ENFOQUE
“Popeye me dijo: ‘estoy viendo un fantasma, usted debería estar muerto’”: Francisco Santos
El 21 de mayo de 1991, el exvicepresidente fue liberado tras ocho meses de cautiverio por orden de Pablo Escobar. Treinta años después de recuperar la libertad, confiesa que nunca pensó salir con vida.
SEMANA: ¿Cómo era Colombia hace 30 años?
Francisco Santos: Muy violenta. El narcoterrorismo había dejado innumerables muertos. La violencia de los extraditables se ensañó contra la policía y los ciudadanos. Ponían carros bomba en las calles, donde inocentes caían. En tres meses mataron 500 policías, y el futuro era muy enredado. Realmente, fue una época muy difícil.
SEMANA: ¿Qué pasó ese 19 de septiembre de 1990?
F.S.: La última llamada que hice antes de salir del periódico a un tratamiento para dejar de fumar, que no me sirvió, fue a María Isabel Rueda. Estaba desaparecida Diana Turbay con un grupo de periodistas, y a las tres de la tarde de ese día habían secuestrado a Marina Montoya. Llamé a María Isabel cinco minutos antes para decirle que Pablo Escobar tenía a Diana y a Marina. Tenía solo una fuente y quería reconfirmar. Quedamos en que al otro día buscaríamos una segunda fuente para publicar la noticia. Iba saliendo de la redacción, y mi primo Felipe Santos me dijo que lo llevara. Le dije que no iba para la casa, menos mal no se montó porque lo habrían secuestrado. Yo, siendo jefe de Redacción de El Tiempo, era muy agresivo contra Pablo Escobar; además, tenía una columna y decía lo que tocaba en ese momento, aunque eso le podía costar la vida a uno.
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SEMANA: ¿Y cómo lo secuestraron?
F.S.: Recuerdo que salí del consultorio. Iba en un carro blindado, pero el conductor que tenía no era el de siempre y no estaba entrenado para saber usar el carro. Se llamaba Oromancio Ibáñez. Lo asesinaron. Al momento del secuestro, se congeló porque lograron bloquear el carro, y perdimos la única ventaja de andar en ese tipo de carro. Ahí empezaron los ocho meses de sufrimiento.
SEMANA: ¿Qué quería Escobar?
F.S.: Seguramente, el plan que tenía era presionar al Estado al tener personas que pudiera intercambiar en caso de ser capturado. Por eso secuestró al grupo de periodistas. Aunque, finalmente, nunca supe si eso era lo que quería.
SEMANA: ¿Por qué cree que lo secuestró Escobar?
F.S.: Sin duda, por ser integrante de la familia Santos, por ser jefe de Redacción del periódico El Tiempo y ser tan crítico del narcotráfico.
SEMANA: ¿Imaginó salir vivo?
F.S.: No. Diana Turbay murió empezando 1991, yo ya llevaba cinco meses secuestrado y nunca pensé que saldría vivo. Es más, cuando estuve en RCN en 2012, fui a la cárcel de Cómbita a entrevistar a Popeye (jefe de sicarios de Escobar). Cuando entró al lugar donde hicimos la grabación, lo primero que me dijo fue: “Estoy viendo un fantasma, usted debería estar muerto”.
SEMANA: ¿Cómo pasaron esos meses de secuestro?
F.S.: Oía noticias, escuchaba corridas de toros y me enteré de que mi padre (Hernando Santos Castillo) no había ido a ninguna de las corridas. Me dio mucho dolor porque era lo que más le gustaba. Lo único que tenía era un radio, y esa fue mi compañía durante el secuestro.
SEMANA: ¿Cuándo supo que sería liberado?
F.S.: Me habían dicho que me iban a liberar esa noche (21 de mayo). Maruja Pachón seguía secuestrada, pero los Extraditables, en ese entonces, dijeron que liberarían a los últimos dos secuestrados de todos los periodistas que tuvieron. Como a las nueve de la noche, me llevaron por la avenida Boyacá hasta la calle 80 (en Bogotá) y ahí me dejaron. Tomé un taxi y volví a mi casa después de ocho meses y un día de secuestro.
SEMANA: Los medios dedicaron sus primeras planas a dos noticias positivas para el país: su liberación y el triunfo del torero César Rincón en Madrid. ¿Doble alegría para su padre?
F.S.: Después de ocho meses, y ya con la decisión tomada por parte de los extraditables de liberarme, fui el epicentro de la familia. Yo no me acordaba de la salida de César Rincón por la puerta grande de Las Ventas en España; sí me acuerdo de la segunda, y me tocó vivir la tercera.
SEMANA: Después de 30, ¿años qué recuerda del secuestro?
F.S.: Que gracias a Dios puedo estar hablando de este tema como una anécdota.