Entrevista
“La muerte y la esclavitud están manchando los estadios del Mundial de Catar”
Guillermo Whpei, un argentino de la provincia de Santa Fe, la misma donde nació el rosarino Lio Messi, denuncia que cerca de 6.500 personas han muerto por las precarias condiciones de los obreros que ‘camellan’ en la construcción de los estadios en el país árabe. El presidente de la Federación de Museos de Derechos Humanos habló con SEMANA.
SEMANA: ¿Qué está pasando en Catar?
Guillermo Whpei (G.W.): Desde que fue designado como sede del Mundial 2022, doce personas, por semana, están muriendo en el desarrollo de la infraestructura: estadios, centros de convenciones, carreteras. Los obreros son migrantes de los lugares más vulnerables que nosotros podamos imaginar. Esta realidad ha cobrado más de 6.500 muertes.
SEMANA: ¿En cuánto tiempo han ocurrido estas 6.500 muertes?
G.W.: Desde 2010 hasta el día de hoy se calculan, aproximadamente, más de 6.500 muertes en la construcción de la infraestructura de Catar, casi todos de lugares vecinos y vulnerables. Por ejemplo, Sri Lanka, Nepal, Bangladesh. Sus embajadas ya han denunciado 5.927 muertes desde el 2011 hasta el año pasado. Todavía faltan Filipinas y Kenia, que aún no tenemos información. Pakistán, declaró 824 muertos.
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SEMANA: ¿De dónde salen esas cifras? ¿Cuál es la fuente? ¿Cómo se documentan?
G.W.: Las embajadas son una fuente. Entidades internacionales como la Organización Internacional del Trabajo (OIT), organizaciones civiles como la nuestra, hemos hecho trabajo de campo y de investigación donde podemos respaldar este tipo de denuncias. En 2018, un mes antes de que iniciara el Mundial de Rusia, se recogió, en un informe llamado “Sin duelo, un Mundial donde todos pierden detrás de la pasión”, que se describió pormenorizadamente lo que estaba sucediendo en Catar. Hasta ese momento se contabilizaban 2.000 muertos.
SEMANA: ¿Y qué pasó con ese informe?
G.W.: Ese mismo informe se lo llevé a su santidad el papa Francisco. La verdad, él se asombró. Vimos el informe juntos como cuestión de estado, a tal punto que le enviamos una carta a Gianni Infantino, presidente de la FIFA, pidiéndole que por favor interviniera.
SEMANA: ¿Infantino o alguna autoridad de la FIFA dieron alguna respuesta?
G.W.: Desafortunadamente se sabe que este Mundial nació viciado con el Fifagate. La designación de Catar nació oscura. Mi función fundamentalmente es poner sobre la mesa las violaciones de derechos humanos, pero de Infantino, después de la invitación que le hemos hecho, no hemos tenido respuesta. Ni siquiera ahora que hemos circulado una carta a todas las federaciones de fútbol del mundo.
SEMANA: ¿Y qué dijo entonces el papa Francisco?
G.W.: El papa Francisco se arrodilló y dijo: “No puedo creer lo que estoy viendo”. Entonces, cuando el jefe del Vaticano analizó el informe dijo: “A esto hay que darle intervención de manera urgente”. Es por esto que el papa le envió una carta a Infantino invitándolo a una reunión para que aclaren la situación. Pero nunca ha habido respuesta.
SEMANA: La cantidad de personas muertas en Catar, según sus datos, sí han muerto en los trabajos de construcción de escenarios para el Mundial?
G.W.: Muchos dicen que de muerte natural porque el diagnóstico es paro cardiaco. Pero por favor, todas las muertes son paros cardiacos, absolutamente todas. Ahora, no dicen la causa del paro cardiaco. Imagínese que son personas mal alimentadas, que viven hacinadas entre 40 y 50 personas, con un baño. Donde trabajan entre 14 a 18 horas bajo un sol de más de 50 grados de temperatura, que es una de las grandes causales para la descompensación y que mueran de ataques cardiacos.
SEMANA: Miles de personas están buscando una oportunidad de trabajo en Catar. ¿Cómo es la situación de estos trabajadores?
G.W.: La gente que llega a Catar a trabajar son de las clases más vulnerables de los países antes mencionados. A muchos de ellos les retiran el documento, no pueden ir libremente de empleador a empleador, tampoco cambiar de trabajo, deben tener permiso de su jefe actual para poder cambiar. Hay algo muy difícil de aceptar y tiene que ver con una visa de patrocinador que se da. Allí, los reclutadores de los trabajadores les cobran hasta €3.500 la visa, esto quiere decir que los trabajadores deben estar allí más de 12 meses sin cobrar un sueldo solo para poder pagar esa visa. Esto es esclavitud.
SEMANA: ¿Las multinacionales que patrocinan el Mundial de Fútbol saben esta situación?
G.W.: No. Sinceramente, nos hemos dedicado fundamentalmente a seguir esta línea de la denuncia pública, ahora nuestro paso son las federaciones de fútbol, posteriormente van a ser los jugadores.
SEMANA: ¿Esta esclavitud que usted denuncia se ha vivido en mundiales anteriores?
G.W.: Pasó en el de Brasil con la construcción; en Rusia, con la prostitución; en el Mundial del 78, en Argentina, se tapó un gran escándalo de persecución ideológica y desaparición de personas. Siempre los mundiales tuvieron este tipo de eventos ligados.
SEMANA: ¿Para usted el Mundial se debería cancelar? ¿Cambiar su sede?
G.W.: Me gustaría que todo el mundo hable de esto. Yo no soy quién para decir si la sede tiene que estar en Catar o no. Como ser humano y humanista sí soy quién para decir que de esta manera no, con estas condiciones laborales no. La cantidad de muertos van a manchar los estadios de sangre. Ya están manchados de sangre.
SEMANA: Que un argentino esté en contra de la realización del que será la última oportunidad de Lio Messi para ganar un Mundial, ¿le ha traído algún tipo de animadversión en su país?
G.W.: En absoluto. Estoy trabajando con total libertad y con todo el respaldo. Me encanta el fútbol, amo el fútbol, y mi problema no es con Catar. Es con las condiciones de trabajo que hay en Catar. Aquellos que denunciamos estamos expuestos a represalias. Pero no me preocupa. Me preocuparía más que mis hijos me miren y me digan “papá, no hiciste nada por esto”. Más allá de que sea un ídolo mundial, espero que Messi acompañe esta cruzada, que si bien es quijotesca, el Quijote existió.