ENFOQUE
Prendas polémicas
Algunos episodios recientes demuestran que los códigos de vestuario, necesarios en algunas ocasiones, en otras pueden llegar a extremos discriminatorios o ridículos. Las mujeres son las más afectadas.
1. Hace unos días la subdirectora del periódico Vanguardia Liberal, Diana Giraldo Mesa, denunció que en la sede de la Fiscalía de Bucaramanga le prohibieron entrar por llevar un vestido a la altura de las rodillas. Según afirmó, una vigilante de la entidad le explicó que la orden era no dejar entrar a mujeres en leggins, ropa ajustada o vestido. Con razón la comunicadora se pregunta “¿de cuándo acá se exige un código de vestir para acceder a la Justicia?”.
2. El mes pasado United Airlines prohibió abordar uno de sus aviones a dos jóvenes que vestían leggins. El episodio llegó a las redes y tras la oleada de críticas la empresa explicó que se trata de una medida que afecta solo a quienes viajan con el programa de beneficios para empleados y familiares de estos. La norma busca que quienes hacen parte de la empresa vistan de forma adecuada e incluye en sus prohibiciones blusas ceñidas o escotadas, ropa excesivamente sucia, prendas rasgadas, entre otras. Sin embargo, la declaración no atenuó las críticas y muchos cuestionaron que las mujeres sean las más afectadas.
3. Nicola Throps, recepcionista de la consultora PriceWaterHouseCooper en Londres inició la llamada “revolución de los tacones” después de que el supervisor de su empresa la devolvió a su casa y le descontó el día de sueldo por haber ido a trabajar con zapatos planos. La mujer comenzó una campaña que resultó en una investigación recientemente publicada del Parlamento británico que muestra que medidas como obligar a las mujeres a teñirse el pelo y usar maquillaje son frecuentes.
4. Uno de los debates más complicados con el tema del secularismo en Francia es el de la forma de vestir de las mujeres musulmanas. Además de la prohibición de usar velos que les cubren el rostro, se ha sumado a la polémica el burkini, vestido de baño que cubre casi la totalidad del cuerpo. Mientras algunos critican que muchas mujeres musulmanas deban taparse para ir a nadar, para otros es una muestra de intolerancia religiosa proscribir su uso. En agosto de 2016 el gobierno lo prohibió en 15 localidades y playas de la costa mediterránea con el argumento de que no respetaba la secularidad del Estado francés.