QUÉ PASO CON

Tatiana Ariza

A los 16 años Julio Sánchez Vanegas le propuso ser parte de un proyecto infantil llamado Nubeluz. Siempre polifacética, hizo parte de los programas Cuentos de la Naturaleza, Magazín al Día y aceptó la propuesta de trabajar con Yamid Amat en el noticiero CM&.

15 de septiembre de 2012
| Foto: DANIEL REINA ROMERO/SEMANA

A los 16 años Julio Sánchez Vanegas le propuso ser parte de un proyecto infantil llamado Nubeluz. Siempre polifacética, hizo parte de los programas Cuentos de la Naturaleza, Magazín al Día y aceptó la propuesta de trabajar con Yamid Amat en el noticiero CM&. También recuerda con cariño los dos años en los que fue presentadora de Máquina de Sueños, “fue ahí donde reconocí el poder de trabajar con y para la gente”. Realizó su práctica profesional como periodista de la Universidad de la Sabana en Caracol Televisión y presentó la sección de entretenimiento en 2000. “Nunca me gustó el ‘teleprompter’, siempre quise verme como una mujer normal, que se podía equivocar y a la que le encantaba interactuar con las personas”, dice Tatiana, y precisamente por eso, muchos la recuerdan como una presentadora carismática y natural. Eso la motivó a proponerle al canal la sección ‘Tatiana Más Cerca’, en la que libre y espontánea recorría paisajes paradisíacos de Colombia. En 2006 participó en el programa Bailando por un Sueño y obtuvo el segundo lugar. Ese mismo año se desconectó de los medios porque sintió que ya había cumplido su ciclo y decidió abrir dos pastelerías en Bogotá, sin embargo, el proyecto no la convenció. En 2007 conoció a su actual esposo, el venezolano Alejandro Rivielo. Alejandro lleva 20 años trabajando con Herbalife y ahora ambos reparten el tiempo entre sus trabajos y su vida familiar. Tatiana vive en Bogotá, tiene 38 años, se siente feliz con sus dos hijos, Alejandro de 4 y Sofía de 2, y no descarta la posibilidad de volver a los medios.“Quisiera tener un espacio para poder hacer un magazín donde el contenido social fuera importante”, asegura con la misma sonrisa y alegría que conserva desde que estaba en Nubeluz.