SEMANA: Quien visita Cartagena sueña con pasear en coche, pero también siente que así maltrata a los caballos. ¿Cómo resolver el dilema?
DIONISIO VÉLEZ: Hay que partir de un hecho: los coches son un emblema de la ciudad. Lo que pasa es que hay que dignificar esa tradición para todos los implicados: el usuario, el cochero, el dueño del coche, el dueño del caballo y el caballo mismo. Por eso acabamos de expedir un decreto.
SEMANA: ¿Todos se benefician, menos el animal?
D. V.: Sí, podríamos decirlo. De un coche y un caballo viven tres personas, pero ningún animal disfruta halando. Hay que decir, sin embargo, que un caballo está hecho para ese tipo de trabajo.
SEMANA: ¿Qué busca el decreto que acaba de expedir?
D. V.: Regular lo que nunca se había regulado. Fijar recorridos, reglamentar el funcionamiento de las pesebreras y los horarios y exigir un peso y una altura definida para los caballos. De ahora en adelante, no cualquier caballo podrá tirar un coche. Además, este debe ser de materiales livianos. En Cartagena hay 68 coches. Hay plazo hasta el 31 de diciembre para ponerse al día.
SEMANA: Hay quienes consideran que los coches son anacrónicos y que torturan a los animales. ¿Ha pensado en abolir ese servicio?
D. V.: Nunca he pensado en esa opción. ¡Los coches son un patrimonio de la ciudad!
SEMANA: Usted no es el primero que quiere cambiar la situación. ¿Cómo hacer para que el decreto no se convierta en letra muerta?
D. V.: El Datt y la Corporación de Turismo harán controles. Además, no ha sido un decreto impuesto, sino concertado.
SEMANA: De aquí a diciembre la gente seguirá viendo caballos famélicos que se caen al piso por el cansancio. Eso habla mal de Cartagena…
D. V.: Es necesario formalizar ese servicio porque se viene prestando muy mal. Quienes lo hacen hasta hoy han estado en una zona de confort y no les preocupa la calidad. Queremos que haya un mejor animal, un mejor coche y un buen servicio.¦