“Exijo que me digan negra”

NIGERIA RENTERÍA: Implica una doble discriminación: somos las más golpeadas, las más ultrajadas…

N. R.: Porque me defino así. Como afrodescendiente reconozco mi descendencia africana. El problema es que no sé de qué parte de África. Entonces, independientemente de mis raíces, prefiero sentirme orgullosa de ser negra.

N. R.: ¡Claro! En mi tierra hay pocas oportunidades y muchos estereotipos raciales. También hay gente que quiere frenarnos. Donde comencé a trabajar no había servicios públicos, pero eso me hizo fuerte porque conocí las necesidades de la población negra.

N. R.: Es difícil no serlo. Que te traten mejor o peor dependiendo de la oscuridad de tu piel es parte de la rutina. En la universidad, frente a mí, la gente solía hablar despectivamente de los negros. Yo les preguntaba: ¿No se dan cuenta de que soy negra? Respondían: No, tú no eres negra, eres mulata, morena, etcétera. Les exigí que me dijeran negra.

N. R.: En 2013 el presidente Santos dio un paso importante al promover la ley de igualdad de oportunidades para la población afrocolombiana, negra, raizal y palenquera. El camino ha empezado a construirse, pero todavía hay desigualdad en trabajo y educación. Donde vive la población negra es donde hay más problemas.

N. R.: Continuaré con el programa anterior, pero lucharé contra la violencia contra la mujer y contra el embarazo de adolescentes. Fortaleceré el observatorio para la mujer y haré un seguimiento riguroso al Conpes para la equidad de la mujer.

N. R.: ¡Sí! En relación con otros países, Colombia ha hecho avances. A la equidad de género se le ha dado prioridad no solo mediante políticas públicas, sino porque existe la voluntad política, económica y social.