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Los casi dos millones de venezolanos que han llegado a Colombia suponen un reto gigantesco en términos de atención , pero también oportunidades inmensas para la economía. Su integración laboral será fundamental para aprovechar ese potencial. ¿Cómo vamos y cómo mejorar?

28 de junio de 2021

El Proyecto Migración Venezuela (PMV) y la Fundación Ideas para la Paz (FIP) adelantaron un estudio para analizar cómo va la integración productiva de la población venezolana que ha llegado al país, que según el reporte de Migración Colombia de enero de 2021 suma 1.742.927 personas.

La realidad, en plata blanca, es que la integración laboral ha sido tortuosa, los resultados son escuálidos y todos los actores institucionales están en deuda. Sin embargo, la esperanza está en cientos de historias de migrantes y miembros de las comunidades de acogida que han logrado integrarse y en decenas de estudios técnicos que desde ya vaticinan los grandes beneficios que podría traer una inclusión productiva de esta población, que ha venido a ganarse la vida en una nueva tierra, con muchas ganas y conocimientos propios.

Aún así, sobresalen unas cuantas cifras lamentables. Según la Gran Encuesta Integrada de Hogares (GEIH) del Dane, de los 896 mil venezolanos que hacían parte de la población económicamente activa en febrero de este año, solo 61 mil están laborando formalmente, unos 701 mil están en la informalidad y más de 132 mil se encuentran desocupados. Esto quiere decir que el porcentaje de migrantes informales sin ninguna protección laboral alcanza la alarmante cifra del 92 por ciento.

Las barreras que han llevado a estos malos resultados vienen desde todos los sectores y están atravesadas por la desconfianza, la xenofobia, la torpeza institucional y el desconocimiento de las leyes por parte de los empresarios y de los propios migrantes.

La primera responsabilidad del Estado en esta materia fue la pobre estrategia de regularización migratoria que tuvo con los venezolanos hasta el 2020, pues más de la mitad de la población se encontraba en condición irregular y por lo tanto con dificultades para emplearse. Este obstáculo espera superarse con la entrada en vigencia del Estatuto Temporal de Protección para Migrantes Venezolanos, con el que el Gobierno nacional espera regularizarlos masivamente por 10 años.

Pero superado este embrollo, la otra gran barrera que enfrentan los migrantes es la convalidación de sus títulos y la certificación de habilidades. Sortear este proceso burocrático se ha convertido en una talanquera para miles de venezolanos, que no siempre tienen los recursos o todos los documentos necesarios para realizar el trámite ante el Ministerio de Educación. Según el Observatorio del PMV, el 97,5 por ciento de los migrantes con títulos educativos y profesionales no han podido convalidar en Colombia.

“Lo que está pasando no es una integración virtuosa. Es que los médicos se vuelven meseros y los científicos se van a coger café. No se les está dando el trato nacional para que puedan incorporarse y contribuir al desarrollo y al crecimiento de Colombia”, lamenta el director de la Cámara Colombo Venezolana, Germán Umaña.

Según el sondeo que adelantaron la FIP y el PMV con 118 empresarios, las mayores dificultades que identificaron a la hora de contratar a un migrante fueron la falta de documentación (51%), los trámites o requisitos engorrosos para contratar extranjeros (40%) y la escasez de información sobre contratación de migrantes (25%).

La paradoja con estas dificultades es que los venezolanos que han llegado a Colombia tienen incluso mejores niveles educativos que el promedio nacional. Según los datos de la GEIH, el 68,2 por ciento tienen un título de bachiller, el 11,5 por ciento son técnicos o tecnólogos, el 14,6 por ciento tienen un título universitario y el 1,5 por ciento cuentan con un posgrado. Estas capacidades adquiridas, junto a otros factores como su mayor bilingüismo o su experiencia en ciertas áreas productivas, podrían contribuir a mejorar la competitividad de las empresas y del país.

Pero ese no es el único beneficio de lograrse la integración. Su aporte a la diversidad dentro de las empresas y su participación en la economía como consumidores, ahorradores, trabajadores, contribuyentes y emprendedores podrían convertirlos en impulsores del crecimiento y el desarrollo de Colombia.

De hecho, diferentes investigadores de Fedesarrollo y el Banco de la República así lo han puesto en sus estudios prospectivos del crecimiento del Producto Interno Bruto. Y más recientemente el ministro de Hacienda, José Manuel Restrepo, reconoció que el crecimiento de la economía colombiana y de los ingresos fiscales en los próximos años se verá favorablemente impactado por los aportes de los migrantes.

Según los cálculos del Ministerio de Hacienda, los ingresos tributarios de la Nación aumentarán 2,9 por ciento del PIB entre 2021 y 2030 frente a un escenario sin migración, y solo este año los venezolanos contribuirán a que la economía del país crezca unos 0,3 puntos porcentuales más de lo estimado si no estuvieran.

Estas estadísticas dejan claro lo que es evidente para la mayoría de los expertos: pese a que atender a los venezolanos le costará al Estado unos cuantos billones de pesos los primeros años, el retorno si se integran productivamente será muchísimo mayor. Por eso, ningún esfuerzo en lograr esa inclusión laboral será en vano y por el contrario hoy es crucial redoblarlos.

Es necesario que el Gobierno nacional facilite su inserción laboral, pero también que los empresarios pongan más de su parte. Aunque el 81,4 por ciento de quienes respondieron el sondeo se mostraron de acuerdo con que el sector empresarial debe participar en el proceso de integración, apenas el 39,8 por ciento ha contratado a un venezolano en su empresa y buena parte de la explicación está en el desconocimiento de la legislación y los trámites para contratar extranjeros.

Un proceso de capacitación sobre estos mecanismos de contratación y una campaña que permita hacer match entre las necesidades de las empresas y las capacidades de los venezolanos pueden ser pasos en el camino correcto. También contribuiría que tanto el Estado como el sector privado reduzcan las barreras que les imponen a los venezolanos para demostrar sus habilidades. Solo así Colombia podrá transitar de una migración dependiente a una migración productiva que, valga decirlo, ayudará también a atacar la xenofobia que cada vez gana más terreno.

Este especial multimedia explora algunas de las historias de éxito de esa integración productiva entre colombianos y venezolanos; analiza con actores relevantes en la materia lo que ha ocurrido y debe ocurrir para capitalizar esta oportunidad; y presenta los resultados del estudio técnico adelantado por la FIP y el PMV. Juntos echamos pa’lante, porque #IntegradosSumamos.


Duplas ganadoras


La integración productiva exitosa no es la caridad de unos hacia otros, sino más bien un gana-gana de colombianos y venezolanos que aprovechan las capacidades y conocimientos de ambos. Es la historia de ciudadanos que crean empleos inclusivos para todos y, de esta manera, mejoran la competitividad y el valor agregado de sus productos y servicios.


Voces por la integración


Autoridades, gremios, sindicalistas y agencias internacionales analizan cómo va la integración laboral de la población migrante en Colombia y los caminos para aprovechar su potencial. Cuatro visiones que se complementan y hacen un llamado por la inclusión productiva de los venezolanos.