Especiales Semana

OLGA PIEDRAHITA

"La ropa es para ponérsela no para colgarla como un cuadro"

8 de septiembre de 1997

La vocación hacia el arte de Olga Piedrahita fue notoria desde muy temprana edad por su afición por el ballet. Esta se consolidó cuando inició sus estudios de bellas artes en la Nicholls State University de Lousiana, Estados Unidos. Al terminar su universidad en l982 regresó a Colombia y montó, junto con su hermana Eulalia, el taller Barroco en Medellín. La práctica de ensambles dramáticos de telas inesperadas mezcladas con tintura marcó un estilo que impactó tanto en Colombia que el reconocimiento a este nuevo arte llevó a Olga Piedrahita a montar un taller en Bogotá. Esta diseñadora nunca ha estado lejos del arte del diseño. Cuando no está creando su tiempo lo dedica a la docencia. Lo hace orientando la tesis de grado de los estudiantes de la Universidad Jorge Tadeo Lozano. Como buena paisa ha sido siempre una mujer aventurera, curiosa, que no le teme a los cambios. Ella es consciente de que no se puede separar la vida sicológica del artista de su obra. Por ello sus experiencias personales marcaron un gran cambio en su creación, pues la llevaron a darse cuenta de que el vacío es tan importante como lo lleno y a alejarse de lo dramático y excesivo del estilo barroco. Fue así como llegó, sin darse cuenta, a un minimalismo, es decir, a asumir el reto de lo vacío y limpio técnicamente tan exigente como lo colmado. A diferencia de las otras artes, como la pintura y la escultura, para ella el diseño de modas es un arte utilitarista relacionado directamente con el mundo real. "La ropa es para ponérsela no para colgarla". Al mismo tiempo resalta que uno de los procesos más interesantes en su vida como diseñadora fue el de conciliar el mundo lúdico con la realidad. Una de las consecuencias de este proceso fue el empezar a trabajar para cuerpos reales y no sólo para modelos. En su taller, ubicado en la zona rosa de Bogotá, Olga Piedrahita ha logrado impactar al público con cada una de sus colecciones de estilo neorromántico con la exigencia de acabados de alta costura y la utilización de materiales como los chifones, crepés, tules y organzas que envuelven con sutileza el cuerpo femenino. La combinación armónica de estos elementos la han llevado a crear los trajes de novia y coctel más cotizados del país debido a su impecable estilo vanguardista, el cual ha logrado imponer en la moda colombiana.