Falcao: el hombre de los 60 millones de euros
Radamel Falcao García acaricia la cumbre del fútbol mundial. ¿Qué tan lejos llegará?
Ni siquiera en los años noventa, tiempos en que Faustino Asprilla ganó dos copas de la UEFA con el Parma de Italia, Colombia había vivido una fiebre tan grande como la que ha provocado Radamel Falcao García en el Atlético de Madrid. Ni siquiera “el Boca de los colombianos” de finales de los noventa y comienzos de la década anterior provocó tanta euforia por un jugador.
Al fin y al cabo, Falcao no solo es el “colombiano que triunfa en el exterior” (como lo han hecho varios otros destacados futbolistas, entre ellos Iván Ramiro Córdoba en el Inter de Milán y Mario Alberto Yepes en el AC Milan), sino que, al igual que Faustino Asprilla en sus años de mayor esplendor en Italia e Inglaterra, es el héroe encargado de marcar los goles definitivos, con los que se escribe la historia. Además, tras su apoteosis con el Atlético de Madrid, han corrido rumores acerca del interés de equipos como Real Madrid, Chelsea y Manchester City, entre otros, que estarían dispuestos a pagar cifras que oscilan entre los 60 y los 80 millones de euros por su pase.
Así ocurrió el pasado miércoles 9 de mayo en el Estadio Nacional de Bucarest, Rumania, donde Atlético de Madrid y Athletic de Bilbao jugaron la final de la Europa League. Dos golazos de antología (dignos de la galería de cualquiera de las grandes superestrellas del momento, como Lionel Messi o Cristiano Ronaldo) decidieron la suerte del Athletic de Bilbao, que no logró reponerse del golpe que le había asestado Falcao en dos jugadas de lujo. Como el mismo delantero manifestó más tarde, ni siquiera en el más dulce de sus sueños hubiera imaginado una final así. Y Falcao celebró con la bandera de Colombia y con él, todo un país eufórico.
No es para menos. En un país que en los últimos diez años se ha resignado a las pobres actuaciones de la Selección Colombia y a sacarles punta a los éxitos efímeros de algunos de sus jugadores en el exterior, encontrarse con un bicampeón de una competición europea de clubes y que además es el goleador histórico del torneo no es asunto de todos los días. A la alegría de los hinchas que vieron el partido en sus casas, oficinas y restaurantes se sumó el presidente Juan Manuel Santos, que felicitó al futbolista por las redes sociales: “Falcao una vez más orgullo de Colombia en el exterior. Su actuación deja muy en alto el nombre de nuestro país”.
Los periódicos no se quedaron atrás. Así titularon algunos de ellos: ‘Falcao, el rey de copas en Europa’ (El Tiempo), ‘Europa a sus pies’ (El Espectador) y ‘Falcao no tuvo piedad del Athletic’ (El Heraldo). La fiebre Falcao no es fruto del tropicalismo local. La prensa extranjera, en particular la española, tampoco ahorró elogios. Los diarios deportivos especializados lo mencionan en los titulares. ‘Falcao y el Atlético se ganan otra Europa League’ (Marca); el mismo diario, en un aparte, también tituló ‘Histórico Falcao’, una clara referencia al hecho de que García, por segunda vez consecutiva, fue el máximo goleador de la Europa League, algo nunca antes visto. ‘Dos izquierdazos del insuperable Falcao, jugador del partido y de la competición, mandaron a la lona al Athletic’ (As). ‘El tigre, un delantero perfecto’ (El País de Madrid); ‘El Atlético, campeón por ‘FalKO’ de la Europa League’ (Sport); Ole, de Argentina, tituló: ‘Más Tigre que nunca’ y comentó: “Falcao estableció el récord en la Liga de Europa que ganó en 2010-11 con el Porto, al festejar 17 tantos. Al pasar al Atlético de Madrid, el Tigre colombiano no se quedó conforme y volvió a ser el goleador de la segunda competencia en importancia a nivel de clubes europeos. Con los 12 que convirtió, tiene un total de 29, al superar por tres a Messi. Si bien hay diferencias de jerarquía de torneos, Falcao sumó en su escala más goles que Messi. Impresionante”.
