FABIO, EL OPTIMISTA
El eterno crítico de los gobiernos por una vez ve las cosas bien
Antes de cumplir 20 años Fabio Echeverri Correa se había ganado tal fama de busca-pleitos que un juez de Medellín tuvo que multarle la mano. Por cada puño que le diera a alguna persona debía pagar 50 pesos. Ahora, un cuarto de siglo más tarde, a algunos les gustaría que pudieran multarle la lengua, pues muchas de las cosas que ha dicho en sus casi 14 años como presidente de la ANDI, le han dolido más a sus blancos que a las víctimas de sus puños cuando era joven. Echeverri habla claro y duro. No carga agua en la boca para decir lo que opina. Eso le ha valido aplausos y pitos, pero nunca indiferencia. Sus planteamientos casi siempre son noticia y generalmente son una crítica audaz contra algo o alguien. Cuatro presidentes, desde López Michelsen, han tenido que vérselas con él y sus peleas no han sido solamente con jefes de Estado. También ha arremetido contra la mafia, la guerrilla, la prensa y muchos otros.
En los últimos días el presidente de la ANDI ha vuelto a ser noticia. La sorpresa es que a diferencia de la mayoría de las ocasiones anteriores, esta vez, en lugar de decir que las cosas van mal, está diciendo que van bien.
Como la función de los gremios tradicionalmente ha sido la de llorar, que el presidente del gremio más importante del país esté aplaudiendo llama la atención. Al respecto aclara "es que como hasta este gobierno no existía la oposición parlamentaria, los únicos que formulábamos críticas éramos los gremios, de ahí que el desacuerdo fue equiparado con la oposición". Para Echeverri ese monopolio de la crítica es parte del pasado y a diferencia de la mayoría de los voceros del establecimiento apoya el esquema gobierno-oposición implantado por la administración Barco. "Antes, todos como el ganado, comían de la misma canoa. Eso no es bueno. A mí me gusta que haya oposición. Que un partido esté en el gobierno y que otro lo fiscalice", dice. Considera que en los países donde hay oposición institucional, los gremios pueden cumplir más su función de orientadores, que es la que les corresponde, y no la de simples opositores como venía sucediendo en Colombia. "Un dirigente gremial honesto tiene la obligación de formular críticas cuando cree que las cosas están mal hechas y de reconocerlas y apoyarlas cuando cree que están bien", sostiene.
Para el dirigente gremial muchas cosas están bien hechas en la actualidad: "El gobierno es serio y responsable. Su política económica es básicamente buena". Lo que más le ha gustado hasta ahora es la reforma tributaria, que en su opinión es responsable en gran parte del surgimiento económico que él observa. Aunque se autodefine de centro izquierda y se ofende cuando lo llaman de derecha tiene fe en las reglas del capitalismo.
"A la gente hay que dejarla trabajar y hay que dejarla hacer plata, eso crea empleo. Los colombianos creen en el país y en el sistema. No quieren que los saquen y no se van a dejar sacar", afirma.
¿Quién los puede sacar? "Los violentos", es su respuesta, aclarando inmediatamente que "las violencias, tanto de derecha como de izquierda, son el nubarrón más negro que tiene Colombia para un despegue económico importante y sostenido, que podría solucionar gran parte de los problemas de la población". Y como prueba del potencial productivo del país, Echeverri señala que aun con el espectro de la violencia que se vive en la actualidad, se está trayendo la plata, se está invirtiendo, se está generando empleo y se están asumiendo riesgos.
Las cifras que presenta para respaldar estas afirmaciones, por lo menos desde el ángulo empresarial, son convincentes. Por segundo año consecutivo espera un crecimiento del Producto Interno Bruto del orden del 5%. Esto se refleja según él, no sólo en las ventas, en los inventarios y en las utilidades, sino también en la disminución del desempleo. En los últimos 12 meses, éste ha bajado del 15 al 12.1% en las cuatro principales ciudades y la ocupación en el sector manufacturero ha aumentado en cerca de un 4%. "Todo el mundo está invirtiendo en ensanches y renovación de equipos", señala e indica que la ANDI realizó una encuesta sobre proyectos industriales y el 92 por ciento de las empresas respondieron que tenían en estudio planes para alguna clase de expansión. El monto de éstos es superior a los dos mil millones de dólares, es decir, 500 mil millones de pesos. La mayoría de estas iniciativas entrarán en actividad en los próximos 3 años, y, de no frustrarse por una escalada de violencia, para Echeverri, Colombia está en las puertas de un gran salto hacia adelante. En una frase que sin duda alguna nunca se ha oído en un presidente de un gremio económico, Fabio Echeverri afirma: "En crecimiento industrial, nuestras encuestas nos dan resultados superiores a los que el gobierno está divulgando ".
Pero la bonanza no está limitada a la industria. Probablemente la más impresionante de las cifras de la "nueva Colombia" de Echeverri es el 48% en el aumento de la construcción, medida en cantidad de metros aprobados durante el primer semestre de este año frente al año pasado. Esto significará que las 12 principales ciudades de Colombia superarán la barrera de los 8 millones de metros cuadrados construidos.
