Museos

A pesar de sus obras maestras, en los museos de Berlín escasean los visitantes

Los museos de Berlín, conocidos por su espectacular arquitectura y los tesoros que protegen, tienen muchas menos visitas que los de Londres, París y Nueva York. Para muchos, el problema es una concepción arcaica de la museología que estos tiempos de pandemia resaltan aún más.

Yannick Pasquet
22 de julio de 2020
Altes Museum Berlin. Foto: John Macdougall / AFP

A dos pasos de la bulliciosa Potsdamer Platz, la Gemäldegalerie parece sumida en un profundo letargo.

No hay fila en las cajas y en las salas de exposiciones apenas hay gente. Algunas incluso están desiertas, a pesar de que el edificio alberga una importantísima colección de pintura, con obras maestras de Caravaggio, Rembrandt y Vermeer. 

La falta de visitantes es un problema para muchos otros museos de Berlín, y se ha visto acentuado por la pandemia del COVID-19, que dejó a la capital alemana prácticamente vacía de turistas desde hace casi cuatro meses.

Para el especialista en cultura del diario alemán Süddeutsche Zeitung, Jörg Häntzschel, el fenómeno está vinculado a "una cultura de la exclusividad, a la falta de transparencia y a la arrogancia institucional" que encarnan los museos berlineses.

Un informe encargado por el ejecutivo de Angela Merkel dio la voz de alarma no hace mucho y denunció como institución arcaica y elitista a la Fundación del Patrimonio Prusiano (SPK), que gestiona los 19 museos de la capital alemana, una de las ciudades más visitadas del mundo. 

Fundación del Patrimonio Prusiano

Es una de las  instituciones culturales más importantes del mundo, con 15 colecciones y 4,7 millones de piezas.

Tiene unos 2.000 empleados y un presupuesto de 335 millones de euros para este año. Es el organismo que más trabajo da en el sector cultura alemán.

Además de la Gemämdegalerie, también gestiona el Museo Pérgamo, con joyas de la antigüedad como la Puerta de Ishtar; la Neue Nationalgalerie y su edificio diseñado por Mies van der Rohe, y el reconocido museo de arte contemporáneo Hamburger Bahnhof.

Su tesoro más famoso, conservado en el Neues Museum, es el busto de Nefertiti, considerado la segunda representación más célebre de un rostro femenino, después de la Gioconda.

Pero hasta ahí las comparaciones con el Louvre, pues en términos de visitantes, los museos berlineses están muy lejos de rivalizar con los de la institución parisina.

El año pasado atrajeron 4,2 millones de visitantes en su conjunto, mientras que 9,6 millones de personas acudieron al Louvre para contemplar la Venus de Milo y la Balsa de la Medusa.

Los expertos del consejo científico, encargado de asesorar al gobierno en materia cultural, son unánimes: las instituciones berlinesas "podrían quedarse al margen a nivel internacional", según Marina Münkler, quien dirigió el informe entregado a la ministra de Cultura, Monika Grütters. 

Algunos expertos incluso piden que se desmantele la Fundación del Patrimonio Prusiano, considerada "disfuncional". El informe critica duramente a la Fundación y a sus "concepciones, en parte desfasadas, del trabajo museístico".

Sin internet

También se criticó el pobre desarrollo de las actividades digitales, mientras que los grandes museos de todo el mundo apuestan por las visitas virtuales, especialmente importantes en estos tiempos de pandemia.

"Muchos museos internacionales tienen millones de seguidores en las redes sociales (...) Se pueden crear aplicaciones sobre exposiciones. Pero en Berlín, esto no es posible porque en muchos museos ni siquiera hay wifi", lamentó Marina Münkler en el Tagesspiegel.

Más prudente, la ministra de Cultura, Monika Grütters, consideró que las propuestas del informe eran "un primer y muy importante paso para garantizar el futuro de la Fundación" y prometió reformas en los próximos tres a cinco años.

Alemania ha hecho importantes inversiones en los últimos años, como las obras de la Galería James-Simon. Se realizó una majestuosa entrada diseñada por la estrella de la arquitectura David Chipperfield que da acceso a la Isla de los Museos, inscrita en el Patrimonio Mundial de la Unesco. 

El coste de las obras fue de 134 millones de euros.

Después de más de cinco años de trabajos, la Neue Nationalgalerie, en cuyas paredes cuelgan verdaderas joyas del expresionismo, debería abrir al público el próximo año.

Y justo al lado abrirá, dentro de seis años, un nuevo museo dedicado a los artistas del siglo XX, y cuyo costo, evaluado en 450 millones de euros, ya fue revisado al alza.