Entrevista
“Los taurinos no somos violentos ni asesinos, eso es una falta de respeto para quien gusta de la tauromaquia”: César Rincón
El torero y ganadero colombiano, que ha defendido la tauromaquia en el Congreso, habla del proyecto que se tramita para prohibir las actividades taurinas en Colombia y cuestiona que el país pueda entrar en un ámbito prohibicionista.
SEMANA: ¿Se deben prohibir las corridas de toros en Colombia?
CÉSAR RINCÓN: No, en lo absoluto. La prohibición no se debe hacer porque precisamente la Corte Constitucional es enfática al decir que la tauromaquia es una actividad artística y cultural, no se deben de prohibir las expresiones artísticas del ser humano en ningún momento y en ningún concepto, porque precisamente a raíz de eso, es que nace la libre determinación.
El ser humano puede ejercer ese, lógicamente salvaguardando las costumbres y las formas de ejecutar las cosas. Es como querer cerrar una iglesia, ¿si yo soy religioso por qué no puedo ir a una iglesia? Así que si alguien quiere ir a un festejo taurino ¿por qué se lo van a prohibir? A nadie obligan para que vaya a un festejo taurino.
SEMANA: Ese es un punto importante, por ejemplo, a Manizales fueron más de 65.000 personas a las corridas. ¿Cómo decirles a esas personas que no pueden volver a ir a una corrida?
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C.R.: Es que ese es el problema, en una democracia cabemos todos. Es importantísimo que estamos en un Estado de derecho y se deben respetar los gustos de todos los colombianos. Hace poco terminó la feria de Manizales y no hay una queja de alguien que haya sufrido una agresión, pelea, riña o enfrentamiento. En las plazas de toros nunca ocurre nada de agresión ni nada por el estilo. La Policía acude a las plazas porque es un requisito, pero ellos prácticamente resultan viendo las corridas porque el ambiente es muy tranquilo. En los festejos taurinos no ocurren cosas como tantas que pasan en otros escenarios.
SEMANA: Supongo que esos otros escenarios pueden ser los estadios de fútbol donde hay armas o peleas entre los hinchas y nadie habla de acabar los partidos. En los toros hablan del maltrato animal, pero en otros deportes se matan entre las personas. ¿Sería absurdo querer prohibir el fútbol?
C.R.: Exactamente. Muchas personas, de manera errada, dicen que a través de la tauromaquia se genera violencia y eso es mentira. Yo empecé desde pequeñito, como desde los 10 años, y nunca he sido una persona violenta, nunca he tenido una pelea en mi vida y quienes están en contra de esta fiesta pueden revisar mi pasado judicial, a mi familia o a mi entorno porque no somos violentos. Ahora está de moda que a los taurinos hay que apartarlos de la sociedad, eso está mal hecho. Los taurinos no somos violentos ni asesinos, eso es una falta de respeto para quien gusta de la tauromaquia. De las 65.000 personas que fueron a la plaza de Manizales, ninguna tuvo una pelea ni nada parecido. A nosotros nos han estigmatizado y hay que hacer una reflexión de vida porque esto no puede ocurrir en una democracia.
SEMANA: ¿Es una estigmatización por moda?
C.R.: Puede ser, es una moda por el mascotismo o el exceso en la protección animal. Yo soy amante de los animales y, de hecho, protejo muchísimo al toro de lidia y tengo muchas mascotas, pero entiendo que en ellos existe el mismo ciclo de vida que en los humanos. Nacen, crecen, se reproducen y mueren. Pero el proceso del mascotismo consiste en humanizar a los animales, tenerlos encerrados en apartamentos, vestirlos con ropa, querer entrarlos a todo lado, así que ese es el problema. Veo mucha gente que le habla a los perros y gatos, eso es respetable, pero entonces por qué se debe respetar eso y los toros no.
Estamos llevando a que un animal sea igual a ser humano y eso no puede pasar jamás, además hay quienes quieren comparar un perro o un gato con un toro de lidia, eso es desproporcionado y los animalistas no lo entienden.
Estamos hablando que el toro de lidia es un bovino de 500 kilos, no lo puedes meter debajo de tu cama, encima de la cama ni lo sacas a pasear con collar. Su genética es la lucha o el combate, para eso existen porque son animales fuertes.
SEMANA: Si el proyecto de ley se aprueba, ¿cuántos toros de lidia habría que sacrificar?
C.R.: No, pues sería impresionante. Hay que hacer el cálculo, pero me da tristeza pensar en eso. ¿Cuántos animales se sacrifican a lo largo y ancho del mundo para satisfacer las necesidades del ser humano? Millones de millones.