Pero no solamente lo elogian los medios de comunicación. Eduardo Lara, orientador del América de Cali y extécnico de la selección colombiana, que dirigió a Falcao en selecciones juveniles, sostiene que García puede jugar en cualquier equipo del mundo. “Todos lo quieren, es un goleador, es un hombre que te hace ganar títulos, que te hace ganar partidos, torneos”. Por su parte, Carlos Valderrama ha manifestado que Falcao será el mejor colombiano de todos los tiempos en Europa. Hasta el momento, el único que ha logrado resultados similares es Asprilla. Pero, señala Valderrama, Falcao aún tiene por delante muchos años jugando en el primer nivel mundial. “Él tiene las condiciones y puede superar fácilmente todo lo que hicimos el resto de jugadores que fuimos a Europa”
Falcao pertenece a una estirpe más bien rara en Colombia, la de los deportistas exitosos a los que no se les suben los humos a la cabeza. Ha sabido afrontar sus éxitos con gran humildad y mantener un perfil más bien bajo. Nada de escándalos ni polémicas. Lleva una vida privada tranquila y apacible. Su tono de voz, suave y pausado, no le hace honor a su apodo: el Tigre. Lo que ocurre es que, una vez dentro de la cancha, el cordero manso, amable con los periodistas, que casi siempre sonríe, se transforma en una implacable máquina de hacer goles. Garra, determinación y fuerza complementan su variado repertorio técnico. Hábil con el balón, le pega bien con ambas piernas y además es un eximio cabeceador. Nació en Santa Marta en 1986. Su nombre de pila combina el de su padre, quien había sido un futbolista recio y de sacrificio, y el apellido de Carlos Roberto Falcao, volante de gran talento que jugó con la muy recordada selección de Brasil que se destacó en los mundiales de 1982 y 1986. Esta mezcla de nombres resultó premonitoria ya que heredó la capacidad de sacrificio, el bajo perfil y el temple de su padre, y nació dotado con el despliegue técnico del gran volante de creación brasileño. Se crió en Venezuela, donde jugaba su padre (de milagro no fue beisbolista, el deporte que practicó de niño), y se formó como futbolista en las categorías infantiles.
Al cumplir 11 años de edad, los cazadores de talentos del Ajax de Ámsterdam lo sugirieron para que se formara en el club holandés, especialista en forjar grandes figuras desde que son niños. Sin embargo, su familia consideró que era muy joven aún para separarse de sus padres. Se vinculó al equipo Lanceros Fair Play (hoy conocido como Patriotas, de Tunja) y el 28 de agosto de 1999, cuando apenas tenía 13 años, debutó ante el Deportivo Pereira. Entrenó un año con Millonarios, equipo que no se percató de su talento, y de pronto se perdió la pista de la joven promesa. Poco después se supo que Falcao se había ido a Buenos Aires y que se había vinculado a las divisiones menores de River Plate, donde hizo el tránsito desde la octava hasta la tercera división. Fueron años de sacrificio y de soledad, en los que Falcao mostró que había heredado el temple y la determinación de su padre.
En 2005 debutó en el primer equipo de River, ante Instituto de Córdoba. Al comienzo parecía estar negado para el gol, hasta que el 2 de octubre anotó ante Independiente de Avellaneda. A partir de ese momento despegó su fama como goleador y representó a Colombia en el Mundial Juvenil de aquel año, en el que la selección apenas logró llegar a octavos de final. En ese torneo anotó dos goles en tres partidos. Una lesión de los ligamentos de una rodilla lo alejó de las canchas casi todo 2006 y regresó a las canchas al comenzar el nuevo año, en los torneos del verano austral que se celebran antes de que arranque el campeonato oficial. Le marcó un gol a Boca, el eterno rival de River.
Daniel Passarella, el técnico de River en esa temporada, lo había denominado “el nuevo Marco van Basten”. Una comparación bastante elogiosa si se tiene en cuenta que el holandés es considerado como uno de los más grandes delanteros de la historia del fútbol mundial. Falcao se coronó campeón con River en el Torneo Clausura de 2008. Su director técnico era Diego Pablo Simeone, actual orientador del Atlético de Madrid, que acaba de coronarse campeón de la Europa League. Ese mismo año se casó con la cantante argentina Lorelei Tarón. Apenas tenía 22 años y ella 20.
