ENTREVISTA
"Ojalá pudiera entrevistar a Uribe y a Germán Vargas" Yamid Amat
Después de más de 50 años de carrera periodística, Yamid Amat estrena su primer libro, ¡Cuidado con lo que dice!, una antología de sus mejores entrevistas. Habló con SEMANA sobre entrevistados difíciles, embarradas y el Santa Fe de su alma.
¿Por qué se demoró tanto en sacar un libro?
Por física falta de tiempo.
¿Para cuándo el segundo?
No he pensado ni qué, ni cómo, ni cuándo.
De las entrevistas que aparecen ahí, ¿cuál le gusta más?
Todas, sin excepción. Es como cuando uno tiene varios hijos, no puede decir cuál le gusta más. Cada entrevista es un universo y todas tienen un atractivo para mí. Todas tienen sus ventajas y sus errores. Para mí son pequeños grandes hijos.
Pero debe haber alguna que recuerde con cariño…
Es muy difícil recordar lo que han dicho miles de personas. Yo leía las entrevistas y me sorprendía de las cosas que decía la gente. Pero por ejemplo la de Andrés Jaramillo, de Andrés Carne de Res. Eso es una gozadera, porque el tipo además de ser buen restaurantero es genial en sus respuestas. Y es un tipo culto, ¡quién lo creyera! Porque con esa pinta que tiene uno piensa “este hombre qué va a saber”. Pero claro que sabe. La entrevista con Escalona fue un encanto, por la cantidad de anécdotas y de vivencias que tuvo durante sus años de gran compositor.
¿Alguna entrevista especialmente triste?
La de Luis Fernando Montoya fue dolorosísima, muy humana y muy dolorosa por la situación de incapacidad física en que se encontraba cuando yo lo entrevisté. Estremece por dolorosa, y se llena uno de amor por él. Y, sobre todo, de admiración por la manera estoica y valiente en la que enfrenta su desgracia.
¿Qué error recuerda haber cometido en una entrevista?
Apenas asumió la dirección de la Selección Colombia, Pékerman citó a tres periodistas y yo era uno de ellos. Conversó con nosotros y no nos advirtió que eran declaraciones off the record. Y yo convertí eso en entrevista para El Tiempo. Eso le provocó una gran molestia. Fue una embarrada porque yo sí debí haberle dicho que lo iba a publicar. Aunque tampoco dice nada extraordinario, solo lugares comunes.
¿Lo llamó a reclamarle?
No me llamó, se quejó ante la Dimayor y ante la federación, y ellos me llamaron a mí.
¿Qué entrevistas le han resultado especialmente complicadas?
Hay entrevistados sumamente difíciles, y uno tiene que ir serpenteando hasta llegar al tema que quiere tratar. Las más complicadas han sido con personas que fueron delincuentes, como Mancuso o Raúl Reyes, por ejemplo. La reina Noor de Jordania fue muy difícil, porque el acceso a ella es complicado y además porque es una mujer sumamente bella, y eso cohíbe.
Pero usted tiene fama de no cohibirse ante mujeres bellas.
A veces sí, y mucho.
¿A qué personaje ha querido entrevistar y no ha podido?
Tal vez el hombre más difícil para entrevistar, que pretendía hacerlo y no pude, es Germán Vargas Lleras. Él tiene varios problemas, uno de ellos es que es muy soberbio. Y Álvaro Uribe, que es mesiánico. Esas son dos entrevistas que no pude hacer, porque tener acceso a ellos no es fácil. Y no responden lo que uno pregunta, eluden y terminan casi atacando en sus respuestas.
Todavía está a tiempo.
Ojalá pudiera hacer esas entrevistas, porque Álvaro Uribe es para sentarlo y tenerlo ahí un día preguntando y preguntando. Él tiene las condiciones de un caudillo, y como todo caudillo tiene que enfrentar sus problemas. El caudillismo no se delega, no se puede delegar. La gente admira a Uribe, pero no a los uribistas, eso es rarísimo, es un fenómeno nacional. Hitler era un caudillo, Franco era un caudillo, Nasser era un caudillo, Hussein era un caudillo, Perón era un caudillo. En general todos hombres de derecha, como Uribe.
¿Cuál el truco para lograr que a sus entrevistados se les olvide tener cuidado con lo que dicen?
Cuando yo tengo al entrevistado al frente, tengo una idea básica, pero no una lista. Preparo la entrevista, pero prepararse no significa tener más de una pregunta.
¿Cómo escoge a sus entrevistados?
Según el tema de actualidad. Colombia, creo yo, es el país del mundo que produce más noticias, sin ninguna duda. Un día hablamos del Nacional que pierde tres a cero, al otro de la violación de la tregua de las Farc, al otro de la inflación… la dinámica informativa de Colombia no tiene límites. No es como Suiza, en donde los periódicos no tienen qué publicar.
¿Recuerda su primera entrevista?
Yo era estudiante de Ingeniería química, y por razones de estrechez económicas de la familia me tocó abandonar los estudios y ponerme a trabajar. Y estaba trabajando en emisoras Monserrate, que ya no existe, y me mandó el director de noticias a una conferencia de prensa en la que monseñor Luis Concha Córdoba, cardenal en ese momento, anunciaría la visita a Colombia del papa Paulo VI. Y el día anterior había muerto en combate Camilo Torres. Cuando me tocó el turno de preguntar, le dije: “Monseñor, al margen de la visita del papa, ¿el cura Camilo Torres se va a ir al cielo o al infierno?”. Eso lo molestó muchísimo y me sacó de la rueda de prensa.
Es posible que cuando salga esta entrevista Santa Fe sea campeón.
La novena está cerca. Estoy absolutamente seguro de que seremos campeones otra vez gracias a [Gustavo] Costas. Porque el equipo no fue reforzado para ser campeón. Las contrataciones que se hicieron fueron malas. De nueve contrataciones, siete están sentados.
Pero con Santa Fe nunca se sabe…
Santa Fe es un sufrimiento. Incluso en los partidos que gana, uno siempre termina rogando que el árbitro pite el final.
¿Es verdad que usted se volvió santafereño un día que vio perder al equipo?
Claro, fue la primera vez que fui al Campín. En Santa Fe debutaban los argentinos [Guillermo] Milne, un back central, y [Leonardo] Bevilacqua, arquero. Y nos ganó 5-0 un equipo argentino que no recuerdo. Ese día vi salir llorando a [Carlos] Aponte, que era un marcador extraordinario. Me conmovió tanto ese llanto del jugador derrotado que me volví solidario.
¿Sigue yendo al estadio?
Sí, pero a los partidos con equipos clásicos. Hay un defecto en el fútbol colombiano que yo no sé cómo se podrá arreglar. Hay unos equipos como Jaguares, Tigres, Pumas… un zoológico que no me interesa.
Equipos grandes, como Millonarios…
A Millonarios le reconozco una cosa; que tiene una hinchada inmensa. Ojalá Santa fe tuviera tantos hinchas con tanta devoción. Cuando veo el estadio con Millonarios, casi siempre está lleno. Los santafereños desgraciadamente no son tan fieles a la hora de ir al estadio.
¿Es un hincha eufórico o tranquilo?
Yo no soy tranquilo en nada.