Santa Marta 500 años: historia, turismo y nuevas oportunidades
La ciudad más antigua de Colombia está próxima a celebrar su quinto centenario. Un repaso por el pasado, presente y futuro de la Perla del Caribe, que en su puerto, herencia histórica y riquezas naturales tiene ventajas competitivas que la hacen única.
Hubo una época en Colombia en la que en cada aula de clase se impartía la materia de historia. Según el grado, se hacía énfasis en la historia colombiana, latinoamericana o del mundo. Ese aprendizaje dejó de darse de manera formal en los ochenta, lo cual privó a niños y jóvenes de un conocimiento que hoy debemos repasar: la trascendencia de Santa Marta en nuestra historia nacional, la riqueza natural que representa y su potencial para el desarrollo nacional.
El presidente de la Academia de Historia del Magdalena, Álvaro Ospino, quisiera que se contara en las aulas la importancia histórica que tiene la ciudad más antigua del país. “Habría que ilustrar el conjunto de factores geográficos que fueron determinantes en la elección de su enclave, con las facilidades de su comunicación intercontinental. Rememorar los sucesos de historia hispánica que determinaron su postración en la época colonial, que la ciudad fue el primer puerto del litoral Caribe colombiano, puente de penetración a los territorios internos, eslabón entre la metrópoli y la cadena de fundaciones en el Nuevo Reino de Granada, base de abastecimiento en el territorio y sede eclesiástica desde el año de 1533″.
La exministra de Comercio, Industria y Turismo María Claudia Lacouture, samaria y hoy presidenta de la Cámara de Comercio Colombo Americana (Amcham Colombia), aseguró que la herencia histórica más valiosa de la ciudad radica en ser cuna del mestizaje y de la construcción cultural de Colombia. “Santa Marta representa el punto de partida para el encuentro de culturas indígenas, africanas y europeas que dieron forma a nuestra identidad nacional. Además, es hogar de la Sierra Nevada de Santa Marta, un símbolo de conexión espiritual y natural que conserva tradiciones ancestrales vivas a través de sus comunidades indígenas, como los koguis, arhuacos, wiwas y kankuamos. Estos pueblos no solo son guardianes de un invaluable legado cultural, sino que también preservan conocimientos sobre sostenibilidad y armonía con la naturaleza que son relevantes para el presente”.
Futuro brillante
Desde el punto de vista económico, Santa Marta tiene una perspectiva prometedora. Según el índice de competitividad de ciudades para 2024, la capital del Magdalena goza de la mayor calificación en el pilar de sofisticación y diversificación, una posición que se debe, entre muchas otras razones, a que tiene una conexión con un amplio mercado internacional y una invaluable riqueza natural. Solo en un radio de 75 kilómetros hay cinco parques nacionales naturales, de los cuales dos son reservas de la biósfera.
Pero los desafíos no son pocos. Sergio Díaz-Granados, otro samario que ocupó la cartera de Comercio y hoy preside el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF), mencionó que es urgente asegurar un sistema de agua y saneamiento. “Se requieren avances en la infraestructura y en la capacidad para gerenciar el recurso hídrico. Este logro habilitaría cualquier otra decisión para la ciudad, porque con ello se reduce la pobreza y se cierran las brechas de desigualdad, un tema que afecta principalmente a las mujeres, quienes dedican varias horas del día al acarreo de agua para sus hogares. No es justificable que no haya agua en Santa Marta porque hay una gran riqueza hídrica y existe proximidad para llevarla a la ciudad”, recalcó.
Otros retos son resolver la contaminación de los ecosistemas marinos cercanos, además de la vulnerabilidad a fenómenos como la erosión costera, sequías, inundaciones y otros fenómenos que podrían agravarse con el cambio climático.
Potencia turística
Una de las grandes apuestas de la ciudad, y que justamente muestra su evolución a lo largo de las décadas, es su oferta de servicios turísticos, aprovechando su connotación histórica. Para los expertos, la meta es alcanzar un centro histórico revitalizado, con calles peatonalizadas, fachadas coloniales impecables y una oferta cultural dinámica, que incluya museos interactivos y eventos artísticos de talla internacional. “La Quinta de San Pedro Alejandrino se transformaría en un epicentro cultural de renombre, con exposiciones sobre la independencia de América Latina y el legado prehispánico. El turismo sostenible posicionaría a la ciudad como líder en el Caribe, con playas limpias, alojamientos ecológicos y actividades organizadas que respeten el medioambiente y fortalezcan el vínculo con las comunidades indígenas”, explicó Lacouture.
Una economía de servicios también se proyecta en la capital del Magdalena. Para Sergio Díaz-Granados, esto requiere proyectos orientados a la conectividad tecnológica, la infraestructura portuaria y la protección ambiental. “Se necesita fibra óptica, lo que permitiría habilitar la economía de la ciudad y aprovechar el talento joven y la migración de nómadas digitales. Además, la ciudad debe redefinir la vocación de su puerto y cómo conectarse con las demandas presentes y futuras de la carga para servirle al país con mejores esquemas de conectividad”.
El presente y el futuro de la ciudad se miden también en la relación que establezcan los samarios con el entorno natural y maravilloso que los rodea. No obstante, la ciudad debe adaptarse al cambio climático con proyectos más ambiciosos de protección. En esa línea, Díaz-Granados lamentó que no existan espacios como un jardín botánico o que no se haya logrado recuperar la parte media y baja del río Manzanares. Así, el llamado es a cerrar la paradoja de una ciudad rodeada de agua, que reposa a la sombra de parques patrimoniales de la biósfera como la Sierra Nevada y el Tayrona.