Hay Festival

Salsa, letras y un concierto

El Hay Cartagena llegó a su fin y acabó como empezó: con música. Si en la apertura el protagonista fue Juan Luis Guerra, en el cierre fueron dos: el salsero Cesar Miguel Rondón y el champetero Charles King.

Christopher Tibble
1 de febrero de 2015
Imagen cortesía de Hay Festival

La décima edición del festival literario más importante del país acabó con un concierto de Charles King y Los Inteligentes. El toque, que se realizó en el teatro Adolfo Mejía, acompañó una charla entre el mismo King, los músicos Louis Towers y Viviano Torres, el productor Juan Daniel Correa Salazar y el periodista Mauricio Silva Guzmán. Pero el plato fuerte de la noche vino una hora antes: la charla entre el periodista venezolano Cesar Miguel Rondón y Mario Jursich.

La conversación entre los dos melómanos giró en torno a El libro de la salsa: crónica de la música del Caribe urbano, publicado por el caraqueño en 1979. En los más recientes años, el libró pasó de ser una especie de biblia secreta de los salseros a una obra fundamental y ampliamente conocida sobre ese género. Durante la charla, Rondón mencionó algunas anécdotas de los protagonistas de su crónica y habló de como concibió el libro, que el año pasado fue reeditado en Colombia.

“Desde muy joven estuve vinculado a la salsa. Yo era de la clase media venezolana, parte de una generación marcada por el rock y bandas como The Beatles. De pelao un tío me llevó a un local por la Plaza de Caracas. Estaba sonando Eddie Palmieri. De repente, recuerdo que sonó Azucar y cuando oí por primera vez la nota grave del trombón, me golpeó: había todo un mundo que no conocía”, recordó el periodista.

Luego, hacia 1972 y mientras estudiaba filosofía en la universidad, Rondón empezó a trabajar en la Radio Nacional Venezolana, donde creó un programa intelectual de salsa, en el que mezclaba música con citas de escritores como Guillermo Cabrera Infante. Gracias al éxito de su programa, poco a poco se vinculó con los maestros del género. Y a finales de la década, mientras vivía en Nueva York, recibió la llamada que le cambiaría la vida.

“Yo había llegado a Nueva York como periodista y de repente me llaman para decirme que una gente quería que yo hiciera un libro sobre la salsa. Me adelantaron 5.000 dólares así que me compré una máquina eléctrica, portátil y rupestre, me puse a llamar gente y a escribir. Yo tenía unos 23 años”,  dijo. Como en ese entonces la salsa no era tan popular, al final le costó trabajo publicarlo: “Me tocó un editor argentino que me dijo: “tenés que publicar ese libro en diciembre para que le vaya bien, porque eso es música de malandros, y los malandros no saben leer”.

En la charla Rondón también habló de los orígenes de la salsa en Nueva York y como hizo parte de un revolución cultural que estaba en el ambiente. “Jackie Robinson le había abierto las puertas a que los afroamericanos pudieran jugar música. Había figuras como Malcom X y movimientos como las panteras negras. Y la salsa en parte viene de ahí, de los barrios marginales de una sociedad que estaba cambiando”.

El escritor caraqueño también hizo referencia a varios episodios que compartió con figuras como Rubén Blades y Héctor Lavoe. Sobre este último dijo: “Él fue el gran sonero. Quizá pueda decir que mi favorito es otro, pero el mejor era Héctor. A diferencia de muchos salseros, que llegaron a la salsa de otros lugares, Lavoe fue salsa desde el primer momento. Pero él también fue un personaje muy trágico. Él siempre llegaba tarde a todo en parte por el caos y por el exceso. Y curiosamente llegó tarde a la muerte, pues durante su funeral el carro que lo llevaba se extravió y nos tocó a todos esperarlo en el cementerio”. 

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