Las nuevas reglas del ciclismo restringen la participación en las grandes pruebas a una élite de equipos de multimillonarios presupuestos en los cuales los colombianos solo tienen lugar como gregarios. Esto los lleva a agotar sus fuerzas en los primeros kilómetros de las subidas legendarias para moler a los rivales de sus capos, como es el caso de Rigoberto Urán y Sergio Henao en el Sky británico. Influyó también que durante varios años los pedalistas locales se radicaban en Europa y allí se preparaban, perdiendo la ventaja de entrenar en altura, algo que por suerte ha cambiado. Con todo, no se pueden ignorar éxitos recientes en este terreno como el triunfo de Nairo Quintana en la etapa reina del Dauphiné Liberé 2012.
Federico Arango, subeditor de opinión en El Tiempo.
91) ¿Por qué muchos hablan de legalizar la droga, pero nadie lo logra?
Si alguien se hubiera atrevido a predecir hace cuatro años que no solo distinguidos expresidentes latinoamericanos sino también tres presidentes en ejercicio apoyarían abiertamente la legalización y otras alternativas a las políticas prohibicionistas sobre drogas, nadie le habría creído. Por eso, es injusto criticar a mandatarios como Juan Manuel Santos en Colombia, Otto Pérez en Guatemala y José Mujica en Uruguay por fallar en la legalización. Actualmente, su principal reto es no ceder a la presión de Estados Unidos, aunque esa es una preocupación. El fracaso está, más bien, en que las mayorías en sus propios países no apoyan dichas reformas. Lo que estos tres presidentes están demostrando es algo que le hace mucha falta al mundo: coraje político.
Ethan Nadelmann, director ejecutivo de la Drug Policy Alliance, una organización estadounidense que promueve alternativas en políticas de drogas.
92) ¿Por qué le echamos sal al mango biche?
Al mango se le echa sal porque, desde hace milenios, en el espectro de los sabores que memoriza el cerebro y el paladar humano el contraste de lo ácido y lo salado están ampliamente aceptados. Esto acontece en las cocinas milenarias, en las contemporáneas, en las orientales y en todas las occidentales. Finalmente, permítaseme recordar que el verbo sazonar hoy es sinónimo de cocinar y literalmente significa ‘poner la sal’.
Julián Estrada Ochoa, antropólogo.
93) ¿Por qué siempre nos preguntan si ‘necesita la factura’, si es obligatorio entregarla?
La respuesta es muy sencilla: no expedir la factura –una acción fraudulenta– puede ser un negocio millonario para algunos comerciantes. Lo lógico es que se la expida sin que le pregunten a nadie si desea o no que se la impriman. Se trata de una prueba de que el comerciante está cumpliendo su obligación acerca del Impuesto al Valor Agregado (IVA). Quien paga el IVA es el comprador y si un establecimiento no expide la factura, puede manipular su contabilidad y no pagar ese impuesto. Así, se queda con un ingreso adicional que le pertenece al Estado, es decir a todos los colombianos.
Aldemar Moreno, editor de negocios de la revista Dinero.
94) ¿Por qué en el escudo nacional sigue apareciendo el istmo de Panamá?
Porque el adoptado en 1834 se mantiene invariable, a pesar de los intentos parlamentarios de actualizarlo. Los escudos están integrados por elementos simbólicos que identifican a los países y expresan sentimientos y valores; no son ni tratados visuales de historia política ni retratos de la realidad (los ingleses usan en el suyo un unicornio; un león, que es símbolo de valentía, aparece en los escudos belga, danés y sueco; y en el de Laos, aparece una autopista simbolizando el progreso). En el colombiano, la faja inferior, el istmo en azul y los dos mares plata surcados por dos navíos en negro representan la privilegiada situación geográfica del país con aguas en los dos mares, así lo señala una ley de 1984. Excluir el Pacifico por insertar la cartografía del archipiélago y el Caribe es excluyente con Malpelo y Gorgona. La cartografía, la bandera y el himno se complementan.
Luis Horacio López Domínguez, académico, secretario de la Academia Colombiana de Historia.
95) ¿Por qué, si tenemos tan buen café, no sabemos tomarlo?
Los baristas italianos dicen que un espresso no se puede preparar con un café de origen único, como el colombiano. Sin embargo, ya hay expertos que han probado lo contrario, incluso un británico se ganó un mundial de baristas con un café 100 por ciento colombiano. Creo que decir que no sabemos tomar café es falta de autoestima: no creemos en nuestros productos. Para mí no hay una sola forma de tomar café correctamente: hay mil maneras de hacerlo, solo que hay que alejarse de los prejuicios y beberlo como más nos guste. Además, me parece que Colombia tiene todo el potencial para tener los mejores baristas del mundo, quienes ya están aprendiendo a sacarle lo mejor a nuestro café. Incluso la cultura en el país también está cambiando y ahora el tinto se cobra, porque antes se regalaba en el almuerzo, y las tiendas de café le están dando el lugar que se merece.
