El encanto del Darién
La zona que separa a Colombia y Panamá es una de las más diversas del planeta. Este es un lugar de convergencia de la fauna del Norte, Centro y Suramérica.
El Darién es otro mundo, como dan fe los pocos que se han adentrado en esos agrestes bosques húmedos tropicales. Y no es para menos, pues el 25 por ciento de las especies de plantas y animales que allí habitan son únicas, no se encuentran en otro lugar del planeta. A esa extraordinaria biodiversidad contribuye que la región, ubicada entre Chocó y Antioquia hasta Panamá, es quizá una de las de mayor pluviosidad del mundo. Además, es un punto de paso y convergencia de la fauna de Norte, Centro y Suramérica.
Los estudios de Parques Nacionales Naturales de Colombia hablan de por lo menos 550 especies de vertebrados, 412 aves registradas y 60 clases de anfibios. Esta última cifra, según John Douglas Lynch, profesor asociado del Instituto de Ciencias de la Universidad Nacional, contrasta con la de Europa, donde se reportan 40.
De las montañas y serranías bajan complejas redes hidrográficas que abastecen el caudaloso río Atrato, que aparte de embellecer y darle misticismo al lugar, alberga 113 especies de peces. "Este es un centro de riqueza biológica particular en el mundo. Posee la capacidad de absorber e integrar el agua al ecosistema, si se tiene en cuenta que al año caen más de 10.000 milímetros de agua", dice Brigitte Baptiste, subdirectora del Instituto Alexander von Humboldt, al señalar que la zona también presta un servicio estratégico: actúa como barrera y evita el paso de enfermedades de Colombia a Panamá y viceversa.
En el Darién está el Parque Nacional Natural Los Katíos. A lo largo y ancho de sus 72.000 hectáreas acoge a jaguares, pumas, venados, ratones silvestres (especie única de la zona), trigrillos pequeños, manos (cerdos salvajes), dantas, zorros, perros de monte y marimondas.
"Los árboles, que se caracterizan por troncos altos y maderas finas, dan refugio a primates como el tití, el mono araña y los monos aulladores, y a sinnúmero de aves, como las guacamayas y el águila arpía, entre otras", describe Óscar Hernando Herrera, administrador del Parque Los Katíos.
La variedad de tonos de verde y los colores de las flores testimonian las 700 especies botánicas reportadas en 116 familias. La vegetación herbácea y flotante se extiende hasta pantanos y ciénagas, pero en medio de estas florestas que traspasan la frontera sobresalen, imponentes, la pangana (palma resistente a las inundaciones), la jacaranda, la palma mil pesos y el cativo, hoy en peligro de extinción.
Por dichos tesoros, en 1994 la Unesco declaró al Parque Los Katíos Patrimonio Mundial Natural, pero el reconocimiento no ha blindado la zona de enemigos como los terratenientes, que quieren apropiarse de las tierras, los grupos armados al margen de la ley, los cultivos ilícitos, la tala indiscriminada, la ganadería y algunos cultivos de palma de aceite y banano.
Los expertos dicen que cualquier cambio en el entorno conduciría a perder especies sin igual. Por ello levantan su voz de protesta contra el proyecto de construcción de una carretera que atravesaría el Darién.
La Autopista de las Américas comprende 706 kilómetros entre Paraguachón, en la frontera con Venezuela, y Palo de Letras, en los límites con Panamá. El tramo que más ha despertado críticas es el de 34 kilómetros que pasaría por el Tapón del Darién.
Para los ambientalistas, la integración con Centroamérica (objetivo con el que fue estructurada la obra) no justifica la catástrofe ambiental que causaría el proyecto, y por eso el gobierno panameño se ha negado a abrir el área para darle continuidad a la vía y conectarla con la Panamericana.