Especiales Semana

DIA DE LA MADRE

4 de junio de 1984

PARTOS EN EL AGUA
Le ofrecen al bebé una bienvenida al mundo exterior menos traumática.
Se llama La Casa del Parto. En la fachada se leen varias placas con nombres de médicos, sicólogos y nutricionistas. Una mujer de unos 30 años abre la puerta, desde donde se observa un salón con ambiente tranquilo, iluminado por la luz que entra de un patio interior. El sol choca en una vidriera y cae sobre un tapete verdoso, por donde caminan mujeres con delantal verde-nevera, que miran con gesto amable y hablan muy bajo. Tres escritorios desarticulan el aspecto de sala de recibo, donde dos sofás, también verdes, están ocupados por una mujer embarazada y una mamá que tiene acostado su bebé dormido plácidamente. Al fondo un corredor conduce a una pequeña oficina, donde la mujer que abrió la puerta entra con la soltura que dan los espacios propios, se acomoda y empieza a hablar en tono pausado, con la vitalidad del convencimiento de lo que es un parto natural: "Es la experiencia más importante que he tenido en mi vida. Tengo dos hijos, el primero lo tuve en una clínica porque hace tres años no existían casas como ésta. Me atendió la doctora Mabel Vallejo, la misma que dirige esta casa y quien demuestra desde el punto de vista médico, cómo el parto es algo natural que salvo contadas excepciones requiere la intervención clínica. El segundo nació hace tres meses, lo tuve en el agua, acompañada de mi esposo y mi hijo mayor. Fue lo más hermoso que nos ha pasado a los tres".

¿COMO PODIA HACERSE DE OTRA MANERA?
Para explicar en qué consiste el parto natural, ellos empiezan por ubicar al bebé en la vida intrauterina, donde los nueve meses de gestación lo mantienen en un ambiente cálido, húmedo y tenue, del que se verá expulsado en el momento del nacimiento y obligado a enfrentar otras condiciones ambientales, en las que, separado de la madre, le pondrán a prueba su capacidad individual de asumir su propia existencia. "En nuestro medio los partos se atienden en clínicas, el médico decide todo: cuándo droga, cuándo cesárea, cuándo anestesia. Muchas mujeres ignoran por qué les hicieron cesárea o por qué utilizaron forceps. La madre es acostada en una camilla estrecha, a temperatura de sala de cirugía mientras el vientre materno se mantiene aproximadamente a 37 grados centígrados, da a luz entre lámparas potentes, médicos, enfermeras, monjas y otras mujeres en idénticas circunstancias. Cuando el bebé nace lo estiran después de haber estado nueve meses en posición fetal". Y pone el ejemplo de la persona que lleva mucho rato en la misma posición, que al cambiarla brúscamente le duele. Y continúa: "Luego le cortan el cordón umbilical que es por donde viene respirando. Obviamnte se asfixia y entonces le dan una palmada en la nalga para que llore y respire. Después de todo esto el bebé grita, pero de terror! A duras penas la madre lo mira -sí es que está despierta-, entre tanto una monja reclama la criatura y la conduce a una sala donde se encuentran otros recién nacidos que han corrido con similar suerte". Después de esta descripción que aunque dramática ha sido pausada y hasta tierna; ella analiza cómo el mundo contemporáneo llegó a enfrentar el parto de esta manera.

