Especiales Semana

BOCAS DE FUEGO

Durante las últimas sémanas las fumarolas del Ruiz han puesto sobre el tapete el tema de los volcanes. SEMANA reproduce un documento de Earthscan sobre volcanes famosos y los más recientes descubrimientos...

4 de noviembre de 1985


Las erupciones volcánicas no representan desastres "graves", en términos del número global de personas muertas o aun afectadas. La erupción, en 1902, del Monte Pelée, en la Isla de Martinica, causó la muerte de unas 29 mil personas, es decir, la casi totalidad de la población de la ciudad de St Pierre. Dicha erupción produjo la muerte de un número mayor de personas que todos los otros volcanes del mundo durante el presente siglo.
Sin embargo, lo reducido de la destrucción causada por los volcanes se ve compensado, con creces, por lo imponente del espectáculo que ofrecen. Y causarán en el futuro, como ya ocurrió en el pasado, calamidades de importancia. La erupción del Santorini, en el Mar Egeo -hacia el año 1470 AC, aproximadamente- parece haber alterado el desarrollo de la civilización occidental, al destruir la cultura minoica de Creta. En 1669, la erupción del Etna, en Sicilia, causó la muerte de 20 mil personas. Cuando se produjo la erupción de la fisura de Laki, en Islandia, en 1783, fue tal la cantidad de cenizas caídas sobre los cultivos que gran parte de las 10 mil personas- un 20% de la población nacional- consideradas como víctimas de la erupción, murieron de inanición, junto con cientos de miles de cabezas de ganado. La erupción en 1815 del Temboro, Indonesia, y el tsunami que le siguió costaron la vida a 56 mil personas. La erupción del Krakatoa, a la altura de la costa occidental de Java, Indonesia, en 1883, y el tsunami que produjo, causaron la muerte de más de 36 mil personas.
"En este mundo nuestro superpoblado, existen por todas partes volcanes potencialmente peligrosos, con cientos de miles de personas asentadas en sus laderas", escribió Peter Francis. "Es incuestionable que seguirán produciéndose erupciones volcánicas en el futuro y que, a medida que aumenta la presión demográfica, será cada vez mayor el número de la población, que se verá afectado por las mismas".
Una de las formas más sencillas de hacer que no se produzcan muertes, como resultado de las erupciones, es evitar la proximidad a los volcanes. Sin embargo, la población tiende a congregarse alrededor de ellos, atraida por la riqueza de los suelos volcánicos, que poseen un elevado porcentaje de potasio. En los trópicos -especialmente en las zonas de bosques húmedos, en donde otros suelos son pobres- los volcanes proporcionan, quizá, las únicas tierras ricas de una nación. En Indonesia, los mapas sobre densidad demográfica coinciden exactamente con los mapas sobre actividad volcánica pasada y, a veces, presente. Dichos suelos pueden proporcionar hasta dos o tres cosechas anuales. Costa Rica y Guatemala han manifestado que su mejor café crece en las vertientes volcánicas. Los suelos volcánicos son los que su ministran la base de gran parte de la rica agricultura de Hawai.
Peter Francis pone de relieve la atracción de los volcanes, citando la historia del volcán Taal, situado en una isla del lago Taal, al sur de la ciudad de Manila, en las Filipinas. La montaña ha entrado en erupción de manera regular, si bien, durante gran parte de su historia, ha sido reducido el número de muertes ocurrido, ya que la población establecida cerca de la misma era limitada. Una erupción ocurrida en 1754 costó la vida a 12 personas. La población fue en aumento, a pesar de los avisos regularmente recibidos. En 1911, una erupción causó la muerte de casi el total de las 500 personas que vivían en la isla y 800 en la costa. Dado que los supervivientes no tenían ningún otro lugar en donde asentarse, volvieron a los alrededores del lago y aun a la misma isla. Otra violenta erupción acaecida en 1965, fue precedida por señales de aviso y una evacuación parcial, por lo que solamente murieron 190 personas. Pocos días después de dicha erupción, la población retornó a sus parcelas, para comenzar de nuevo -escribe Francis- "con la esperanza, sin duda, de que la próxima erupción no se produciría durante el resto de su existencia. Desgraciadamente, sin embargo, es muy posible que el Taal vuelva a entrar en actividad una vez más durante las vidas de algunos de ellos...".
La erupción del Vesubio, en el año 79 DC, enterró bajo sus cenizas las ciudades de Pompeya y Herculano, en la región occidental de Italia. Desde entonces, la montaña ha mostrado actividad en varias ocasiones (1631, 1794, 1906) pero sin violencia. No obstante, tal como apuntó Francis, la densidad demográfica actual alrededor de la montaña es muchas veces superior a la de la época romana y, consiguientemente, una erupción de importancia podría tener consecuencias mucho más catastróficas.
Los problemas se multiplican si se considera que gran parte de los volcanes peligrosos se encuentran en islas, con densidades de población relativamente elevadas alrededor de los mismos. Valga citar, entre dichas islas, grandes y pequeñas, Krakatoa, Java, Islandia, Hawai y Sicilia.
En el Caribe, existen volcanes en la casi totalidad de las islas de las Pequeñas Antillas. En algunas islas de escasa superficie, prácticamente el 100% de la población es vulnerable a una erupción: 12 mil personas en Nevis y unas 1.300, respectivamente, en las islas de Saba y San Eustaquio. Con sus 6 mil personas, aproximadamente, la población de St.Pierre, Martinica, es hoy día muy inferior a la existente con anterioridad a la erupción de 1902. Sin embargo, capitales tales como Basse Terre, en Guadalupe, Roseau, en Dominica, y Plymouth, en Montserrat, cuentan con poblaciones en aumento, ubicadas en los flancos de volcanes potencialmente peligrosos.

