¿Cómo mejorar el sistema educativo en Colombia? Esto propusieron los expertos en Semana Educación
En una nueva edición de la revista Semana Educación, investigadores, maestros, estudiantes, rectores, organizaciones y empresas hacen un llamado a la acción y comparten sus propuestas.
Hemos querido llamar a esta edición Un asunto de todos para abrir el espectro de reflexión sobre la importancia capital de la educación para el bienestar y el desarrollo de Colombia. Para señalar que lo que ocurre con el presente (y futuro) de nuestros niños, niñas y jóvenes nos compete a todos.
En ese sentido, acceso, calidad y pertinencia siguen siendo los retos gigantescos que tiene nuestro sistema educativo. Pero todos estos se ven agravados por las brechas de inequidad y los fenómenos de violencia.
El diagnóstico sigue siendo preocupante y los datos lo demuestran: cerca de la mitad de los niños de 10 años en nuestro país no logra comprender un texto equivalente a un párrafo, según un informe del Banco Mundial; por otro lado, 1 de cada 2 estudiantes en Colombia evaluados en 2018 por las pruebas Pisa (Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos de la Ocde) no logró las competencias mínimas en lenguaje, según Unicef.
La deserción es otro elemento a revisar, pues hoy, de cada 100 estudiantes que entran al sistema educativo, solo 50 se gradúan de bachilleres. “Se trata de un sistema de educación que, en vez de generar movilidad, está segregando. El llamado es a tomar medidas urgentes”, dice una de las expertas consultadas en esta edición especial.
El problema comienza desde la Educación Inicial. La meta del Gobierno, que plantea el acceso para 2,7 millones de niñas y niños entre 3 y 5 años al ciclo preescolar, es apenas la punta del iceberg de un sinnúmero de retos que debe afrontar el país en todos los ciclos educativos.
Esta edición, que realizamos con motivo de los 10 años de la Cumbre Líderes por la Educación, busca ahondar en el presente de la educación en Colombia; ponerlo en perspectiva con respecto a la región y al mundo; darles voz a investigadores, maestros, estudiantes, rectores, organizaciones, empresas; dejar que los datos, con su elocuencia, les hablen a nuestros lectores; ofrecer soluciones desde distintas orillas y hacer un llamado a la acción porque nada de lo que comprometa a los niños, niñas y jóvenes de este país nos puede ser indiferente.