Pero el ganado de lidia tiene una selección genética de 100 años que podamos contarles en Colombia, pero con muchos más en el mundo. Pensar que mañana por desconocimiento de muchos se pueda ir todo ese material genético a la basura, me duele mucho. Yo crío al toro de lidia porque es mi satisfacción, pero eso tiene que tener un equilibrio en la vida, si yo no puedo lidiar ese animal, pues desde luego no lo voy a conservar, y entonces es la tristeza del trabajo de muchísimos años de mucha gente que ha hecho eso, por gusto también.
SEMANA: ¿Cuáles serían las afectaciones si se prohíben las corridas?
C.R.: Muchísimas. En el tema de la ganadería hay unos procesos que van desde el transporte hasta el alimento, pasando por familias que trabajan en ellas; los veterinarios, trabajadores y mayorales. Pero también una grave afectación para banderilleros, toreros, cuadrillas, acomodadores en las plazas, el vendedor informal y todo lo que genera en turismo de las ciudades. Podríamos quedarnos hablando de las afectaciones económicas por horas, pero de fondo lo más grave es cómo el Estado le puede decir a alguien: “te queda prohibido hacer lo que te gusta”. Eso es lo más complicado porque además muchas familias que dependen de esto, más que gusto es lo único que saben hacer en la vida.
Aprendí una frase que dice: “cuando veas las barbas de tu amigo cortar pon las tuyas a remojar”. Esto significa que hay intereses políticos en el tema, no animalismo. ¿Ustedes creen que hay derecho a que en el Senado hayan excluido las corralejas y las riñas de gallos? Pues eso ocurrió. Pero quienes están hoy felices por eso, mañana sufrirán como nosotros porque seguramente irán por ellos también. Haremos todo lo posible porque eso no sea así, que haya sensatez y equilibrio en el debate. Si esto sigue así mañana el mundo rural, que es nuestra despensa en las ciudades, también desaparecerán porque irán por los cerditos, por las gallinas y enseguida por los caballos. Es increíble que no puedan usar una mula en una finca cafetera porque enseguida dicen que es maltrato animal.
SEMANA: ¿Qué opina de quienes están en contra del maltrato animal, de las corridas de toros, pero apoyan el aborto en Colombia?
C.R.: Pues que precisamente es una contradicción muy grande. Hablan de la protección del animal para que no maten al toro, pero si se trata de un embrión apoyan el aborto. Eso es increíble. Cada uno tiene opiniones y se respetan, pero hay congresistas que dicen no a la muerte del toro de lidia, pero sí a la muerte de bebés. En la vida debe haber equilibrio y coherencia, los animalistas no la están teniendo.
SEMANA: ¿Le preocupa que Colombia entre en el mundo del prohibicionismo?
C.R.: Claro que me preocupa porque llegaríamos al punto en que te digan qué puedes hacer y que no. Están hablando de una ‘paz total’ y sin embargo quieren decirle a la gente qué pensar. El otro día veía tristemente como no dejaban actuar a un niño torero en la plaza de toros de Manizales que venía de España con sus padres y los permisos para actuar porque decidió ser torero. Sin embargo, vemos a muchísimos niños en Colombia aguantando hambre, sufriendo y a lo mejor mendigando por un pan, un plato de comida y trabajando. Ahí no pasa nada, no salen los animalistas a decir nada ni los políticos se preocupan por ellos.
SEMANA: Lo hemos visto en el Congreso varias veces. ¿Le da más susto ponerse delante de un toro de 500 kilos o ponerse delante de los congresistas?
C.R.: (RISAS) Desde luego ir al Senado por una cosa muy grande (risas) porque uno desconoce todo en la vida y el ambiente del Congreso lo desconocía. No sé el tema de leyes y eso, pero he ido aprendiendo. Ahora, es el primer año en que fui al Legislativo, pero seguiré yendo. Debo decir que, conociendo el Senado, me da tristeza que muchos congresistas quieran prohibir la tauromaquia porque no han querido informarse sobre el tema, no quieren conocer cómo se cría y vive el toro de lidia. Son nuestras raíces y no las podemos desconocer. Los senadores deberían ir a las ganaderías para que conozcan y vean exactamente las realidades, es una lástima que puedan legislar con un desconocimiento tan grande. Muchos senadores y representantes han hecho el ejercicio y sin ser taurinos se han dado cuenta que hay mucha tela por cortar porque quieren hacernos daño y por eso han dicho: un momento esto no es de un pupitrazo y listo.