El arte se convirtió en el camino hacia la paz
La Universidad del Norte finalizó la vigésima octava versión de su Festival de Cultura, en el que a través de la narrativa, las imágenes y hasta la danza se buscó crear conciencia sobre la necesidad de acabar con el conflicto.
Con una propuesta artística que buscó despertar entre los asistentes la necesidad de reencontrarse con la memoria y reflexionar sobre las condiciones que necesita Colombia para aceptar la inclusión y la paz, la Universidad del Norte, a través de su Centro Cultural la Cayena, finalizó la XXVIII versión de su tradicional Festival de Cultura, que este año invadió el campus universitario con las propuestas de dos consagradas artistas, quienes convirtieron su creación literaria en obra gráfica: Mónica Savdié, con su trabajo “Examen de Visión 20/20 y la de Viridiana Molinares, que lleva el nombre de “Cuerpos que Cuentan”, las cuales le dieron apertura a cuatro días de arte y reflexión, del 24 al 27 de octubre.
Bajo el título “Por un país en el que cabemos todos”, el Festival utilizó la fuerza expresiva y transformadora del arte para que el público, en general, pudiera visibilizar la violencia del conflicto armado, que no se quiere volver a repetir.
“Quisimos conectarnos con el momento trascendental que vive el país. Por eso el Festival de Cultura, en su vigésima octava versión, quiso servir de laboratorio artístico por la paz, conscientes de que nuestra reciente y violenta historia debe impulsarnos a continuar en la búsqueda de un acuerdo, como un antídoto contra la repetición de los horrores de la guerra. De esta manera, a través del arte, desnudamos esas verdades ‘ocultas’, para que el público, en especial los estudiantes, sintieran cada exposición como un aporte a su formación integral. Sin embargo, teniendo en cuenta la importancia de las muestras de Molinares y de Savdié, hemos decidido dejarlas exhibidas hasta el próximo 18 de noviembre”, sostuvo Deyana Acosta, directora del Centro Cultural Cayena, organizador del evento.
Obras que hablan
Es así, como durante cuatro días, el Festival convirtió el campus universitario en una galería a cielo abierto con ilustraciones a blanco y negro que hablaron de historias de guerra, por medio de siluetas poco definidas que colgaron en pendones sobre los árboles; mientras el suelo y las paredes fueron ‘tapizados’ con tablas optométricas de mensajes escondidos.
Esta transformación se dio, en una parte, con el trabajo “Cuerpos que Cuentan” de Viridiana Molinares, escritora y docente de Derecho de Uninorte, quien logró crear conciencia con algunos testimonios de violencia, extraídos de una investigación que realizó -junto a los profesores Sandra Bernal y Carlos Orozco- sobre las particularidades que se vivieron en la región Caribe, en la que grupos paramilitares desarrollaron políticas de exterminio contra la población LGBTI, que incluía castigos, entre ellos violaciones sexuales.
De esta manera, las entrevistas se convirtieron en narraciones literarias que, a su vez, fueron diagramadas por los estudiantes de Diseño Gráfico para dar lugar a las obras de 3x4 metros que fueron colgadas en el campus; como es el caso de siluetas de cinco cuerpos –en tamaño real- que ofrecían sistemas de audio, para que los visitantes pudieran escuchar las historias.
Según Molinares, “en el transcurso de la historia, la población LGBTI ha sido rechazada socialmente. Aquí el que no es heterosexual, no tiene espacio en la sociedad, porque la ley no lo reconoce. Sin embargo, hay gente que construye su identidad de género al margen de las reglas. Es así como la narración literaria de hechos de violencia provocó un acercamiento del lector con las víctimas, contribuyendo a crear lazos de reparación, reconciliación y visibilidad; sobre todo, cuando la construcción de la verdad judicial es compleja por la ausencia de denuncias, prescripción de acciones judiciales e imposibilidad material para juzgar individualmente todos los casos de violaciones de derechos humanos”.
Esta muestra estuvo acompañada con una instalación realizada en el marco del Festival, y que tuvo el mismo nombre, la cual fue organizada por el Colectivo Dunord de Uninorte, grupo que se encargó de hacer una presentación oral de las narraciones literarias a través de figuras humanas andróginas que contaban las situaciones de violencia sexual que afronta la población LGBTI, en la Costa.
Para ver mejor la realidad
El campus universitario también tuvo un cambio importante, gracias a la exhibición “Examen de Visión 20/20” -de autoría de la artista Mónica Savdié- que busca (por el mes en que estará expuesta) que los visitantes pongan sus ojos en el horror que los colombianos no hemos querido ver, que no hemos podido evitar y que no debemos repetir nunca.
