Las pruebas de estabilidad miden la capacidad del vehículo de mantener una trayectoria segura aun en maniobras difíciles.

ESPECIAL DE VEHÍCULOS

Lo que debe tener su carro nuevo

La oferta de accesorios y botones a veces hace olvidar la importancia de sistemas de seguridad imprescindibles en el automóvil moderno.

12 de octubre de 2013

La seguridad debe primar en cualquier tipo de vehículo. Por ella se entiende todo aquello que sirve para evitar accidentes o atenúa sus consecuencias. Al consultar la legislación automotriz de la Comunidad Europea, desde hace dos años todo vehículo que se venda en ese continente debe tener cinturones de seguridad de tres puntos en todas las plazas, al menos dos airbags (frontales) y Control Electrónico de Estabilidad (o ESC, por sus siglas en inglés).

El ESC agrupa las funciones de los sistemas ABS (frenos antibloqueo) y TCS (control de tracción) para evitar que el vehículo llegue a situaciones de riesgo, como salirse de la vía por perder la estabilidad.

A pesar de que en Colombia la ley había fijado un plazo similar para poner en marcha la misma medida, lamentablemente se ha venido aplazando. Sin embargo, si el representante de su marca le ofrece el ESC, vale la pena asumir la diferencia de precio en función de la seguridad.

Lo que no debe comprar
No es fácil que algún accesorio o sistema de equipo original sea inútil. Pero en el mercado posventa florece una importante industria de accesorios. Si bien algunos son de utilidad, otros francamente no deberían ni siquiera contemplarse.

Por ejemplo, se ven en el comercio unos clips para poner en los cinturones de seguridad para aliviar al usuario de su tensión constante. Sin embargo, para que los cinturones actúen adecuadamente deben ir bien abrochados y ajustados al cuerpo para así evitar que, por estar flojos, la persona no este segura.

Así mismo, la moda del tuning, aquella de personalizar los carros para ganar notoriedad, también es fuente de malas ideas. Por ejemplo, a algunos automovilistas ‘demasiado creativos’ les ha dado por cambiarles el color a las luces de advertencia del vehículo. Es decir: a las luces de freno –que deben ser rojas– o a las direccionales –que deben ser amarillas– les ponen bombillos azules o verdes, lo cual desde el punto de vista de la seguridad es un grave error.

Dice un informe técnico de Cesvi que “el ojo humano es más sensible a la luz amarilla […], y por esta razón las luces direccionales y las de estacionamiento son de este color, puesto que garantizan confianza en el proceso de advertir situaciones inesperadas. La sensibilidad al amarillo está en un orden de seis veces mayor que al azul. 

En consecuencia, se dice que el azul tiene una menor contribución a la sensación de brillo, mientras que el amarillo la tiene alta. Así mismo, si se analiza desde el punto de vista físico, el ojo humano tiene una mayor sensibilidad cromática para los colores superiores del espectro, especialmente los rojos, razón por la cual las luces de posición y las luces de freno obligatoriamente deben ser de este color, pues así se facilita la rápida acción del cerebro”.

Por consiguiente, desde el punto de vista de seguridad y del reglamento, no es permitido ni aconsejable cambiar los colores de las luces de los vehículos.