PIONEROS DEL PARTO NATURAL
Antes, las parteras no contaban con conocimientos científicos y el alto riesgo hizo evolucionar la medicina, pero se cayó en el otro extremo y se llegó a considerar el embarazo como una patología más. En vista de todo esto, en los años 50-60 y especialmente en Francia con el doctor Lamaze y en Estados Unidos con Read, se empiezan a ofrecer condiciones distintas para la madre en el momento del parto. La idea era buscar un parto sin dolor, sin embargo dice: "Parto sin dolor realmente no existe, pero lo que sí se puede conseguir es un parto sin sufrimiento, placentero, tranquilo, feliz. El dolor del parto para mí es distinto ha sido orgásmico es una experiencia que quisiera repetir por los menos otras veinte veces en mi vida. Lástima que no se pueda tener tantos hijos".
Lamaze y Read, enfocaron su trabajo con la madre en busca de una actitud diferente en el momento del alumbramiento, evitando el círculo envolvente de temor que produce tensión y tensión que provoca más dolor.
Más tarde llega Levoyer, quien dice, si la madre ya tiene una actitud frente al parto de tranquilidad, seguridad y conocimiento, ahora hay que pensar en el bebé que sigue siendo mal recibido. Este francés elabora estudios en busca de un parto sin violencia para el bebé y llega a proponer que las condiciones de la vida exterior donde se va a recibir al hijo se adecúen lo más semejante posible al vientre materno. Recomienda temperatura cálida, luz tenue, música suave y relajante, posición de la madre en el alumbramiento lo más acorde con la circunstancia, y cordón umbilical intacto hasta que el bebé haya respirado por su propia cuenta. Para que la separación madre-hijo sea lo menos traumática posible aconseja que la criatura vuelva al pecho de la mamá para tranquilizarlo y provocarle la succión, que por instinto da placer y de paso acelera la producción de alimento materno.
Motivados por esta concepción de] parto, la medicina rusa experimenta partos en el agua, que le ofrecen al bebé una llegada al mundo exterior dosificada. Además el agua sirve como analgésico a la madre, ayuda a dilatar porque relaja y se le evita al bebé la brusquedad del cambio de su vida prenatal resguardado en un vientre húmedo, al vacío seco de lo externo. La tendencia de volver al parto natural se viene dando en un vasto sector de la medicina occidental, sin embargo en nuestro medio sectores ortodoxos rechazan la idea. Médicos colombianos que han estudiado el parto natural y lo están aplicando, han soportado fuertes críticas y hasta vetos en algunas clínicas donde no permiten la presencia del padre en el parto y donde además exigen que se lleve a cabo dentro de la sala de cirugía.

PARTO EN LA CASA
De un momento a otro la mujer que viene hablando se para y sale.
Regresa al momento con un bebé de brazos: "Estaba llorando, es la horita de él" y mira al bebé, mientras se sienta y se levanta la camisa rosado lola. "No entiendo cómo hay mujeres que reniegan de la lactancia. Es lo más cómodo, ni siquiera hay que cargar teteros", y continúa contando cómo nació La Casa del Parto en Medellín.
Con lo complicado de asistir partos naturales en las clínicas, parejas, médicos y otros interesados en esta concepción de la maternidad, formaron una corporación que sin ánimo de lucro posibilitara el funcionamiento de una casa para atender partos, y donde las parejas asisten a conferencias audiovisuales sobre la preconcepción, el embarazo, el parto, el manejo del recién nacido; donde además las madres reciben gimnasia y consultas regulares. "Acá no solamente la madre tiene el hijo, es la pareja o la familia. Los partos generalmente son atendidos por el esposo y si quieren con la presencia de hermanitos si los hay. Para casos imprevistos se cuenta con todos los adelantos de la medicina, pero en realidad en un año que lleva funcionando esta casa, no ha ocurrido ninguna emergencia ya que los casos que exigen intervención clínica son detectados en consultas previas al parto". La madre elige la forma de parir: en el agua, sentada, en semicuclillas o parada; estas posiciones se adoptan en la etapa expulsiva, "todas son muy sencillas, en unas favorece la gravedad, o el agua, o la disposición de los músculos. Para el médico sí es más incómodo, pero la posición la elige la madre, no él como frecuentemente ocurre".
Afuera al sol lo ha reemplazado la lluvia. En la sala hay otras tres mamás que saludan en tono familiar a esa mujer delgada, joven, de camisa fosforescente que ahora sube unas escaleras que conducen al segundo piso. Allí abre dos puertas de habitaciones donde hay una silla, una tarima y una cunita. En otro cuarto hay una silla reclinable y en el último una bañera redonda y amarilla. Al verlos no tienen nada de especial, están deshabitados y son poco acogedores. "En estos cuartos es donde las madres dan a luz. Tratamos de que sean lo más parecidos a los cuartos de una casa cualquiera. En este salón se dictan las conferencias y esa puerta conduce a la terraza donde se hace la gimnasia".
Un corcho con fotografías de partos en familia pegadas con chinches, tropieza con quienes bajan las escaleras. Todo lo que ha dicho esta mujer queda comprobado con las caras de plenitud que registran las fotos, además a esta altura a cualquiera se le despierta la mamá que todos llevamos dentro.