QUÉ PASÓ CON
Oliverio Rincón
Por ser boyacense, escarabajo de primera y triunfar en Europa, muchos vieron al ciclista Oliverio Rincón como el Fabio Parra de los años 90. Montando su ‘caballito de acero’ domó las cimas más altas de los Pirineos, los Alpes y los Andes colombianos. Rincón nació en Duitama (Boyacá) en 1968 y comenzó a pedalear para ganarse la vida los 12 años, cuando repartía pan en los barrios de su ciudad. Gracias a su fuerza y resistencia empezó a competir en los Nacionales de Turismeros y en carreras de aficionados, pero sólo a los 20 años fue fichado por el equipo Castalia, con el que ganó la Vuelta a Colombia en 1989.
En 1991 comenzó su trayectoria internacional al correr para Kelme y después para Amaya Seguros y Once. Oliverio es de los pocos colombianos que han ganado etapas en las tres grandes vueltas, el Tour de Francia (1993), la Vuelta a España (1993 y 1995) y el Giro de Italia (1995). Después de su retiro, en 1998, los titulares se olvidaron de Rincón hasta cuando en 2000 el ELN y las Farc lo secuestraron en dos ocasiones, por fortuna estuvo pocos días en cautiverio.
Hoy Rincón se siente tranquilo. Pasa buena parte del día al frente de Villa Yaneth, su finca en Duitama, donde cría vacas lecheras y caballos de paso. Ya no monta cicla y subió casi 12 kilos desde su retiro, pero sigue pendiente de los corredores colombianos, como su hermano Daniel. Tiene tiempo para estar con su esposa y sus dos hijos adolescentes, poder comerse una buena picada sin complejo de culpa, al ritmo de vallenatos y rancheras. Oliverio afirma que “hay momentos en los que me hace falta la cicla, ganar, el público y viajar, hasta que me acuerdo del frío, de la dieta estricta y el sufrimiento que se vive al ser ciclista”.