En la temporada 2009-2010, en la que cambió la camiseta del equipo de la banda por la azul y blanco del Porto, de Portugal, se adaptó de inmediato y comenzó a marcar goles de corrido. Aquel año anotó 36, con un promedio de 0,86 goles por partido. En la siguiente temporada ganó con su equipo la liga y la Copa de Portugal, así como la Supercopa y la Europa League, en la que marcó el gol del triunfo ante el Sporting Braga, también de Portugal.
En las dos temporadas que vistió la camiseta del Porto anotó 72 goles en 84 partidos. Varios clubes de Europa pujaron por su pase y al final la puja la ganó el Atlético de Madrid, que pagó 40 millones de euros por su pase. El comienzo no fue muy auspicioso por culpa del mal funcionamiento colectivo del equipo. Sin embargo, al llegar Diego Pablo Simeone a la dirección técnica, el equipo mejoró de manera notable su nivel y Falcao García volvió a brillar. Cuando falta una fecha para que termine la Liga, ha marcado 23 goles, y solo lo superan Messi, con 50, y Ronaldo, con 45. En la Europa League anotó 12 tantos. Con el Atlético de Madrid ha marcado 35 goles. En su carrera, tanto en clubes como con seleccionados colombianos, ha anotado 164 goles en 291 partidos.
La pregunta que se hacen los aficionados es si Falcao podrá refrendar sus éxitos en un equipo de Europa con la camiseta de la Selección Colombia. El fantasma de Messi (el mejor del mundo con el Barcelona y uno más con la camiseta de Argentina) ronda a los aficionados. El equipo que ahora dirige Néstor Pekerman necesita urgentemente sumar puntos de visitante ante Ecuador y Perú cuando enfrente a esas selecciones en junio próximo. Los aficionados cuentan con los goles de Falcao García para que Colombia recupere los puntos perdidos de local ante Venezuela y Argentina el año pasado. Y, como suele suceder en un deporte de conjunto, la capacidad goleadora de Falcao García está supeditada al juego que logren desarrollar sus compañeros, y esa todavía es una gran incógnita.
Lo que sí queda claro es que el deporte colombiano, cuando trabaja con orden y lo hace sin estridencias, obtiene resultados que, como es el caso de Falcao, se han visto en el largo plazo. Un proceso que comenzó en las divisiones menores de River Plate cuando despuntaba el siglo hoy rinde sus frutos. Un caso similar sucede con los deportistas olímpicos de Colombia. Al cierre de esta edición, 102 atletas de diversas disciplinas habían logrado un cupo a los Olímpicos de Londres. Un programa a largo plazo para preparar los atletas de excelencia le ha permitido a Colombia convertirse en los últimos años en una potencia panamericana, como se comprobó en los juegos celebrados en Guadalajara el año anterior, en los que la delegación nacional obtuvo 24 medallas de oro, diez más que cuatro años antes, en Río de Janeiro. Colombia había logrado su mejor actuación con 14 oros: 14 más que en los juegos de 2003, celebrados en Santo Domingo. Ahora Colombia participa en las Olimpiadas con deportistas preparados para la alta competición y que se clasifican en muchas ocasiones entre los ocho mejores del mundo.
Y aunque las comparaciones son odiosas, el fútbol colombiano se mueve en el sentido contrario. Improvisación, polémicas, escándalos, cambios de técnicos en la mitad de los procesos. Por ese motivo, es necesario poner los pies sobre la tierra. Una cosa es Falcao García, el individuo, el deportista de élite que triunfa en equipos de Europa, y otra muy distinta el panorama que ofrece el fútbol profesional colombiano y la Selección Nacional de fútbol.
Si Falcao no encuentra un equipo solidario y con un planteamiento de juego serio y eficaz, poco podrá hacer para llenar de goles los arcos rivales. Solo resta esperar que el ejemplo que da Falcao dentro y fuera de las canchas contagie a sus compañeros, al cuerpo técnico y a los dirigentes, para que los días de gloria que él le ha dado al país con camisetas de equipos europeos también pueda otorgarla con el uniforme de la Selección Colombia.