ENVIGADO: EL MONACO COLOMBIANO
Sólo un municipio tiene 100 puntos en "calidad de vida". ¿Cómo es este paraíso?
La legendaria fama de Envigado de ser el pueblo más prolífico del país, con sus familias multitudinarias y sus aguas fertilizantes en las que se bañaban mujeres de embarazos esquivos, ha dado paso a la realidad concreta de ser el municipio colombiano con mejor calidad de vida. Esta distinción se la otorgó el Instituto Ser de Investigaciones al darle un puntaje de ciento por ciento al tradicional municipio antioqueño. Esto significa que esta pequeña ciudad de 54 kilómetros cuadrados y 95 mil habitantes es hoy por hoy el Mónaco colombiano.
¿Cuál es el origen de este milagro? En primer lugar la circunstancia de que el legendario espíritu empresarial antioqueño de hace 40 y 50 años tuvo su asentamiento principal en esta parte del Valle del Aburrá, estableciendo allí empresas de la categoría de Peldar, Rosellón-Coltejer, Furesa, Sofasa, Grulla y otras más, que trajeron oferta de empleo y, por ahí derecho, plata para el municipio. Así, sin deber un peso y sin tener que tocar puertas de las agencias del Estado, Envigado tiene un presupuesto anual de 2.200 millones de pesos, que se recogen, fundamentalmente, de los impuestos que pagan las industrias y los dos mil establecimientos públicos que funcionan allí.
Pero la gracia para lograr el actual nivel de vida, no está sólo en esos ingresos millonarios, sino en su distribución. Actualmente, el municipio invierte sólo el 30 por ciento del presupuesto en gastos de funcionamiento (burocracia, como quien dice) y el restante 70 por ciento lo destina a inversión pública, desde escuelas hasta camas de hospital, pasando por semáforos, arborización, pavimento y cosas así.
"Si encuentran un hueco en las calles, les doy un premio". Con esta frase-desafío, uno de los funcionarios de la Alcaldía de Envigado introdujo a SEMANA a una excursión por los cincuenta barrios, los cinco conglomerados deportivos, el matadero donde se sacrifican dos mil reses por semana, las escuelas y colegios donde estudian 30 mil jóvenes (tres mil de ellos becados por el municipio), la cárcel donde 180 presos se alimentan con comida balanceada, las oficinas del tránsito donde se maneja un sistema de semáforos que costó 150 millones de pesos, los parques infantiles, los museos, la Casa de la Cultura, el Cine Club que organiza con éxito una bienal de cine, los incontables lugares donde se toca guitarra y se bebe aguardiente. Ni un hueco, en efecto. "Es que no hay ni uno. El pavimento empieza a ponerse malo cuando se llega a los límites de Medellín. Porque lo único malo que tiene Envigado es Medellín", remata, risueño, el funcionario.
Más escasas que las ciudades sin huecos o que los presupuestos que no se derrochan en pagos burocráticos, son las administraciones con continuidad. Y esto también lo tiene Envigado, para ayudar a la posición que ocupa en el escalafón de la calidad de vida. Desde 1972 hasta ahora, el abogado Jorge Mesa ha ocupado durante ocho años la Alcaldía del municipio. Esto, según dirigentes envigadeños consultados por SEMANA, ha permitido que los planes de desarrollo sean coherentes y se haga una administración profesional. Para el alcalde el asunto se define en pocas palabras: "Hay que administrar el asunto como si se tratara de una empresa privada. Con esa filosofía hemos podido derrotar la pobreza absoluta".
Y con esa filosofía y buscando derrotar "su" pobreza absoluta, surgió una "empresa privada" subterránea que le puso su sello a este municipio. Por las calles de Envigado transitan carros que sólo pueden verse, quizás, en esas capitales mundiales del automóvil como Turín o Stuttgart. Son visibles también los negocios alimentados por los montones de dinero que manejan los narcos. Son muchas, muchas, las personas que cargan colgandejos de oro, esa "bocelería" que parece una marca de clase y que parece revelar la procedencia de la plata. Son ostensibles las casas que, a manera de fortalezas, están puestas en las lomas orientales del municipio, y son legendarios los criaderos de caballos de paso y las fiestas ruidosas y luminosas cuando se produce un golpe importante de quienes tienen vínculos con el tráfico.
Pero todo eso, en la vida de todos los días, forma parte del decorado. "Ni le quita ni le pone", dijo un envigadeño, pero para otro preguntado por SEMANA, la presencia de la mafia "ayuda a la tranquilidad ". Y se explica: "Mirá, como ellos viven aquí, pues no quieren vivir en un pueblo intranquilo. Entonces hacen todo lo posible para que no ocurra nada". Aunque para otras personas el asunto de la mafia envigadeña no es tan cierto "porque es gente que tiene tierras aquí, pero en su mayoría vive en otra parte", todos los ciudadanos interrogados por esta revista se enorgullecían al recordar que la población registra un bajo nivel de criminalidad de tres muertos-mes.
Sin embargo, el problema de la droga existe. "Igual que en todo el país", en palabras del alcalde. La mayor parte de los presos lo están por participar en el expendio de droga. "Tenemos medidas preventivas y represivas y en eso no cedemos un centímetro", define un concejal que, cambiando de tema, se ufana de la paz política que reina en el municipio de mayorías liberales, donde "la situación económica y social es tan óptima que aquí no ha tenido cabida la Unión Patriótica, que no tiene representación en el Concejo".
Pero volviendo al cuento de las lacras, la más negra de todas es la de las basuras. "Es el único lunar que tiene Envigado", dice el alcalde. Y en esta apreciación está de acuerdo el gobernador de Antioquia, Fernando Panesso Serna, quien saca pecho de orgullo al conocer que cinco municipios de ese departamento están entre los 16 primeros de mejor calidad de vida en el país. "Otra muestra de todo lo bueno que tiene Antioquia", dice. Sobre el problema de las basuras (que actualmente se botan sin misericordia al río Medellín) se está caminando hacia una solución integral de los municipios del sur del Valle del Aburrá, con la construcción de un relleno sanitario.
Y para ello habrá plata, porque Envigado tiene sus recursos propios y, además, su capacidad de crédito no ha sido estrenada. En cambio lo que está estrenando ahora es el orgullo de ser considerado el primer municipio colombiano en calidad de vida. Lo cual no es nada raro para estos envigadeños enraizados que siguen madrugando a trabajar, por las tardes empinan el codo para beber "guaro" y mantienen durante tódos los días una admiración que raya en la idolatría por Fernando González, el filósofo que se encargó de darle vuelo universal al pueblo y del que ahora, además de sus libros, queda como herencia su finca de "Otra Parte" convertida en museo.