Como el presidente de la ANDI cree en la rentabilidad, registra con satisfacción que las utilidades netas crecieron en un 136% entre el primer semestre de este año frente al pasado. "Yo creo que en los últimos 30 años no le había ido tan bien a la empresa privada", afirma sin la menor verguenza.
Semejante paraíso no se había atrevido a presentarlo ni siquiera Barco. Para explicarlo, Echeverri Correa vuelve una y otra vez sobre conceptos que combina la sabiduría antioqueña con la de Adam Smith. "Este gobierno entendió que la gente quiere trabajar y la está dejando". Aunque no lo dice explícitamente, de su conversación se infiere que el que no la estaba dejando trabajar era Belisario Betancur. "Es que soltó a los locos", manifiesta en forma enigmática y luego explica: "Yo tengo un amigo loquero que me dice que lo que hizo Belisario fue igual a lo que pasó una vez en el manicomio de Medellín. Alguien se inventó una teoría de que había que quitarle las camisas de fuerza a los locos peligrosos. Que la camisa de fuerza estaba pasada de moda, que los manicomios tenían que ser de puertas abiertas y cosas de esas. Les quitaron las camisas y lo primero que hicieron fue incendiar un colegio de niños que estaba al frente". Con esta alegoría, descarta de un tajo el presidente de la ANDI el proceso de paz del gobierno anterior, dejando en claro que le pareció "muy costoso" el experimento.
Como lo cortés no quita lo valiente, agrega "que sus críticas son estrictamente a la gestión de gobierno y que Betancur es y ha sido su amigo personal y que es un hombre muy bien intencionado.
Este mundo en blanco y negro lleva otra vez a preguntarle a Echeverri si no se considera de derecha. "De derecha no. Lo que pasa es que yo soy anticomunista y aquí se confunden las dos cosas. A mí no me gusta el comunismo y no me da ninguna pena decirlo".
Su anticomunismo se traduce en lo que muchos consideran una línea dura en materia de orden público. "El país va a tener que solucionar su problema de orden público para poder salir adelante. Estamos en guerra. Esa es una verdad como la de que el sol sale por las mañanas y las guerras sólo se acaban cuando alguien las gana o alguien las pierde. Colombia y Afganistán son los únicos países del mundo que tienen dos ejércitos. Eso es insostenible. Hay que arreglarlo, a las buenas o a las malas, pero hay que arreglarlo".
La violencia no es el único lunar sin embargo, que le ve al país. Le preocupan también las dimensiones que ha alcanzado el narcotráfico la concentración del ingreso y el nivel de los costos financieros, que en su opinión obstaculizan el desarrollo. Pero en balance, para él, es mucho más lo bueno que lo malo y le critica a los periodistas del país la manía de darle prioridad a lo segundo. "Lo bueno ya no es noticia en Colombia. Pero a pesar de los problemas, que son grandes, yo creo que este es un momento histórico para ser optimistas. Las estadísticas no mienten, las cosas están funcionando y los colombianos están trabajando, que para mí es lo más importante. Esto va bien. Ojalá no nos lo tiremos".-
CONCEPTOS DE FABIO
Virgilio Barco: El gobierno es bueno y el Presidente serio. El problema es que uno no puede hablar con él. Tiene una guardia pretoriana que lo cuida demasiado, sin darse cuenta de que lo que le están haciendo es daño.
Carlos Lleras: El colombiano que más admiro. Lo visito con frecuencia, yo le cuento cosas y él me cuenta cosas. Es el hombre más inteligente y preparado que tiene el país. Y además de eso, tiene el don del consejo.
Misael Pastrana: Es un político hecho a dedo. Lo pusieron a dedo en cada uno de los puestos y luego en la Presidencia, y se quedó con la maña de hacerlo todo a dedo. Y como es producto de la era de las coaliciones, no tiene la menor idea de cómo se hace oposición.
Alfonso López: Es ingenioso, mamagallista, perverso, pero un poco ingrato. Todo lo que uno le proponía se lo contradecía con tono de regaño. Pero la verdad es que si lo que uno le decía era inteligente, lo aceptaba y lo ponía en práctica.
Julio César Turbay: Recibía y oía todo, y uno quedaba feliz. Pero ya tenía decidido lo que iba a hacer.
William Jaramillo: Es estudios competente, capaz y honesto. El problema es que tiene delirio de persecución. No en lo que se refiere a seguridad personal, que es válido, sino en cuanto a su estado anímico esas pendejadas como los chismes etc. Cree que todo el mundo quiere hacerle daño...
Bernardo Guerra: Un animal político. Inclusive un hombre superdotado para esta actividad. Lo malo es que esa es su única dimensión: la política. Y la vida tiene otras dimensiones, hay que interrelacionarlas.
Guillermo Perry: Uno de los mejores valores que tiene este país. Probablemente el hombre que más sabe del problema energético. Un muchacho sano, estudioso, inteligente, que le está prestando un gran servicio al país. A la gente así hay que apoyarla, en vez de joderla.
José Manuel Arias: Un hombre con pantalones, corajudo, honesto, buen ministro. Le están cayendo encima por una pendejada que es la venta del cupo. Yo creo que a este país le irá mejor si los periodistas y la oposición, en lugar de preocuparse por investigar quién vendió un cupo de un Rolls-Royce, se pusieran a investigar a quienes compran los Rolls-Royce.