga?
John Rodríguez: Es una desafortunada interpretación de lo que dice la Biblia acerca de acontecimientos y sucesos que se presentarán en el futuro de la humanidad. Esto está acompañado de una serie de elementos históricos a analizar, y opino que se dio una incorrecta interpretación de la aplicación de lo que significa la segunda venida de Cristo. A nosotros los pastores no nos corresponde definir el cómo, el cuándo y el dónde, pues el día y la hora nadie lo sabe. Por eso fue un error afirmar un acontecimiento del cual solamente sabe Dios.
SEMANA: ¿Qué piensa de la huida del pastor Gabriel Alberto Ferrer Ruiz y el desamparo en que dejó a sus seguidores?
J.R.: Todo liderazgo, sea espiritual, empresarial o político, conlleva una responsabilidad con las comunidades. Se trata de un compromiso con aquellos que, de alguna manera, se sienten identificados, representados o que acompañan la causa. Nosotros no podemos huir si se comete una falla o si se trata de una incorrecta interpretación. El peor error es no dar la cara. Obviamente se deben afrontar esas circunstancias con responsabilidad y dignidad.
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SEMANA: ¿Cómo evitar que líderes saquen ventaja de algo tan esencial en las personas como lo es la fe?
J.R.: Hoy en día tenemos un nivel de exposición muy delicado. Pero lo bueno es que las personas son mucho más formadas en diferentes ciencias y conocimientos. Tenemos nuevas generaciones que tienen integrado en sí el sentido de coherencia con lo que se habla, lo que se piensa y lo que se hace. Entonces a los líderes que no tengan esa facultad de coherencia o que carezcan de integridad y de respeto, pocos les creen ahora. Cada vez la población es mucho más selectiva con sus ideales. Por otra parte, pienso que para hacerles frente a esos casos se deben promover los liderazgos colectivos o gobiernos corporativos, en los que haya personas que puedan, de alguna manera, revisar el tipo de liderazgo que uno está desarrollando, que puedan cuestionar e incluso corregir.
SEMANA: Usted y su congregación hacen parte de una organización a la que pertenecen más iglesias cristianas. ¿Tienen un reglamento para aceptar nuevos líderes o iglesias?
J.R.: Todo derecho implica unos deberes. El Artículo 19 de la Constitución da el derecho a toda persona a la libertad religiosa y la potestad para profesarla y difundirla en forma individual o colectiva. Así mismo, la Ley 133 de 1994 reglamenta el acceso jurídico de esa libertad religiosa para entidades religiosas. Para ello se identifican una serie de estatutos, entre ellos un código de ética interno. Cada vez es más difícil que personas inescrupulosas puedan tener permiso para funcionar como iglesia. De hecho, en el Ministerio del Interior, en cabeza de la oficina de Asuntos Religiosos, han realizado un trabajo articulado con diferentes religiones del país para cerrarle el cerco a la ilegalidad.
SEMANA: Ante los recientes acontecimientos hay personas que exigen que debe haber un mayor control hacia las iglesias ¿Usted qué opina al respecto?
J.R.: Hoy las personas no se dejan meter los dedos en la boca tan fácilmente, y más en asuntos de fe. La gente es mucho más estricta, más fuerte. Pero si suceden hechos como el de Sabanalarga, las autoridades deben hacer todo lo necesario para salvaguardar la Constitución, la ley y el respeto de la buena fe de las personas. Infortunadamente este tipo de noticias degradan la imagen de los líderes religiosos, pero en verdad no son hechos sistemáticos dentro de las instituciones religiosas.
SEMANA: ¿Algún mensaje final?
J.R.: Hay que seguir avanzando en la formalización y en el reconocimiento religioso. Valorar el trabajo hecho por la gran mayoría de organizaciones cristianas por más de 180 años en el país. Y, sobre todo, tenemos que unirnos alrededor de los principios importantes de la fe, la reconciliación, el amor fraterno, el respeto y el sentido solidario para ayudar a los más necesitados, sea cual sea la religión que se practique.