Luis Fernando Vélez, experto en café, dueño de la marca Amor Perfecto.
96) ¿Por qué a los colombianos nos gusta creer la ingenua ficción de que somos una inmensa mayoría de buenos dominada por unos pocos malos y unos gobernantes deshonestos?
¿Será que nos creemos buenos? Éticamente, los colombianos somos esquizofrénicos: superestrictos con los demás y permisivos con nosotros mismos. Por ejemplo: reaccionamos agresivamente si alguien se vuela un pare, pero tres cuadras más adelante nos pasamos un semáforo en rojo. Hemos sido educados de manera autoritaria. Por eso no tenemos una relación madura con las normas y la autoridad. Somos, a la vez, represivos e indisciplinados. Desconfiamos de quienes nos gobiernan (los malos), y entre los gobernados, cuando no nos estamos oprimiendo unos a otros, nos cubrimos mutuamente (somos los chéveres, mala variante de los buenos) con el manto de la complicidad.
Carlos Vicente de Roux, concejal de Bogotá.
97) ¿Por cuál motivo la aristocracia bogotana ridiculiza, minimiza o estigmatiza las actuaciones positivas, exitosas o emprendedoras de las gentes de la provincia?
Yo creo que es una cuestión de miedo e incredulidad. Por un lado les atemoriza que en otras ciudades empiecen a existir cosas interesantes por hacer y que Bogotá eventualmente empiece a dejar de ser el centro de la vida en Colombia. Por otro lado, está la incredulidad respecto a la capacidad de las élites de provincia de surgir, ignorando, dicho sea de paso, que en nuestro país la sola idea de pertenecer a la aristocracia es ridícula e innecesaria.
Santiago Rivas, presentador de Puros Criollos.
98) ¿De dónde salió que somos la Atenas Suramericana?
Todo punto de origen y de construcción de un imaginario colectivo tiene algo de convencional y de arbitrario. La idea según la cual Bogotá es la Atenas Suramericana se atribuye al ensayista español Ramón Menéndez y Pelayo, quién en 1892 escribió: “La cultura literaria en Santa Fe de Bogotá, destinada a ser con el tiempo la Atenas de la América del Sur, es tan antigua como la conquista misma”. Esta afirmación fue recogida por algunos cronistas de la ciudad (Pedro María Ibáñez) y fortalecida por ciertos sectores de la élite intelectual que pretendían afianzar ese imaginario. Esta imagen erudita y letrada de la capital se empieza a divulgar desde finales del siglo XIX, pero desde ese momento sus limitaciones son profundas. Primero, se reduce a un sistema de jerarquización social entre el buen hablar, los buenos modales y el protocolo de urbanidad de la élite social, frente al llamado pueblo bajo y los provincianos. Segundo, la capital, ya desde esa época enfrenta profundas crisis que el imaginario de la Atenas permite evadir. Los historiadores muestran que, a finales del XIX, se presentó la peor crisis higiénica de la historia, acompañada por procesos de empobrecimiento y de exclusión. Tercero, el imaginario responde a un dispositivo cultural para evitar la democratización urbana.
Sergio de Zubiría Samper, profesor del Departamento de Filosofía, Universidad de los Andes.
99) ¿Por qué en un gran evento público siempre hay un colombiano que saca la bandera?
Es cierto: colombiano que se respete saca la bandera en todo acto público donde hay cámaras, especialmente si está en el exterior. Pienso que esta actitud es una forma de reafirmar su identidad a través de un símbolo patrio, de mandar un mensaje. Como si estuviera diciendo: “Aquí estoy representado a mi país, saludos a mi familia allá en Colombia”. También, por qué no: “Me siento orgulloso de ser colombiano”. Hay que decirlo: no existe rincón de la Tierra donde no haya un colombiano.
Carlos Duque, artista visual.
100) ¿Por qué nos ufanamos de ser la democracia más sólida del continente?
Pensando en términos de una democracia formal, esta expresión tiene dos explicaciones posibles. Primero, la ausencia de golpes militares a lo largo del siglo XX, frente al recurrente golpismo en los países latinoamericanos; en Colombia solamente tuvimos el golpe militar del general Gustavo Rojas Pinilla (1953-1957) que fue calificado por el jurista Darío Echandía como “un golpe de opinión”, que ayudó a superar el periodo de la violencia liberal-conservadora y la Junta Militar (1957-1958) y permitió la transición hacia los gobiernos civiles del Frente Nacional. Segundo, el país ha contado con una estabilidad expresada en que los mandatarios y las instituciones estatales cumplen los períodos establecidos; se trata de un activo importante de la democracia colombiana.
Alejo Vargas Velásquez, profesor titular de la Universidad Nacional.