María Teresa Uribe
Investigadora que hizo parte de las mesas de concertación cuando el M-19 dejó las armas y que además participó como interlocura en negociaciones con las milicias populares en Medelllín.
Su primer nacimiento fue en Pereira en la época de la Violencia. En su infancia temprana, en la década del 50, escuchó varias veces a los heridos que llegaban a la puerta de su casa buscando a su padre, un médico liberal. "Mi padre era un liberal íntegro, con tendencias socialistas, que luchaba por los derechos y libertades sociales. No era del liberalismo elitista". En ese tiempo, a la ciudad llegaban desplazados a causa del conflicto y María Teresa lo ayudaba a ocuparse de ellos. Después de graduarse de la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín ingresó a la docencia en la Universidad de Antioquia. Este fue el segundo nacimiento de María Teresa Uribe, "el carácter público y el ambiente libre de la universidad pública fue muy estimulante". Además allí Carlos Gaviria, a quien considera su maestro, la llevó a participar de un nuevo organismo de esta entidad académica, el Instituto de Estudios Políticos. "El encuentro con el conflicto en mi etapa temprana fue mi motivación subjetiva que todavía me sigue preguntando cosas". Esos cuestionamientos se acrecentaron en su labor pedagógica; María Teresa Uribe asegura que no se puede hacer docencia dando la espalda a la realidad. En sus indagaciones ha descubierto el valor del contexto historiográfico para entender los sucesos contemporáneos. Por su confianza en la interdisciplinariedad ha incursionado, con mucha seriedad, en campos en los que no ha recibido formación académica. "Nadie sabe muy bien qué soy, y para nada eso me molesta. Me presentan como socióloga, historiadora o politóloga".La política -con todos los lineamientos que tiene esta práctica en Colombia- ha sido el centro de las búsquedas y hallazgos de María Teresa Uribe. Desde 1991 viene realizando su labor investigativa en el Instituto de Estudios Políticos, desde allí ha trazado un primer mapa conceptual y cognitivo de acciones políticas y bélicas. Sus reflexiones sobre las guerras, la violencia y procesos culturales han permitido dar sentido a crisis históricas y contemporáneas del país.Por los inconvenientes que ha tenido en su labor dice que "es muy difícil hacer ciencia política en un país en guerra", pero nunca se ha alejado de la realidad. La Universidad de Antioquia la ha comisionado para participar en importantes procesos nacionales: mesas de concertación cuando el M-19 había dejado las armas, interlocutora de un grupo que negociaba con milicias populares de Medellín, y reuniones preparatorias de la Asamblea Nacional Constituyente. A pesar de sus acercamientos a sucesos específicos, no la tienta la posibilidad de practicar la política. "Creo que cambiarse de la academia a la práctica es una tentación fáustica, es como quemarse las alas en el infierno".A lo que se aferra firmemente es a las ciencias políticas. Aunque teóricamente está jubilada, María Teresa sigue investigando y dando clases en el Instituto de Estudios Políticos. Su proyecto actual es un análisis de las guerras colombianas del siglo XIX.*Periodista
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