PREDICCION Y CONTENCION
Las erupciones volcánicas son espectaculares y muy complejas, siendo numerosas tanto sus formas como los tipos de materia que lanzan al aire.
A veces resulta posible contener o desviar los flujos de lava no demasiado grandes y que no han alcanzado los valles abiertos por erupciones anteriores, mediante la erección de barreras de tierra con explanadoras. Dichas barreras resultaron parcialmente satisfactorias en las erupciones ocurridas en 1955 y 1960 en el Kilauea, Hawai. El método de aplicación de agua a las corrientes de lava -utilizado por vez primera en Hawai- puede enfriar su frente, reducir su avance y aun detenerlo. Durante la erupción en 1973 de Helgafjell, en la Isla de Heimey, a la altura de las costas islandesas, el empleo de corrientes de agua a alta presión detuvo la lava, salvó edificios e impidió que la lava llenara la entrada del mayor puerto pesquero islandés.
Desde los primeros intentos llevados a cabo durante la erupción del Etna en 1669, el método de bombardeo o voladura de las corrientes de lava ha producido, casi siempre, resultados ambiguos. En el Etna se utilizaron las explosiones para dividir las corrientes de lava y se excavó un canal para reorientar la nueva corriente. Y, aunque se realizaron intentos similares, asimismo en el Etna, en 1983, los resultados siguen siendo polémicos. En 1935, bombarderos del Army Air Corps de los EE.UU. atacaron las corrientes de lava del volcán Maunda Loa, que se hallaban amenazando la ciudad de Hilo, en Hawai. La corriente de lava se detuvo completamente, pero sin que se sepa exactamente el por qué. Bombardeos similares realizados contra las corrientes de lava del Mauna Loa en 1942 parecieron tener escaso efecto y la corriente se detuvo naturalmente.
En las erupciones, las "nubes ardientes" y las corrientes de fango de movimiento rápido, resultan mucho más peligrosas que la misma lava. Fue precisamente una nube ardiente, la causa de la desolación acaecida en la ciudad de St Pierre. Fotografías tomadas después de la erupción muestran una colección de paredes bajas, que nos traen a la memoria parte de una ciudad vaporizada por el golpe directo de una bomba atómica.
El vulcanólogo norteamericano Frank Perret, describió dichas avalanchas como densas masas de lava fragmentaria caliente, altamente cargadas de gas, gas que emiten de manera constante. Estas nubes pueden desplazarse a velocidades de hasta 100 kmhora, ya que las partículas que las constituyen carecen casi por entero de fricción, debido a que se encuentran separadas de las partículas adyacentes por un cojín de aire comprimido. No se ha ideado todavía método alguno capaz de contener una nube ardiente.
Las corrientes de fangos son otro efecto incontenible de los volcanes. Se trata de un término equívoco, ya que la corriente que desciende de las montañas, a velocidades de avalancha, contiene materiales muy diversos, desde arenas finas a rocas enormes. Las corrientes de fangos no requieren, necesariamente, que se produzca una erupción, ya que las lluvias monzonicas son capaces de liberar lava y fragmentos de ceniza de las laderas de un volcán y causar un desastre. Las corrientes de fangos "calientes" ocurren cuando una erupción asciende por un lago crateriforme y lanza, montaña abajo, una mezcla de agua hirviente y de desechos, a velocidades similares a las de las nubes ardientes .
Este fenómeno es particularmente notorio en Indonesia, en donde las corrientes de fangos del volcán Kelut causaron la muerte de 5 mil personas en 1919. Posteriormente se llevó a cabo la excavación de una serie de túneles para avenar el lago existente en el centro del volcán. Y aunque la erupción del Kelut de 1951 no produjo corrientes de fangos, sirvió para destruir el sistema de avenamiento. La erupción de 1966 produjo corrientes de fangos, en las que perecieron varios cientos de personas, con lo que se decidió mejorar el sistema de avenamiento.

