NOTAS DE ENFOQUE
La piratería en WhatsApp de prensa escrita y otras notas de enfoque
La piratería en WhatsApp de prensa escrita, Rubén Sierra: adiós a un gran filósofo, una reflexión del escritor Ricardo Silva sobre la postpandemia y más.
La piratería en WhatsApp de prensa escrita
En las últimas semanas se ha masificado el envío de revistas y periódicos en formato digital por WhatsApp, lo que constituye una infracción a la propiedad intelectual y lesiona la sostenibilidad económica de los medios impresos. Ante el incremento de este fenómeno, Asomedios advierte que WhatsApp “no está autorizado por estas empresas” para difundir sus publicaciones, y llama “la atención del público en general para que no use, reproduzca o distribuya las versiones irregulares de revistas y periódicos. Y acudan a estos medios solo por las páginas y redes sociales verificadas”.
Rubén Sierra: adiós a un gran filósofo
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Foto:Unimedios
En algún momento Rubén Sierra dijo: “Tengo libros en una abundancia innecesaria, los compro para mi trabajo o solo por curiosidad”. Esa frase resume la vida de este filósofo caldense que murió el 28 de junio a los 82 años. Fue un incansable lector y escritor que como profesor defendió la cultura escrita y la responsabilidad social del intelectual. Esa sensibilidad lo llevó a dirigir en la década de los ochenta la Biblioteca Nacional. Como pocos, se atrevió a criticar el ambiente académico del país. A sus estudiantes de las universidades Nacional, de Caldas, del Valle y de los Andes constantemente les decía que los intelectuales colombianos no estaban preparados para la controversia, que la filosofía hecha en Colombia no analizaba los problemas del país y que la historia era fundamental para hacer análisis filosóficos. Con su muerte llega a su fin una generación de filósofos, entre los que se encuentran Nicolás Gómez Dávila y Rafael Gutiérrez Girardot, que a lo largo del siglo XX crearon la modernidad en la filosofía colombiana.
“Cuando todo esto termine...
Va a seguir el virus ahí, como tantos, en el aire e incorporado a la especie, pero las transformaciones sociales y culturales de las que se ha venido hablando, y de las que se ha venido hablando porque se han estado dando aunque haya sido al paso de la tortuga de la fábula –quiero decir: los remezones de estas sociedades jerárquicas, machistas, discriminadoras, explotadoras, violentas, plagadas de abusadores del poder que ha dado la acumulación salvaje en estas décadas con vocación de siglos–, seguirán sucediendo de tal modo que cuando menos lo pensemos estarán mandados a recoger quienes se nieguen a hacer parte de redes solidarias de individuos, de redes entre iguales.
Yo sí creo que la generosidad va a seguir recobrando su prestigio. Sé, por supuesto, porque no voy por ahí silbando con pajaritos azules en los hombros, que los políticos y los poderosos y los matones rancios a la Trump no solo van a patalear, a escriturarse el mundo, a recrudecer sus acciones como se ha visto en estos días de violencia colombiana –los emperadores desnudos de antes, que ahora responden “y qué” cuando les señalan su desnudez, van a seguir después–, pero creo seriamente que el desmadre que empezó el pasado bisiesto va a irse encauzando por los lados de un mundo menos brutal, menos devastador.
Uno no lo cree del todo porque tiene un pie en el siglo XX, pero poco a poco los hijos de todas las casas, que ven el bipartidismo o el catolicismo sombrío o el colonialismo como vestigios del pasado, no están acusando recibo de la vida como una experiencia a la que se viene a aniquilar, a prevalecer. ¿Y si no? Mejor vivir pensando que sí.
Ricardo Silva, escritor.