Por medio de este trabajo, la artista muestra 52 testimonios violentos que ha desatado el conflicto armado, entre ellos, las masacres paramilitares, las minas antipersona y las ejecuciones extrajudiciales, los cuales fueron recopilados por ella durante ocho años, a través de las noticias, y que están dispuestos de manera audiovisual y en tres espacios del campus, emulando las letras empleadas por los exámenes de la vista, bajo tres temas centrales: el conflicto armado, la paz y la visión del país que queremos.
De esta manera, Visión 20/20 “nos devuelve –desde un testimonio de rigor estético- fragmentos y esquirlas de nuestra dolorosa realidad. Es un examen de ojos, pero también de conciencia y de encuentro con la memoria”, sostiene Deyana Acosta, quien dice sentirse satisfecha por la respuesta que han tenido estos trabajos entre los estudiantes de Uninorte.
Otras manifestaciones artísticas
El Festival, que siempre se ha destacado en el Caribe colombiano por impulsar y apoyar el talento artístico y por su variada programación, en esta ocasión también contó con presentaciones de danza contemporánea por la paz, a cargo de la coreógrafa y bailarina colombiana Olga Barrios, quien interpretó tres bailes de su obra “Petunia” en diferentes escenarios de la Universidad, las cuales tuvieron una duración de seis minutos, cada una, con las que ayudó al público a explorar la música salsa, la ritmicalidad, la improvisación, la teatralidad en el movimiento y el gesto, en comunión pacífica con la temática del género.
De igual forma, en el Lobby Norte del Coliseo de la universidad se desarrolló un taller de sensibilización para personas con discapacidad visual en el que, con la realización de varios ejercicios, los participantes tuvieron la oportunidad de explorar el universo del ritmo y la relación con diversos elementos como la música, la interacción con el espacio y con otras personas.
Por otro lado, el 26 de octubre se le dio rienda suelta al Día Uninorte Incluyente, que acogió una conferencia sobre inclusión y accesibilidad, dirigido por Juan Pablo Salazar, director del Plan Presidencial para la Inclusión de personas con Discapacidad, en la que expertos en temas de turismo accesible y educación y trabajo incluyentes analizaron el contexto actual y el reto de elaborar estrategias encaminadas a involucrar a las personas con limitaciones físicas dentro de la infraestructura de las ciudades y de las construcciones.
También tuvo lugar un taller de ilustración científica, liderada por María Camila Pizano, profesora de la Universidad Icesi, quien habló de la historia de la ilustración e hizo algunos ejercicios de tinta china con objetos e ideas tomadas del campus universitario. Finalmente se realizó el concurso Rompe las Barreras, en el que por medio de diferentes circuitos, los participantes tuvieron que sortear diferentes obstáculos que lograron sensibilizarlos frente a las dificultades que asumen las personas con alguna discapacidad. Se premió a los tres primeros lugares.
Sin dejar de mencionar el foro “Narrando el conflicto desde el cuerpo”, desde el que se abordó la construcción de identidad de género a través del cuerpo, en el contexto del conflicto armado y el post acuerdo.
Música e imagen: la receta
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El evento también le dio cabida a la celebración del IV Salón de Artistas Jóvenes de Uninorte, que en cada versión del Festival de Cultura busca promover el talento de los estudiantes uninorteños, abrir un espacio en el que puedan dar a conocer sus obras y premiar a los mejores trabajos que, en esta edición, galardonó con el primer puesto en fotografía a Gabriela Muñoz y en pintura a Jerson Niño Charrys, cuya temática era libre.
Otra de las novedades fue la proyección de la película “Human”, en la que Yann Arthus-Bertrand expone las imágenes que ha venido fotografiando del planeta y de la diversidad humana desde hace 40 años, con las que deja el claro mensaje de que la humanidad no avanza: “nunca hemos logrado vivir juntos en armonía”.
Para culminar, cabe resaltar que el Festival Cultural ofreció, en la mitad de la plazoleta, el mejor picnic musical durante tres días. Allí, con manteles de cuadros blancos y rojos, los estudiantes se sentaban a compartir sus alimentos y a escuchar la mejor historia del rock, de los temas clásicos y del jazz, a cargo de algunos DJ’s de la emisora Uninorte FM Stéreo, quienes además hicieron la mejor selección de vinilos de la fonoteca, para ponerlos en un tornamesa antiguo, cuya experiencia fue gratificante y sorprenderte.
“El jueves 27, con la visita de 80 rectores de algunas universidades del país –que hacían parte de la reunión de Ascun- cerramos esta vigésimo octava edición del Festival de Cultura de la Universidad del Norte, la que consideramos tuvo el impacto que esperábamos, especialmente entre los alumnos. Pero lo interesante es que logramos el reto de sorprenderlos, como siempre”, anotó la Directora del Centro Cultural La Cayena.