IN MEMÓRAM
Estado islámico asesina al arqueólogo de la majestuosa ciudad de Palmira
Khaled Asaad murió el pasado martes 18 de agosto a sus 81 años después de haber dedicado su vida a cuidar los tesoros de Siria.
Había dedicado la mayor parte de su vida a proteger el tesoro arqueológico de Palmira, un oasis en el desierto sirio que hace 2.000 años sirvió como estación en la Ruta de la Seda. El mundo académico lo respetaba por los estudios que dirigió con equipos de Francia y Alemania para entender mejor la vida de culturas antiguas. Pero nada de eso pareció importarles a los militantes de Estado Islámico (EI). En mayo, la organización terrorista se tomó la ciudad y arrestó al profesor, que había logrado enterrar algunas de las piezas arqueológicas más valiosas para protegerlas de la sed destructora de los invasores. Lo interrogaron y luego lo torturaron. Pero Asaad no reveló la información y colmó la paciencia de sus captores, que decidieron decapitarlo y colgar su cuerpo en la entrada del pequeño museo donde trabajó durante 50 años. Bajo sus pies colocaron la cabeza y las gafas y una nota en la que lo culpaban de blasfemia. En una jugada del destino, al cierre de esta edición se conoció que un ataque aéreo estadounidense había dado de baja al segundo en el mando de EI en Irak.