Universidades y colegios: así está la educación en Colombia
La reforma a la educación que se discute en el Congreso generó preguntas clave para el futuro de la educación en Colombia. El diagnóstico es claro y hay consenso en la necesidad de cerrar las brechas de género, reforzar el conocimiento en áreas de alta demanda laboral y mejorar el acceso a la educación pública.
La educación superior en Colombia está evolucionando para enfrentar los desafíos del mercado laboral adoptando enfoques innovadores y tecnológicos, y colaborando estrechamente con el sector empresarial para brindar una formación más alineada con las necesidades del país. Parte de esos objetivos se buscan en la actual reforma educativa que se discute en el Congreso de la República, que promete grandes transformaciones para el sector.
Gloria Bernal, directora del Laboratorio de Economía de la Educación (LEE), de la Universidad Javeriana, aseguró que, de cara a la nueva legislación, uno de los desafíos que enfrenta el sector es la formación de habilidades digitales avanzadas, no solo en la educación posmedia (incluyendo la técnica y tecnológica), sino desde la básica y media. “Es importante que desde el colegio los estudiantes cuenten con estas herramientas para enfrentarse a la educación superior y para estar mejor preparados ante la demanda de dichas competencias en el mercado laboral”, explicó.
Según un estudio del Consejo Privado de Competitividad y el Laboratorio de Economía de la Educación de la Universidad Javeriana, las habilidades digitales son las que más aumentaron su demanda después de la pandemia. No obstante, el 54 por ciento de las hojas de vida no las reportan en sus perfiles profesionales. “En el mismo estudio se encontró que hay un déficit de habilidades digitales entre las vacantes y los postulantes que puede alcanzar hasta un 45 por ciento para las habilidades más pedidas como java, programación, desarrollo web y manejo de software”, precisó Bernal.
Para Alejandro Arbeláez, vicerrector académico de la Universidad de Medellín, uno de los principales retos radica en la sintonización de la academia con las necesidades de la sociedad y el mundo actual. Esto implica la adaptación constante de los programas y metodologías para responder a las demandas cambiantes de la economía y la sociedad. “Además, es esencial que la academia esté fundamentada en capacidades tecnológicas. La combinación de lo mejor de las modalidades virtual y presencial, como la metodología HyFlex, puede ser un camino hacia la generación y transmisión eficiente del conocimiento. Esto permitirá a los estudiantes acceder a la educación de manera flexible, adaptándose a sus necesidades individuales y a las demandas del mundo digital”, afirmó.
Un concepto similar tiene Manuel Acevedo Jaramillo, rector de la Universidad CES, al señalar que la educación superior debe ser capaz de rediseñar y reenfocar los programas académicos para que sean mucho más innovadores y disruptivos, incorporando tecnologías emergentes tanto en el proceso de enseñanza como en la gestión de la vida académica. “Nos debemos repensar sobre todo por los problemas actuales y futuros de la sociedad. Tenemos una inmensa responsabilidad con la empleabilidad y muchas de las instituciones solamente conciben su labor hasta la graduación del estudiante. La empleabilidad es una corresponsabilidad institucional, de tal manera que el fruto de todo ese esfuerzo colectivo se traduzca en el bienestar social, que es la promesa de valor de la educación superior”, insistió.
¿Qué viene con la reforma?
El proyecto de reforma a la educación que presentó el Gobierno nacional es otra de las aristas que debe analizar la educación superior para saber qué le espera. Miller Antonio Pérez, decano de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad de San Buenaventura, sede Bogotá, sostuvo que dicha reforma tiene tres grandes líneas de acción para el sector: la implementación del marco nacional de cualificaciones, el cual consiste en un sistema que clasifica los conocimientos, destrezas y actitudes. La segunda, se orienta a establecer una oferta de programas técnicos profesionales en las universidades públicas y privadas como parte de la profesionalización y, tercero, puede esperarse una política que impulse la creación de programas de educación continua que dialoguen con el sector productivo.
“Estas políticas ya se vienen materializando con proyectos como Todos a la U de la Secretaría de Educación de Bogotá, pero con la reforma es posible que se dedique mucho más presupuesto para llevar a cabo este tipo de estrategias en todas las regiones del país”, explicó. En concepto de Alejandro Matta Herrera, vicerrector de Docencia de la Institución Universitaria Pascual Bravo, la intención de fortalecer el sistema de educación superior público es relevante porque ayudará a superar las brechas académicas que tiene el país. “La ley estatutaria busca reconocer la diversidad que tiene Colombia. Somos un país plurinacional. Es importante que estas reformas incluyan consenso, diálogo, y un equilibrio en las diferentes instituciones de educación superior”.
En ese sentido, el rector de la Universidad CES mencionó que la educación pública y privada deben ir a la par, sin detrimento una de la otra. Manuel Acevedo Jaramillo advirtió, por ejemplo, que el 72 por ciento de los estudiantes de posgrado en Colombia se inscribieron en instituciones privadas, casi el 47 por ciento de los doctores que tiene el país están trabajando en instituciones de educación superior no oficiales y en cuanto a las matrículas de pregrado el 54 por ciento corresponden a instituciones oficiales y el 46 por ciento a no oficiales. “Entonces, es fundamental que cualquier proceso de reforma o transformación del sistema fortalezca un modelo que desde su origen ha sido mixto y que hoy el país requiere así”, concluyó.