SEMANA: ¿Qué respondería si un extranjero le pregunta si en Bogotá se respeta la diversidad sexual?
TATIANA PIÑEROS: Le diría que aquí existe una política pública y que la población LGBTI ha salido beneficiada. Esto no significa que haya dejado de haber desigualdad, pero sí que la ciudad quiere alcanzar el nivel de respeto de otras capitales.
SEMANA: ¿Podría Bogotá ser algún día un destino de turismo LGBTI?
T. P.: No estamos tan lejos. Le pongo un ejemplo. Hay una discoteca llamada Teatrón, una de las más grandes de América Latina, que atrae a gente de todo el mundo por la diversidad que ofrece. La gente viene a Bogotá solo para ir a Teatrón. Como ese lugar hay muchos otros: restaurantes, teatros…
SEMANA: ¿Qué significa para Bogotá su nombramiento?
T. P.: Es un mensaje contundente de diversidad e igualdad. Me han dado esta responsabilidad no por ser transgenerista, sino por mi formación y experiencia. He logrado entender que soy una persona como cualquier otra, y eso me ha permitido llegar hasta acá.
SEMANA: ¿Cómo logró entender eso?
T. P.: En cierto momento, yo sentía que era diferente. Me preguntaba, por ejemplo, por qué a mí no me gustaba lo mismo que a mi hermano. Y eso era un inconveniente. Eso pasa cuando los temas de diversidad sexual no se muestran, ni se tratan. Más adelante, descubrí que lo mío es transgenerismo y lo asumí. Así me di cuenta de que no soy un bicho raro, que la mía es una condición humana como cualquier otra.
SEMANA: ¿Quiere reorientar el turismo de la ciudad?
T. P.: Desde la administración pública se le puede explicar a la gente por qué un turismo sexualmente diverso es atractivo desde un punto de vista financiero. Pero ojo, yo no quiero convertir a Bogotá en un emblema LGBTI. Quiero más bien que el mundo la conozca como una ciudad amigable con la diversidad.
SEMANA: ¿Cuál será su estrategia?
T. P.: Consolidar la proyección internacional, vender a Bogotá y hacer que la gente venga. En 2013, vinieron 1 millón de extranjeros y 7 millones de turistas colombianos. Estoy convencida de que la ciudad debe volverse más amigable para atraer más gente. Y eso solo se logra adaptándola a sus habitantes y visitantes y no haciendo que estos se adapten a ella.
SEMANA: ¿Cómo piensa hacerlo?
T. P.: Es necesario que los bogotanos se apropien de la ciudad. Aquí muchos no la conocen. Yo quiero que la visiten, la reconozcan y la quieran. Solo así dejará de ser una selva de cemento, y eso redundará en la cultura turística.