Si bien la caída de cenizas no puede impedirse, si que resulta posible reducir sus efectos al mínimo, adoptando la simple medida de construir tejados con vertientes agudas en las viviendas situadas en las inmediaciones de los volcanes. Peter Francis, vulcanólogo británico, apuntó que durante la erupción del Vesubio en 1906, los habitantes de San Giuseppe buscaron refugio en la iglesia local, en donde muchos de ellos perecieron al hundirse el techo bajo el peso de las cenizas. Si los aldeanos hubieran permanecido en sus hogares y quitado con palas las cenizas de sus propios tejados, podrían haber salvado sus vidas y protegido sus propiedades.
Existe un aire de optimismo entre los vulcanólogos sobre la posibilidad de que, en breve, sea posible predecir las erupciones midiendo el calor de las montañas mediante fotografías aéreas infrarrojas; midiendo los cambios en las propiedades magnéticas de las montañas a medida que se calientan las rocas de su interior; o detectando los cambios en la "inclinación" de la pendiente por medio de un "inclinómetro" (equipo constituido por una serie de tubos llenos de agua, ligeramente más complejo que un nivel de carpintero). Existen, asimismo, proyectos importantes para la colocación de sensores en muchos de los volcanes particularmente peligrosos, sea por su actividad o por la vulnerabilidad de la población. Los datos obtenidos serían recogidos regularmente por medio de satélites en órbita.

TIPOS DE VOLCANES
TIPO VULCANIANO
Erupciones muy violentas y explosivas, debido a que la lava no se puede liberar de gases y vapores, conos estratificados, es decir, alternancia de capas de lava y ceniza. Es frecuente la formación de dos o más cráteres al aparecer explosiones en varios puntos. Aun cuando presenta un tipo de lava muy viscosa, llega a formar apreciables corrientes. A este tipo pertenecen el Krakatoa, el Vesubio, el Etna, los volcanes de las islas Canarias y el Popocatépetl.
TIPO PELEANO
Erupciones violentas de lava viscosa que se solidifica casi al salir del cráter. Emanaciones gaseosas llegan a constituir nubes muy densas -repletas de ceniza- a una temperatura muy elevada, que se deslizan por las laderas del volcán a gran velocidad. Este tipo de volcanes recibieron su denominación a raíz de la erupción del Monte Pelado, en la isla de la Martinica, de las Antillas.
TIPO ISLANDICO
Fenómenos volcánicos en los que la lava emerge muy rápidamente por fisuras y grietas. La fluidez de la lava impide por tanto la formación de verdaderos conos volcánicos. Con frecuencia, el material emerge de varias grietas distintas. La denominación dada a este tipo de volcanes proviene de los fenómenos volcánicos típicos de Islandia.
TIPO HAWAIANO
Erupciones rápidas y silenciosas de lava fluida, sin la presencia de nubes ardientes. Conos extendidos de cráter amplio, a veces hasta de varios kilómetros de diámetro; se encuentran a menudo llenos hasta el borde de lava incandescente que se desborda en forma periódica. Estas formaciones volcánicas caracterizan el archipiélago de Hawai, en su mayor parte de origen volcánico.