Polémica

Simón Bolívar: ¿Héroe o villano?

Reverenciado por unos y odiado por otros, el Libertador ha dejado de ser ese prócer de la independencia virtuoso e intachable para convertirse en un personaje al que se le cuestionan sus acciones y se le acusa de genocida, racista y megalómano.

27 de febrero de 2021
| Foto: jorge restrepo

Hace pocos días se conoció la noticia de que la asociación de militares Tercios Viejos Españoles le solicitó al alcalde de Sevilla (España), Juan Espadas Cejas, retirar una estatua de Simón Bolívar. Según la agremiación, es inaceptable que en el país ibérico se le rinda homenaje a un personaje traidor al Imperio español y genocida. La petición podría ser un curioso hecho, pero en realidad hace parte de un revisionismo histórico que ha tomado fuerza en los últimos años en todo el mundo y que ha empezado a revaluar a los considerados héroes, incluido Bolívar, que hasta hace poco era considerado la quintaesencia del heroísmo en América Latina.

El problema del mito de Bolívar

Si alguna persona de la actualidad pudiera viajar en el tiempo y vivir en las primeras décadas del siglo XIX, se daría cuenta de que, en medio de la inestabilidad política de la época, Simón Bolívar tenía fuertes opositores que, lejos de considerarlo un héroe, tenían una opinión desfavorable de él. No en vano intentaron asesinarlo en la famosa ‘noche septembrina’. Tras su muerte, y con el tiempo, el Libertador se fue convirtiendo en un héroe y en el padre fundador de varias naciones latinoamericanas.

La necesidad de los dirigentes de las nuevas naciones, como Venezuela y Colombia unificadas, los llevó crear héroes como personajes representantes de la unidad nacional y Bolívar hace parte de ese relato. El problema es que para que el Libertador fuera aceptado por la mayoría de la población se despojó de todos sus defectos y acciones cuestionables. Así, se convirtió en un semidiós digno de adoración. Ahora, autores como Pablo Victoria utilizan documentos históricos reales, pero sacados de su contexto, para demostrar la villanía de Bolívar. Pero, ¿cuál de las imágenes es la verdadera?

Bolívar, el héroe

No cabe duda de que Bolívar fue el líder militar más importante de las primeras décadas del siglo XIX, comandó casi 500 batallas con las que logró la independencia de Venezuela, Colombia, Ecuador y Perú. Según la historiadora Marie Arana, en su libro Bolívar, el libertador de América, “la acción militar de Bolívar duró el doble de la de Washington. El territorio que cubrió era siete veces más grande y abarcaba una asombrosa diversidad geográfica”.

Un genio político y destacado propagandista y orador

Los panegiristas del Libertador dicen que escribió 92 proclamas y 2.632 cartas. De estas cifras no se tiene certeza, pero lo cierto es que la abundante documentación demuestra que, desde su incursión en la revolución, Bolívar siempre tuvo planes políticos concretos y utilizó la palabra para movilizar a las masas y ganar aliados.

Bolívar, el villano

Traidor: A Bolívar se le acusa de haber traicionado a varios de sus compañeros de lucha, entre ellos a Francisco Miranda. En este caso, los historiadores concuerdan en que el Libertador fue uno de los artífices de la entrega de Miranda a los españoles en 1812 y afirman que siempre se sintió orgulloso de hacerlo. Sin embargo, no hay unanimidad sobre las razones de la traición, unos afirman que lo hizo por odio y soberbia y otros creen que Bolívar pensaba que Miranda había deshonrado la causa independentista.

Genocida: Entre las decenas de hechos por los que se le acusa de genocida a Bolívar se encuentran la declaración de ‘Guerra a muerte’ de 1813 a los españoles y la denominada masacre de la ‘Negra Navidad’ de 1822, en la que el general Antonio José de Sucre, por órdenes de Bolívar, asesinó a buena parte de los habitantes de Pasto.

Veredicto: “Ni tanto que queme al santo, ni tan poco que no lo alumbre”

En su libro, Marie Arana describe a Bolívar de la siguiente manera: “A pesar de todo (su heroísmo) era un hombre imperfecto. Podía ser impulsivo, testarudo, lleno de contradicciones. Hablaba con elocuencia sobre justicia, pero no fue capaz de impartirla en el caos de la revolución. Tenía problemas para aceptar las críticas y le faltaba paciencia en las discrepancias…”. En otras palabras, todo héroe es hijo de una época. Por ello es injusto condenarlo o absolverlo de acuerdo con los valores de nuestra época. Más que construir héroes o villanos, lo importante es utilizar sus vidas para entender las contradicciones sociales de un tiempo determinado.