Estas son las mayores Pymes de Colombia en 2022
Aunque en 2021 mostraron recuperación tras la pandemia, tendrán que ajustarse a las reformas del gobierno Petro y enfrentar la desaceleración de la economía.
Tras enfrentar la pandemia y superar los bloqueos que significaron los paros del año pasado, las pymes se montaron en la cresta de la ola de la recuperación económica que se registró en 2021 y cuyo viento de cola, en algunos casos, siguió soplando a lo largo de 2022.
Para el año anterior, los ingresos de las mil pymes más grandes superaron los 30 billones de pesos, casi 30 por ciento más que en 2020, cuando llegaron a 23,1 billones de pesos. Donde hubo un salto significativo fue en las utilidades netas. Después de un 2020 marcado por la pandemia, las cuarentenas y las restricciones, y en el que esta cifra fue de 836.000 millones de pesos, para el año pasado creció 80 por ciento y superó los 1,5 billones de pesos.
El sector que lidera la actividad económica en las pymes es el de comercio, que para 2021 tuvo ingresos por casi 13 billones de pesos, el doble del segundo sector en ventas, que fue el de servicios, con 6,5 billones. Comercio tuvo un crecimiento en 2021 de 29,3 por ciento frente al año inmediatamente anterior.
Comercio, también por el tamaño y su representatividad dentro de las pymes, representa casi la tercera parte de las utilidades netas, al llegar a 541.000 millones de pesos en 2021, mientras que el sector de servicios registró un poco más de 400.000 millones en su rentabilidad.
De otro lado, 2021 significó la recuperación en la creación de empresas, en especial para volver a los niveles prepandemia. Según cifras de Confecámaras, en 2019 se crearon en Colombia más de 306.000 empresas, de las cuales 1.199 fueron pymes (1.131 pequeñas y 68 medianas). Un año después, nacieron en el país unas 272.000 empresas, de las cuales 1.396 fueron clasificadas como pymes (1.328 pequeñas y 68 medianas). Y el año pasado, la cifra volvió a los niveles anteriores a la pandemia al crearse 307.000 empresas, de las cuales 1.518 fueron pymes (1.449 pequeñas y 69 medianas).
Varias innovaciones están llegando al sector de las pymes para potenciarlas. Por un lado, por ejemplo, desde la Bolsa de Valores de Colombia se ha creado la plataforma digital A2censo, que desde 2019, usando el crowdfunding, ha financiado 130 proyectos de pymes por un monto total de 59.453 millones de pesos. Lo anterior, mediante el capital de personas naturales, en su mayoría, que se conectan e invierten en empresas colombianas en crecimiento.
También procesos de factoring y el desarrollo de las fintech les están dando un impulso a las pymes en un escenario, como el digital y el de financiamiento, donde no han avanzado tan rápido.
Este año se ha mantenido un viento de cola que le permitirá al país bordear crecimientos cercanos al 8 por ciento. Pero ya se anticipa una tormenta. Y los nubarrones se empezaron a ver en el primer trimestre de este año: según la Encuesta de Desempeño Empresarial de Acopi, se observa que este periodo fue impactado por temas coyunturales como el incremento de la inflación y la persistencia en el desabastecimiento de materias primas e insumos.
Además, este año las pymes, según Acopi, van un poco rezagadas frente a la dinámica de la economía. “El 48,4 por ciento de los indicadores fundamentales han presentado un decrecimiento muy importante, en especial en inversión y utilidades”, dice Rosmery Quintero, presidenta del gremio.
Hoy, la volatilidad y la incertidumbre están marcando la pauta. En el mundo soplan fuertes vientos de recesión. Ya Estados Unidos está en esa situación y se espera que otros países europeos también tengan un frenazo en su economía. La invasión rusa a Ucrania, las altas tasas de interés, la inflación que no cede y un dólar fortalecido que tiene a las demás monedas en el planeta sometidas conforman un panorama que ha obligado a los empresarios a ajustarse a un entorno más desafiante.
Por eso, si en el mundo llueve, en Colombia no escampa. La inflación sigue con grandes presiones al alza, y se calcula que podría terminar el año en cerca de 12 por ciento, una cifra no vista desde el siglo pasado, mientras que el Emisor ya llevó las tasas de interés a 10 por ciento.
Este puede ser un golpe fuerte para las mipymes que aún mantienen dificultades de acceso al crédito, y el dinero más caro hará que la estructura de costos se incremente y se impacten los resultados. La preocupación de corto plazo es el capital de trabajo.Además, también se puede dificultar la posibilidad de créditos para adecuar y modernizar plantas y equipos en medio de la transformación digital que viven las empresas y exigen los mercados.
”Las pymes se encuentran con uno de los primeros grandes retos, lograr estructuras correctas de financiación a bajo costo, debido a que las economías están aplicando políticas contractivas para corregir el alza de la inflación; el Banco de la República de Colombia, en su última junta, informó que la tasa de intervención se ubicó en 10 por ciento, afectando de forma directa la estructura de financiación a corto plazo”, dice John Linares, socio fundador de Club Pyme Colombia.
Como lo advierte el Banco de la República en las minutas de su más reciente junta directiva, el Indicador de Seguimiento de la Economía (ISE) del Dane, al igual que varios indicadores para el tercer trimestre, comienzan a mostrar señales de desaceleración de la actividad productiva:”Esa tendencia podría reforzarse en los próximos meses como consecuencia del agotamiento de los efectos de la demanda represada pospandemia, los efectos de la mayor inflación sobre el ingreso real, un menor impulso fiscal y la postura restrictiva de la política monetaria”. En ese sentido, revisó su pronóstico de crecimiento para 2023 de 1,1 por ciento a 0,7 por ciento. Esta proyección del Emisor encendió las alarmas porque en paralelo a este comportamiento de la economía vendrán las principales reformas del Gobierno de Gustavo Petro, quien ganó las elecciones bajo un mandato de cambio.
Para este año se definirá la tributaria, en la que sectores tan populares como las tiendas de barrio ven amenazada su supervivencia, mientras que empresas que están en las industrias extractivas empiezan a vislumbrar el marchitamiento de sus sectores.
Además, a finales de este año vendrá la discusión sobre el salario mínimo para 2023, con una presión de la inflación al alza que podría frenar o reducir el número de empleos en el país. De hecho, una investigación del Banco de la República advierte que un incremento del 1 por ciento en el salario mínimo reduce en promedio 46.000 empleos formales por año. De esta manera, un incremento alto en el salario mínimo podría impactar negativamente a las pequeñas y medianas empresas. “Los efectos serían más fuertes en empresas de 20 empleados o menos, así como en las más nuevas”, dice el análisis.
Y agrega: “El salario mínimo tiene efectos adversos en los flujos del empleo: reduce la creación y aumenta la destrucción de puestos de trabajo. Igualmente, aumenta la separación y reduce la contratación de trabajadores, todo lo cual conlleva pérdidas de empleo formal. Si bien hay efectos positivos en el ingreso de la mayoría de los hogares, se observan impactos negativos en los ingresos de las familias más pobres, que corresponden al primer cuartil”, advierte la investigación.
Esta discusión será ‘la cuota inicial’ de la reforma laboral que traerá no solo el debate en el sistema pensional, sino la transformación en la regulación de los contratos –en especial de los de prestación de servicios–, modificaciones a la jornada laboral y hasta en los horarios.
Las pymes están ante un escenario que se presume tormentoso, donde atrás están quedando los gozosos y ahora deberá enfrentar los retadores. Una verdadera prueba de fuego para el sector, que representa gran parte del tejido empresarial del país y su fuerza laboral.