Entre lágrimas, la historia de una adopción ilegal
Con lágrimas cayendo por sus mejillas, con silencios continuos y respiros profundos, Claudia recuerda la experiencia traumática, los golpes y abusos que vivió a raíz de su adopción, o, mejor dicho, robo.
El caso de Claudia Vidal es muy particular, a diferencia de muchos casos de adopción donde los padres abandonan a sus hijos, en este caso ella, y su hermano, fueron robados. “En 2019 me di cuenta que yo no fui dada en adopción, yo fui robada de mi madre, y luego fui llevada a un orfanato. Un abogado, amigo de mi padre, que era un político, aprovechó que mi padre murió para llevarnos a mí y a mi hermano a su casa y luego al orfanato”, afirmó.
Cuando aún estaba presente el dolor de la partida de su esposo, la madre de Claudia acudió al amigo más cercano de su marido, el abogado. Un día, mientras la señora iba por un supuesto trabajo que él le consiguió, aprovechó y robó a los menores. “Mi madre fue a buscarlo pero él ya no vivía allí. Ella nunca supo a donde ir, ni la policía la ayudó. Entró en pánico”, mencionó la colombiana.
Claudia nació en Bogotá, Colombia, pero vivió toda su vida en Holanda tras ser adoptada por extranjeros. Ella fue entregada a sus padres adoptivos en 1974, cuando tenía 4 años de edad, aunque los papeles entregados le sumarán dos años más. Recuerda que desde que se subió al avión sabía que no le deparaba un buen futuro. Mientras viajaba, le comentaba a todos que ella tenía familia en Colombia, pero nadie la escuchó, así que cuando vio a sus padres adoptivos, no dejaba de llorar y patalear.
Pasaron los años y cada vez era peor la situación que vivía con sus nuevos padres. “Fue una relación llena de abusos, abusos sexuales, entonces no fue una vida muy buena. Llevo 25 años sin hablar con ellos. Yo bloquee esa parte de mi pasado, porque fue traumático”, afirmó. Cuando se acercó a la adolescencia empezó la búsqueda de su mamá biológica, y, apenas tuvo la edad, se fue de la casa.
Por todos los medios buscó el nombre de su madre por más de 30 años. “Pienso que Colombia y Holanda son iguales de responsables”, mencionó la colombiana. Acusa a la Notaría, la Registraduría, incluso a la policía de no hacer nada y dejar pasar casos como el de ella. También los acusa de crear su certificado de adopción sin los nombres de sus padres y una fecha errónea de su nacimiento. Con respecto al ICBF, menciona que “no ayuda a las madres que pierden a sus hijos”.
En 2018, gracias a una organización de adopción logró obtener el nombre de su madre. “Una chica que trabaja en una organización tardó tres semanas en hallar el nombre de mi madre. Apenas me mostró una foto, supe inmediatamente que ella era mi madre biológica”, contó Claudia.
Entre lágrimas, la colombiana cuenta los segundos, minutos y días para volver a reunirse con su madre, “justo ahora estoy esperando a que el coronavirus se vaya para poder ir a visitarla. Lo más duro para mí fue no crecer con mi propia familia. Pero no se puede devolver el tiempo, y desde que encontré a mi madre he intentado estar en contacto con ella. Perdí muchos años e intento entablar una buena relación”, afirmó la colombiana.
La búsqueda por parte de su mamá también era ardua, publicó por redes, investigó por años, y vivió con el sentimiento de culpa por lo que le pasó a sus hijos. En 2018, Claudia logró ubicar a su hermano, al año siguiente, a su madre, y muy pronto piensa conocer a sus hermanastros. “Solo quiero recuperar el tiempo perdido”, dijo la colombiana.